Compactados




23 de Marzo.-  Querida Ainara: y aquí estamos, algo más de una semana después del asunto japonés y creo que no miento si digo que, al ochenta por ciento de los que, en el resto del mundo, se retorcían pensando que había llegado el finde (los tiempos) les chupa un pie que a los japoneses se les ponga el pelo verde o se les iluminen los ojos como si fueran gusiluces (¿Sabrás tú lo que es un gusiluz? En fin). Como dice mi primo, Ainara, estamos “encallecíos”.


Una de las enseñanzas que ha vuelto a reiterar la catástrofe japonesa es que el orgasmo perverso que garantiza la venta de periódicos, los clics de internet y las horas delante de la tele, es imposible de mantener a largo plazo. La bestia ciega que es la masa reacciona solamente si el estímulo es suficientemente brutal.

En otras palabras: nadie puede estar esperando el fin del mundo indefinidamente. A los cuatro días de que en la central nuclear de Fukushima no se produjera ningún cambio espectacular y a las redacciones llegaran solamente migajas (que si en Tokio el nivel de radioactividad garantizará peces con tres cabezas durante los próximos diezmil años, que si los españoles abandonan en masa el país) a los cuatro días, ya te digo, todos nos volvimos a nuestros quehaceres y pensamos, a modo de defensa, quizá, que a lo mejor el tema del plutonio desbocado no era para tanto y que, si lo era, no íbamos a arreglar nada mascando pañuelos frente a un televisor en donde sólo se veían unas formas borrosas de aproximada forma cúbica y unos hilillos de humo blanco.

Nadie presta atención ya a las ruedas de prensa de la autoridad competente (la Agencia Internacional de la Energía Atómica) en las que se sigue insistiendo en que la situación “sigue” siendo muy preocupante.

Uno de los post tempranos del blog en que publico estas cartas trataba de la dosificación de la información como una de las bellas artes. Se venía a decir, Ainara, que la información que consumimos y tal como nos han acostumbrado a consumirla tiene una forma narrativa. Y no cualquier forma: en la cultura de la imagen en la que vivimos la información tiene una forma oral. Como decía el español Francisco Umbral, los titulares de los periódicos son “Las palabras de la tribu” y la memoria colectiva, como saben los que han trabajado en una tele, tiene muchas de las características de la cultura oral: la insistencia en la efeméride, el eterno retorno de la tradición, la repetición acumulativa que fija los arquetipos en la memoria de la masa.

Tanto es así que se puede predecir lo que sucederá el 11 de Marzo de 2012 en las redacciones de todo el mundo: alguien se acordará de que hará un año de la catástrofe. Habrá una actividad frenética en los archivos. En Mundo Perdido, la cadena de televisión en la que yo trabajaba, se tirará de los llamados “compactados”.

En la jerga archivística se llamaba compactados a las cintas en donde se grababan aquellas imágenes (brutos sin montar generalmente) que se pensaba que podían ser útiles en el futuro. Por ejemplo: había, hay, compactados dedicados a personas famosas ya de cierta edad para que, cuando se produzca la desgraciada noticia de su fallecimiento, los “narradores” encargados de contar a la masa el acontecimiento no tengan  más que tirar de las imagenes preseleccionadas que darían forma a los momentos álgidos de su vida y componer una necrológica resultona.

Una necrológica que, si el personaje es suficientemente popular (Lola Flores, Lady Diana Spencer), se repetirá cada año, cada cinco, cada diez, hasta desdibujar lo que fue la realidad del personaje y convertirle en cuatro ideas que todos llevaremos en nuestro vademecum mental.

Incluso cuando los peces radioactivos hayan dejado de ser fosforescentes.

Besos de tu tío

Ilustración: Japonés en el Mauerpark de Berlín (foto: Archivo Viena Directo)

2 comentarios:

emejota dijo...

Ya veo ya que te has percatado de que va la perversa historia de esta nuestra tornadiza naturaleza humana. Ahora te tocan años, con la debida suerte, de seguir bailando con el mismo monstruo. Un fuerte abrazo.

Paco Bernal dijo...

Hola:

A Emejota: espero que me quede mucho para convivir con "la bestia" (toquemos madera) pero creo que también somos muchos ya a los que nos va dando pereza esta manera de dar las noticias y "nos estamos quitando". Y creo que es sano.

A Elena Zulueta de Madariaga: lo siento pero no te puedo ayudar. Mis conocimientos de medicina son muy cortos.

Saludos