El gimnasio: ese templo del saber
Pero a ver: ¿Era o no era? Y si era, ¿Qué más da?

Información previa necesaria para leer este post: Profil es un semanario austriaco político, prestigioso equivalente a Época en España. Información sesuda y eso. Tendencia progresista.
7 de Noviembre.- El gimnasio supone para mí una singular experiencia cultural. Mientras uno pedalea o hace pesas, lee las revistas con tiempo para saborear cosas que fueron novedad hace quince días o un mes. Una cosa como cuando ibas al dentista en España y, si tenías una mínima curiosidad arqueológica, podías encontrar en el fondo del revistero aquel Semana de cuando murió Paquirri (“Doctor, usted corte por donde quiera”) o el Garbo en el que Julio Iglesias se hacía lenguas de lo enamorado que estaba de su nueva novia: una filipina con cara de pan que atendía por el exótico nombre de Isabel Preysler.
Ayer, mientras sudaba, hojeé el Profil de la semana pasada en el que, aparte de hablarse del fallecimiento de Zilk, también venía un suelto que podría haberse titulado Excusatio non Petita (y lo que sigue).
Los redactores de Profil, con los mismos remilgos que una beata sorprendida en pleno retozo con el sacristán del pueblo, exponían las razones que habían tenido a lo largo de los años para no publicar ninguno de los insistentes rumores sobre la supuesta bisexualidad del difunto Jörg Haider. Rumores que, por otra parte, corrían libremente por los mentideros vieneses porque el difunto fue, en vida, de todo menos cuidadoso.
El recuento de las fuentes rechazadas era exhaustivo y variopinto. Desde un parroquiano de un conocido bar de ambiente, que decía haberse topado con Haider muchas veces en la interesada penumbra del local, hasta un profesional del sexo que aseguraba haber tenido con el político (entonces ascendente) más que un intercambio de impresiones.
La respuesta de los redactores de Profil a los indignados lectores que hubieran querido poner fuego en Haider do más pecado había, es todo un ejemplo de Real Politik y de ceguera voluntaria que mis ojos apenas pudieron creer.
Por supuesto, el argumento primordial era que en los países civilizados (y Austria, a diferencia de España, lo es en este aspecto) no se pueden publicar así como así informaciones que se refieran a la vida privada de las personas.
Tampoco, decían los plumillas, era cosa de destrozar un matrimonio que, en apariencia, era armónico y feliz (este argumento es conmovedor, no me digáis que no, sobre todo viniendo de un periodista). Terminaban su defensa diciendo que, de todas maneras, “ellos no eran ese tipo de revista”.
La parte central del suelto se dedicaba a desmontar algunos tópicos relacionados con el muerto.
Por ejemplo: “A pesar de que, en sus tiempos gloriosos, disparaba contra cualquier objeto móvil (inmigrantes, gentes de otras razas, izquierdistas, und so weiter) jamás dijo nada sobre los gays "–con sonrisa esquinada, los abonados a este tópico añadían: “ya se sabe: perro no come perro”-.
Para rebatirlo, los plumillas citaban el momento en el que Haider calificó a un grupo de sus oponentes como “Schwuchtel Partei” (en román paladino: Partido de Maricones) o cuando instó a los diputados del BZÖ a que abogaran sin tregua por el modelo de la Sagrada Familia del Pajarito, y denostaran públicamente, con toda la artillería a su alcance aquellas formas de convivencia que a Haider (y ahora, a Strache) le parecían incompatibles con las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia y el modo de vida occidental.
Por último, se acudía en el artículo a la voz de prestigiosos psiquiatras los cuales, usando medias palabras y cogiéndose el apéndice miccionador con papel de fumar- glosaban el ambiente de homosexualidad sublimada que impregna estas cohortes de defensores de la Europa aria e incluso se citaba a doña Elfriede (Jelinek), ese ejemplo de burbujeante buen humor, quien, en declaraciones suministradas a un medio fuera de Austria, se había atrevido a mezclar en la misma frase las palabras “fascista” y “homosexual” refiriéndose a Haider y a sus burschen, a los que acusaba de imitar a los guerreros de la legión tebana, cuya camaradería dentro y fuera del cuartel penetró en la leyenda milenios atrás.
Al cerrar la revista yo pensé que el artículo era una muestra de cinismo, porque la excusa de la autodenfensa no era más que una estratagema para poder poner en la portada una foto del muerto cabizbajo y un titular con el fin descarado de elevar las ventas, todo de un gusto y una ética tan dudosa como si, en vez del recatado reclamo que quedó al final, hubieran escrito en grandes letras rojas: Confirmado: Haider era igualito que los palomos minusválidos.
NOTA: Un molesto resfriado me manda a la cama, y me impide contestar los comentarios al post de ayer con la extensión que se merecen. Ruego a mis cariñosos lectores un poco de paciencia. Mañana, si la aspirina C hace su efecto, me sentaré y contestaré como ellos se merecen. Mientras tanto, aquí dejo esto.

6 comentarios:

Anónimo dijo...
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Alberto dijo...

Toda la entrada y los artículos que en ella citas tienen el tufillo de la hipocresía occidental (aunque no exclusivamente) sobre la homosexualidad, tan "amablemente aceptada" en la sociedades que vivimos.
Lo cierto es que este señor, ademas de ser un fascista empedernido era un hipocrita y eso lamentablemente se puede ver en muchos partidos de diferente color.
Lo ya imparable es la manera de hacer dinero que tiene todo el mundo, incluídos revistas o periódicos "serios" que venden la carnaza que alimenta toda esa hipocresía social. Que te mejores del catarro. Un saludo

amelche dijo...

O sea, que en vida ni mú y después... ancha es Castilla.

