Simpestañas

7 de Febrero.- Antes de venir a trabajar me paso por una entrevista de trabajo. Para una aseguradora o similar (algo así como Vidalibre, esta que se anunciaba en la tele). Me recibe un señor sonriente con los ojos azules saltoncillos y las pestañas rubias (lo cual hacía el efecto sorprendente de que no tenía pestañas); dos cicatrices en forma de media luna una encima del ojo izquierdo y otra, unos treinta centímetros más abajo, más o menos en el mentón. Tiene los dientes un poco salidos y es un poco más bajo que yo. En cuanto a la vestimenta, todos los emblemas del éxito social y empresarial: una alianza de platino con una piedra azul (un poco bakala, siendo realistas), un reloj con una esfera negra supergigante y las ruedecillas plateadas, dos gemelos de plata del tamaño de un huevo de codorniz (asimismo importados directamente desde Costa Polvoranca), camisa cara con las iniciales bordadas en un lugar extraño (algo así como a la altura de las dos costillas flotantes que se quitó Cher para parecer más esbelta) y corbata italiana ligeramente replanchada encima del nudo. En general, la pinta que debía tener Long John Silver cuando se subió a la Española haciendo creer a todo el mundo que era un simpático cocinero cojo y no uno de los piratas de Billy el Tuerto (¿O Billy El Tuerto era el jefe de los piratas de los Goonies? La noche me confunde...). La entrevista se desarrolla en una pequeña habitación en la que todo está preparado de antemano para producir una agradable falta de impresiones. Un ordenador portátil encendido encima de una mesa con el principio de una presentación de power point. Un bloc tamaño folio de cuadros ultragrandes. Un bolígrafo nuevo con el emblema de la empresa.
El simpestañas y yo nos sentamos uno frente al otro. Él, sonriente (con el formulario que he rellenado delante) y yo con la expresión relajada que es aconsejable tener en todas las entrevistas. El fulano me interroga poniendo especial cuidado en seguir los ítems de un guión que tiene enfrente. Es de la estirpe de los vendedores de pisos de Tecnocasa que formaron mi prehistoria laboral. Nada que yo no me sepa. Pone delante de mí un hermoso futuro lleno de tintineantes monedas doradas (o plateadas, si son de euro) y luego me indica que, para conseguirlo, tengo que venderle a mis amistades cierto producto financiero. Pero no a mis amistades próximas, sino a aquel círculo lejano que constituyen aquellas personas que no tienen conmigo una relación personal, sino que son conocidos (ex compañeros de trabajo, amigos lejanos, personas que conocí en un polvo pasajero quizá...). Por último, al ver que yo no estoy seguro de que vaya mucho conmigo lo de vender cosas a mis conocidos, me indica que, en el caso de que yo desee un puesto de trabajo más seguro, debo presentarme en una reunión organizada por él y sus amigos en la que se me pasará un test que me costará doscientos eurazos, mediante cuyos resultados se me indicará en qué parte de la organización cuadro mejor.
Le digo que me mande la cartita para invitarme (todo muy trufado de palabras inglesas, todo muy a la americana), relleno un formulario más en el que aseguro –y es verdad- no estar fichado por la policía y luego, cojo el traspón (como dice mi abuela) y me largo pensando en que hice mal en estudiar la carrera que estudié. Porque yo no valgo para los turbios manejos que se esconden tras una corbata.
En fins, otra vez será...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto me recuerda peligrosamente a una empresa española de cuyo nombre no quiero acordarme. No sé si hace mucho que no pisas la península pero, te puedo asegurar, que las farolas de la ciudades están literalmente forradas con los dichosos papelitos de "¿Buscas trabajo? Se buscan personas jóvenes, emprendedoras y dinámicas para incorporarse a una multinacional en fase de expansión. No es necesaria experiencia. Formación a cargo de la empresa. Sueldo neto mensual: 1500-2000 €. Llama a . . . (número de móvil pertinente con el nombre del propietario escrito a boli)" Tengo un par de conocidos que trabajaron allí y es una empresa de timadores profesionales. De lo que se trata es de vender lo que sea: desde contratos de telefonía fraudulentos, pasando por tarjetas de crédito de dudosa fiabilidad hasta una boñiga de vaca con poderes curatorios. La mayoría de trabajadores son chiquillos en edad de buscar su primer empleo que caen en las garras de empresas como esta. Ni ellos mismos saben lo que venden; te lo puedo asegurar. En fin, que el mundillo laboral está complicado (algún día te contaré yo mis experiencias) y es tarea ardúa la de encontrar un trabajo remunerado acorde con el sacrificio que supone realizarlo. By the way: Mi Etappe de Traurigkeit todavía sigue pero bueno, no quiero exponerlo en público. Otro Kinder Bueno que voy a comprar. Eso sí: de mi presencia en tu blog no te libras. Palabrita del Kind Jesús. :D

Paco Bernal dijo...

Hola! Buenos días! Tu presencia en mi blog me alegra mucho, y no quisiera librarme de ella. En cuanto a lo del tema de los trabajos, es un poco como lo de construir frases en alemán. Yo también he tenido unas cuantas experiencias laborales de esas de contarle a tus nietos. Lo que sí que es cierto es que, con la edad, uno termina por reconocer a los cojos por la manera de andar. La verdad es que yo he ido a esta entrevista porque siempre viene bien practicar el idioma en un terreno neutral, y porque iba recomendado por un amigo al que aprecio mucho (uno de los dos que aparecen en frac en el post del baile). Encontrar un trabajo remunerado y que, encima, te haga ilusión, es una tarea complicada, pero no imposible.
En cuanto a lo de tu etapa de traurigkeit, sin ninguna duda, cómprate un Kinder Bueno y, aún te diría más, hazte un regalo. Darse un gusto y tratarse a uno mismo con decencia nunca está mal.Saludines aus Wien

Anónimo dijo...

Gracias, eso haré. Por cierto, deduzco que tienes acceso a los canales de televisión españoles: prepárate para un més de saturación mediática. Y, ya que según dices en Austria son tan admiradores de los royal, supongo que mañana serán portada de todas las revistas. En fin: Pan y circo, que decían los romanos. Un saludo.