Ahora

8 de Febrero.- Creo firmemente que los españoles tenemos mala suerte con nuestros políticos o que, quizá, los españoles no somos una excepción en el mundo pero que nos tomamos la política más a pecho que otros pueblos. De cualquier manera, creo que es un hecho objetivo que la calidad de nuestros presidentes ha ido descendiendo imparablemente (a la par que la calidad del sistema educativo, dato a tener en cuenta) desde que Suárez abandonó el cargo y Felipe González se tiñó las patillas por consejo de Pilar Miró.
Creo, asimismo, que Aznar tuvo una etapa pasable (en la que se llegó a creer que representaba ese centro huidizo que todos buscan, ese capitalismo popular de accioncitas para todos y adosadito con perro) pero que se hundió en la negrura y en la infamia cuando empezó a creerse que era el estadista providencial que España necesitaba. Esa figura que reposaba en el fondo de su inconsciente, desde los tiempos en que era un flecha de la Falange (esto no es una licencia poética que yo me tome para definir al personaje: Aznar perteneció a la Falange, igual que Suárez fue Secretario general del Movimiento). Del presidente de ahora, ni hablo. Entre otras cosas porque no tengo perspectiva. Pero creo que le hubieran venido bien otros cuatro añitos de banquillo. Sin embargo, tuvimos una urgencia (un gobierno que no nos pareció trigo límpio) apostamos por el único contendiente que quedaba sobre la arena, descontado el del partido que nos mentía (yo sigo pensando que Aznar y sus ministros mintieron conscientemente con relación al 11-M, pero no les culpo, porque me parece una reacción perfectamente humana). Como decía, apostamos por el cantidato que quedaba, y ese candidato...Lo mejor que se puede decir de él es que le juzgará la historia (y que no le pase nada).
Ahora bien: cuando la gente habla mal de nuestros políticos (particularmente de nuestros presidentes del gobierno, tan maltratados), yo les disculpo (a los presidentes) porque me parece que están sujetos al mismo fenómeno que hace que Ana Rosa Quintana se crea infalible o que FJLosantos inflame las mañanas con su vómito de fuego. Todas estas personas tienen alrededor a una serie de otras que se dedican a decirles (con verdad o esperando conseguir prebendas) que son maravillosos. Ana Rosa misma, cuando sale a la calle (esto lo he visto yo con estos ojitos) tiene detrás a una corte de señoras de todos los sexos, que no cesan de decirle lo maja que es, lo bien que se viste, con qué inteligencia lleva las entrevistas y tal y tal. Cualquier persona normal, durante la primera semana, piensa: “Bueno, lo dicen porque salgo en la tele, y la cámara ayuda mucho”. Pero cuando cientos y cientos de personas, durante meses, años, te dicen que eres maravilloso, terminas por creertelo. Porque todo el mundo tiene horas bajas. Y porque siempre estamos dispuestos a creer lo que nos gusta.
Aznar (a él voy) terminó por creerse el retrato que sus medios de propaganda hacían de él: ese hombre sobrio, lucecita de la Moncloa, que lo apunta todo en su libreta azul, que sagazmente mira el interlocutor; que, como decía Saza en aquella película a propósito de Franco, es capaz de leer el pensamiento. Aznar terminó casando a su hija en El Escorial (que es un lugar de mucho predicamento entre los del Imperio hacia Dios) y, finalmente, con un concepto un tanto personal de lo que es la buena intención, decidió que España se merecía que empezara de una vez a amanecer y se hizo la famosa foto de las Azores, aún sabiendo, como sabía, que estaba comprando el hipotético prestigio de España al precio de las eventuales vidas de varios miles de civiles irakíes. Ahora, las cosas van mal, Aznar ya no es el que era, e Irak es una sangría, un rayo que no cesa. Un contínuo grito de mujeres que pierden a sus hijos, de hijos que pierden sus miembros en sangrientos atentados. La región entera es un desastre. Y ahora, Aznar dice que él no sabía que no había armas de destrucción masiva en Irak. Y Aznar, ahora, como entonces, miente. Porque antes de que se lanzara el ataque, el general encargado (ese general que empezó negro y luego, repentinamente, emblanqueció) tuvo que tragarse el papelón de decir en la ONU que las fotos que, supuestamente, denunciaban la existencia de armas de destrucción masiva eran en realidad fotos trucadas.
Aznar ha tenido el cuajo de decir esto en un colegio de Pozuelo de Alarcón (jugaba en casa) y no se le ha caido la cara de vergüenza. Da mucha lástima.
Definitivamente, tenemos muy mala suerte con nuestros políticos.