Cuídate. Hazte sopitas e infusiones con miel. Tu madre ya estará a punto de mandarte el frenadol... :-) Estando en Irlanda le dije a la mía que estaba un poco resfriada y, sin decirme nada, se fue a la farmacia, compró frenadol, lo metió en un sobre y me lo mandó. ¡Ay, estas madres!

Anónimo dijo...

Perdón, quería haber posteado normalmente pero salió otra cosa (puedes borrar ese post). Uff, creo que ya está todo dicho sobre el tal Haider. A propósito, este tipo de encubierta homosexualidad era ya conocida durante el tiempo que duró el tercer Reich entre las juventudes hitlerianas. Algo parecido a lo ue menciona la Jelinek. Un saludo y que tengas una pronta recuperación, don Paco.

Anónimo dijo...

Los que siempre demostraron un generoso cinismo e hipocresía sobre Austria y Jörg Haider fueron los países europeos; algo que no me sorprende por otro lado: los débiles y corruptos políticos de Europa no desean que alguien sea sincero y descubra el timo piramidal del que se lucran. Las ideas que Haider defendía en los años 90— necesidad de frenar la inmigración— son las que ahora, previa discusión, aplica la UE. Curioso, muy curioso. Sé que mi opinión puede generar discrepancias, pero considero que Haider era un político inteligente, dotado de un gran talento y con las ideas necesarias para afrontar los problemas de Europa; aunque él, al igual que yo, era un euroesceptico convencido. Sin embargo, su escepticismo no era respecto a la unión de países, sino a la forma en la que los gobernantes del engendro europeo lo gestionan: de espaldas a los ciudadanos y con ánimo evidente de restarles poder de decisión; es decir: los que pagan y mantienen la pamema deben callar para no desmontar el tinglado de la nueva aristocracia. Esas opiniones le valieron a Haider muchas críticas por parte del resto de países; pero… ¿dijeron lo mismo cuando Werner Fayman (SPÖ) manifestaba hace algunos meses juicios semejantes?: todos callaron como putas. El «inconveniente» de Haider era que podía romper la trama de poder que tanto ÖVP como SPÖ utilizan para mangonear a su antojo; aunque esto también lo extiendo al resto de Europa, con otros políticos y partidos claro está. Acusar a Haider de neonazi, fascista o racista es demostrar una ignorancia, o desinformación, de muchos quilates, ya que sólo se limitó— más tarde pidió disculpas por ello— a ensalzar la política de empleo aplicada durante el III Reich; es decir: la aplicación de una economía expansiva basada en la obra pública y la reindustrialización (no incluyo el rearme alemán, fue posterior). Sin embargo, las terminales mediáticas de los dueños del chiringuito, incluso ellos mismos, se pusieron en funcionamiento para denigrar y sacar de contexto algo que en cualquier libro de historia puede leerse. Hago un inciso, Paco: Si deseas pasar un buen rato, infórmate sobre qué ocultó el asunto de Kurt Waldheim: ¡navajas de siete muelles en la tranquila Viena! Dicho affaire fue una vergüenza, ¡una más!, para todos los políticos europeos; sin excepción.
De igual manera, las acusaciones de xenofobia hacia Jörg Haider son una demostración más de desinformación, ya que la economía de Carintia— predomina el sector primario— inició una mejora gracias al impulso de empresas vinculadas al sector eléctrico y elaboración de repuestos para la industria automovilística. Dicha industria se nutre, en un gran porcentaje, de mano de obra proveniente de Eslovenia y Croacia., y bajo el gobierno de Haider se promovieron todo tipo de ayudas para impulsar a las mencionadas actividades y la subsiguiente creación de puestos de trabajo. Ahora bien, es cierto que Haider, o el Gobierno de Carintia, promulgó una ley— basada exclusivamente en criterios estéticos y arquitectónicos— para que no se construyeran mezquitas. ¿No ocurre algo parecido en España? Es cierto que se utilizan todo tipo de subterfugios, pero el resultado es el mismo. Los ejemplos que demuestran la hipocresía de los políticos hacia figuras como Haider son muchos y variados, sin embargo no me extenderé más.
La cobardía que demuestran los políticos europeos para enfrentarse a los retos de Europa es la responsable de la radicalización del pensamiento ciudadano. La etapa del «buenismo» y lo «políticamente correcto» nos aboca al efecto contrario. ¿De dónde provino una gran parte del aumento de votos del FPÖ?: de los 190.000 nuevos electores que se incorporaron al censo electoral al rebajar la edad del voto y de los socialdemócratas descontentos. Los jóvenes saben que deberán luchar por el territorio profesional con inmigrantes cuya presencia ejerce una contención salarial, cuando no un detrimento de las condiciones laborales. Mientras los políticos no entiendan que deben escuchar los mensajes de los ciudadanos, todo se complicará más. El mensaje de las elecciones austriacas fue muy claro: la coalición entre ÖVP y SPÖ no nos interesa. ¿Cuál es la alternativa de los políticos?: Más de lo mismo. Si consideran que la ausencia de Haider les beneficiará en los futuros comicios, se equivocan. Sea como sea, Paco, no es nada nuevo; ya sabes: la eterna lucha entre lo abstracto y lo concreto.
Respecto a la homosexualidad de Haider…no es un tema que me interese. El mundo que yo pretendo para mis hijos prescinde de esos detalles.
Espero que te mejores. Saludos.

Fdo: El pobre...

JOAKO dijo...

Veo que la hipocresia es un vicio universal. Con respecto a los periodistas, en ocasiones son el catalizador perfecto de este tipo de actitudes, y encima hacen de lavadora de conciencias, nosotrops por lo menos no...