El principio del fin de las cartas de amor
11 de Noviembre.- el sector más rígido de una economía son siempre los funcionarios. Quizá porque, quitando a aquellos que se ocupan de curarnos, suelen ser personas que, desde que eran chicos, oían la misma cantinela de sus madres:

-Tú, hijo mío, escribir, puedes escribir como hobby si quieres, pero sácate antes tu oposicioncita ¡Un puesto en el Estado! Eso es lo que vale. De ahí, no sales ni con agua caliente.

Las madres de los funcionarios que, como todas las madres, suelen ser gentes de juicio muy certero, no tenían ni idea de lo que era el neoliberalismo. Su instinto maternal no podía predecir que, a los nuevos rectores de la economía, les iba a oler a chamusquina que el Estado tuviera empresas que suministrasen bienes o servicios. No se les podía pasar por la permanentada cabeza que, pocos años después de que sus retoños se sacaran la plaza fija, iba a barrer Europa un ventarrón purificador que iba a terminar con los sueldos fijos, con el ABC –o El País, o el Kurier- guardado en un cajón de la mesa. Nada iba a qudar de las oficinas en las que trabajadores presos del tedio se peleaban por no subir la póliza sellada a la subsecretaría de la tercera planta:

-¿Por qué yo? Yo subo siempre. Además, tengo que colocarme los moscosos, macho. Estoy liadísimo.

(Para mis lectores de fuera de España, los moscosos son los días libres que los funcionarios disfrutan debido a los ímprobos esfuerzos que realizan en pro del progreso de la Patria).
En fin: la ventolera purificadora ha llegado a Austria en donde la última noticia es que los funcionarios de correos están enseñándole a los masa media las fotos de sus niños, los cuales, si se cumplen los planes del Gobierno, se van a quedar sin fotocopias gratis para los trabajos del cole.
Hace días, salió a la luz una intención del regierung transalpino de racionalizar no sé cuántos miles de puestos de trabajo en qué sé yo cuántas oficinas postales. Seguramente porque no son rentables por tu culpa y por la mía (porque ya no mandamos cartas de amor con las rimas de Bécquer). El gentío (incluidas las madres de los funcionarios, las muy chaqueteras) se ha pasado en masa al correo electrónico y ahora el Estado se ve obligado a pagar un dineral todos los años a personas que, asesoradas certeramente por sus progenitoras, aprobaron la correspondiente ristra de exámenes asegurándose así el privilegio de que costara echarles lo que no está en los escritos.
El asunto, quizá porque llueve sobre mojado (la Austrian Airlines y la ORF estan en números rojísimos) ha levantado una polvareda considerable, sobre todo si consideramos que este país está esperando al Godot del nuevo gobierno.
Los de costumbre (o sea, esos que luchan en una batalla solo si saben que la van a ganar) han puesto ya el grito en el himmel y han tocado a rebato por la descapitalización del patrimonio común. Ahora resulta que correos somos todos.
No han callado hasta que Faymann –a quien todos dan ya por primer ministro dado lo avanzado de los tratos para una reedición de la Gran Coalición- ha salido a la palestra mediática para (con la intención de calmar las aguas) anunciar que no se preveía ningún ajuste en correos hasta mediado el año próximo. O sea, nada.
Mientras tanto supongo que los funcionarios en masa, hacen rogativas a la virgen porque un virus crudelísimo termine con internet.

9 comentarios:

amelche dijo...

Hmmm, habrá que escribir más cartas de amor. Pero primero habrá que tener un amor, claro.

Marona dijo...

¿Y qué serán de mis paquetes de mermeladas, galletas y otros manjares? ¿quién los llevará a sus destinos? Jopelines, ahora que le estaba yo volviendo a pillar el gustito a eso de enviar cositas. Menos mal que aún nos quedan unos mesecillos. Espero que mi cartero mantenga su puesto, ¡con lo simpaticote que es el muchacho! cachis...

Paco Bernal dijo...

Hola a las dos:
Gracias por vuestros comentarios.
A Amelche: jajajaja. No hace falta tener un amor para escribir misivas inflamadas de pasión. Basta escribir a la sección de Cartas al Director de cualquier periódico jajaja. Pero también piensa en que, gracias a que todos nos "emiliamos" los bosques están menos amenazados -por lo menos a causa del papel-
A Marona: la verdad es que los correos austriacos son la leche de buenos, en eso tienes razón. Yo a mi cartero no le conozco. Pero bueno, si es verdad que sobra gente, el servicio no tendría por qué sufrir merma ¿No?
Saludetes :-)

RBD dijo...