PS: Para mis lectores menos perspicaces apunto: que haya puesto a escurrir a Aznar en este post no significa que los otros, los de enfrente, me parezcan bien. Las personas somos tridimensionales: nuestras opiniones, también.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esasto; siempre nos creemos lo que nos gusta y tendemos a desechar aquello que nos pica. Tienes toda la razón al hablar de la influencia que puede llegar a tener el halago constante (o, por el contrario, el lapidamiento psicológico) en una persona. Si constantemente a una persona le dicen que es el number one, que es el mejor del mundo y que es la repera, al final acabará por creérselo. En cambio, del mismo modo, si uno vive rodeado de gente que, constantemente, le está tirando en cara sus defectos, criticando cada palabra, cada gesto y cuestionando y jugzgando su modus vivendi, es muy probable que dicha persona acabe por creerse que es una caquita pinchada en un pelo. Ahí es donde entra en juego la capacidad de aplicarse a uno mismo una especie de 'auto-psicología' a modo de vacuna que nos haga (si no inmunes) menos vulnerables a las opiniones que los demás (muchas veces lenguas viperinas sin vida propia) vierten sobre nosotros. Conozco los dos casos y, créeme, habría material para escribir un libro. (Someday I will tell you, pero en privado)

Por otra parte, en política ni entro, ni salgo, ni me quedo, ni me voy. He de confesar que nuestro presi me despierta simpatía. Mi grado de acuerdo o desacuerdo con su manera de dirigir el país puede variar en función del tema que se toque; pero, en general, es un hombre que me cae en gracia. En mi opinión, es un demócrata convencido que tiene buenas intenciones y lucha de verdad por el país al que representa. El problema es que, de tan buena persona, a veces es demasiado blando. Ya lo dice el dicho: "Try to please everyone and no one ends up happy". Until another!

Paco Bernal dijo...

Hola otra vez! A mí el presidente no es el miembro del gobierno que más simpático me cae. Me gusta más Maria Teresa Fernández de la Vega. Me parece una tía muy legal. Creo que haría muy buena presidenta del gobierno si la política no fuera tan machista como es. En cuanto a la actuación de Zapatero, me pasa como a ti: hay cosas que me parecen bien y cosas que no me lo parecen tanto. También me parece que Rajoy es un buen político (algo old fashioned) que hubiera merecido otras circunstancias y otros colaboradores. Porque los que tiene le están llevando un poco por el lado salvaje de la vida. Creo también que el gobierno, formado en su mayoría por personas que no son carismáticas ni excesivamente populares, lo está haciendo bien en general. Me cae particularmente simpático el ministro de Justicia y la ministra de Cultura, Carmen Calvo, aunque sólo sea por los trapos que le ponen.
De todas maneras, yo tengo bastante mala opinión de la política en general. Bueno, más que de la política, del poder. He escrito este post sobre Aznar porque yo fui una de esas personas, normales y corrientes, que salí a la calle pidiendo que no se perpetrase una atrocidad que ha dejado el mundo peor de lo que estaba antes (la guerra de Irak, naturalmente).
Espero que haya más suerte con lo de Irán, aunque al final...En fin, creo que soy pesimista.
Por otra parte, mucha suerte para soportar el ciclón Erika Ortiz. Pobrecita. No quiero ni pensar lo que tiene que estar siendo la tele española. Yo sólo veo los periódicos y ya es...Para mear y no echar gota.
Saludines :-)

Paco Bernal dijo...

Añadido a lo anterior: he leido la entrevista que le han hecho al pobre de Miguel Sebastián en El Mundo (encuentro digital) y la verdad es que no soy de Madrid y no puedo votarle, pero me ha caido muy bien...Le he visto muy decente.