Hola Paco:

No creo que los funcionarios postales lo puedan ver fácilmente de esta manera, pero tal vez el neoliberalismo les hará justicia y se dedicarán ahora (indemnización por delante) a alguna labor muy edificante. (Escucho a lo lejos el abucheo de las madres de los funcionarios postales, con sus cabezas permanentadas y una esperanza de vida mucho mayor que la que asumía el Estado de Bienestar). Un abrazo grande,

Rafa

JOAKO dijo...

Se que parece increible que tenga siempre una historía que contar, pero es que a mis cuarenta tacazos he corrido mucho mundo, y el yo,me, mi, conmigo que entono es el único canal que conozco. Pues si, trabaje del 1988 al 1994 en correos y telégrafos de España, en el alcance de ambulantes primero, en certificadas despues, luego en paqutes postales, para acabar en el muelle cargando y descargando camiones. Lo único que saqué de allí fue...¡NADA!, LA PAGA Y AGUANTAR LA AMARGURA DE UN MONTÓN DE FUNCIONARIOS. Me fuí despues de una protesta en la que me quede solo al cuarto día de una huelga de celo, la propesta era porque en un concurso oposición (al que yo no me presente porque me daba urticaria solo pensar en estar atrapado en correos el resto de mi vida, como he visto a otros) que no tenía examen escrito y consistia en llevar sacas de correos, concretamante diez a diez metros de un pallet a otro y apilarlas resultó que la que mejor lo hizo fue una mujer de cincuenta años, ¡Y LO HIZO EN TIEMPO DE RECORD DEL MUNDO!,protestamos, pero al final me quede solo, yo que era el único que no me habia presentado, y eso que tenia más puntos que un jersey. En fin por mi que se acaben los funcionarios, el estado debería poder contratar a trabajadores sin que eso supusiese una remora para los servicios ni para el resto de la población, y en ocasiones es esto lo que ocurre, sobre todo en los niveles más bajos de la administración.

Paco Bernal dijo...

Hola a los dos!
Gracias por vuestros comentarios.
A Rafa: lo primero, otro abrazo grande, compañero. Lo siguiente: hoy mi nuevo jefe (un hombre, por lo que yo le conozco, muy morigerado) me decía que los trabajadores de correos lo llevaban crudo porque eran personas que tenían una reputación brutal de ser personas que no hacen nada (que vaya cruz profesional, por cierto). O sea, que en Austria la gente asume que, si decides trabajar en correos es porque esperas darte la vida padre hasta la jubilación y claro, descubrir que eso no va a ser así...Pues tiene que hacer pupita.
A Joako: jajaja Pobre señora! Oye, ¿Y por qué protestábais? ¿Porque no os lo creíais, o porque a ella le pusieron unos sacos más ligeros? La verdad compañero, es que sí que es verdad que has corrido mundo. Yo no estoy en contra de los funcionarios, estoy en contra de que a un señor porque el estado le contrate, no se le pueda echar aunque su trabajo no haga falta (porque, en los tiempos que corren, las necesidades productivas tienen mucho tiempo de evolucionar durante la vida laboral de una persona). En fin, el tema eterno.
Abrazos,
P.

JOAKO dijo...

Porque era familiar de un mando intermedio, y encima exdirigente sindical, no la señora, sino su pariente.
Creí que me ibas a echar los perros por lo de mis fobias funcionariales, estoy de acuerdo, la flexibilidad laboral en la administración ha de cambiar, porque lo pagamos todos y porque el mótivo por el que se creo el funcionariado (la inestabilidad politica de la primera republica) a desaparecido.

Luisru dijo...

Jo, tengo un amigo funcionario que, ahora que se acaba el año, no para de cogerse semanas enteras de moscosos para no hacer nada. Qué envidia.

JOAKO dijo...

Por cierto "moscosos" son los días libres de asuntos propios que tienen los funcionarios incluidos en sus "convenios colectivos",se llaman así por el apellido del ministro que los "creo". Yo el máximo anual del que he tenido noticia son cuatro días. No me quejo de esta mejora, lo que me gustaría es que se incluyera en los convenios de otros sectores ¿no?