Austropop
27 de Abril.- Mientras toda España se prepara para el primero de los puentes de Mayo, un servidor se dedica a investigar sobre el proceloso mundo del Austropop, a petición de un amable corresponsal –Luisru- que me lo pidió el otro día. En primer lugar, decir que, en mi opinión, el Austropop es un poco como el “Hispapop”, aunque, gracias a Dios, aquí no existe nada equivalente a La Oreja de Van Gogh, que me amenizaba a mí las tardes cuando trabajaba en el Mundo Perdido, gracias a una compañera vasca a la que La Oreja le encantaba.
Tengo que decir que, actualmente, tengo la sensación de que el Austropop está en un periodo de decadencia, debido, principalmente, a la colonización masiva de cantantes alemanes –triunfitos- procedentes de Deutschland sucht eine Superstar. De este bonito pograma, que ha hecho la fortuna de los miembros supervivientes de La Trinca –propietarios de Gestmusic/Endemol y, por lo tanto del formato- ha surgido la buena de Christina Stürmer, que obedece al modelo de cantante al uso que, más allá de vender discos –si los vende- presta su imagen más o menos “modelna” para anunciar todo tipo de cosas cuyo target comercial son los jóvenes y las jóvenas.
(Por cierto, y saliéndome un poco por la tangente: qué machacona manía de políticos –particularmente abertzales y por ahí- de decir “nosotros y nosotras”, “los ciudadanos y las ciudadanas”, “los vascos y las vascas”- también ha calado la incorrección en los presentadores, particularmente los que van de modelnos, y uno tiene que taparse los oídos si no quiere escuchar una tontería de estas cada dos minutos).
Sigo: otras figuras germanas de las que ya hablé en un post dedicado a Operación Triunfo –esta vez, versión austríaca- son los Tokio Hotel, que son el típico vehículo para aumentar la humedad ambiental en las concentraciones de jovencitas. O sea: fenómeno de fans, puro y duro. Los TH tienen su página güés propia, como no podía ser de otra forma, y se trabajan un look ambiguo/siniestro/satánico que por estas tierras tan dadas a lo que podríamos llamar La Escuela del Elfo, hace furor.
Tengo que decir que, actualmente, tengo la sensación de que el Austropop está en un periodo de decadencia, debido, principalmente, a la colonización masiva de cantantes alemanes –triunfitos- procedentes de Deutschland sucht eine Superstar. De este bonito pograma, que ha hecho la fortuna de los miembros supervivientes de La Trinca –propietarios de Gestmusic/Endemol y, por lo tanto del formato- ha surgido la buena de Christina Stürmer, que obedece al modelo de cantante al uso que, más allá de vender discos –si los vende- presta su imagen más o menos “modelna” para anunciar todo tipo de cosas cuyo target comercial son los jóvenes y las jóvenas.
(Por cierto, y saliéndome un poco por la tangente: qué machacona manía de políticos –particularmente abertzales y por ahí- de decir “nosotros y nosotras”, “los ciudadanos y las ciudadanas”, “los vascos y las vascas”- también ha calado la incorrección en los presentadores, particularmente los que van de modelnos, y uno tiene que taparse los oídos si no quiere escuchar una tontería de estas cada dos minutos).
Sigo: otras figuras germanas de las que ya hablé en un post dedicado a Operación Triunfo –esta vez, versión austríaca- son los Tokio Hotel, que son el típico vehículo para aumentar la humedad ambiental en las concentraciones de jovencitas. O sea: fenómeno de fans, puro y duro. Los TH tienen su página güés propia, como no podía ser de otra forma, y se trabajan un look ambiguo/siniestro/satánico que por estas tierras tan dadas a lo que podríamos llamar La Escuela del Elfo, hace furor.
Pero ya digo que estos grupos que menciono son de nuestra hermana mayor, la gran Germania. Aquí, la figura del Austropop por excelencia, ha sido, es y será Falco ¿Por qué? Porque basicamente, puso una pica en Flandes: esto es: consiguió que una de sus canciones entrase en las listas de éxitos de los Estados Unidos. Esto de ir a la Palestra Musical Imperial y medio triunfar, tiene sus ventajas en el país autóctono, que te recibe como si fueses El Juli. Puedes dormirte en los laureles que, aunque hagas un truño después, la gente te seguirá recordando como a Sarita Montiel que, a pesar de haber hecho tres pelis en Estados Unidos en las cuales hacía de india sordomuda –más que nada por falta de dominio de la lengua oficial de esa nación- se la sigue recordando como “nuestra manchega más internacional” (aunque ahora, se añade, “con permiso de Pedro Almodóvar”).
Falco era un típico producto de su tiempo. Mi amigo Perequé dice que era como esta samba que a él le gusta tanto “el cantante de una nota so”, o sea, que todas las canciones de Falco son iguales. Pero esto yo creo que es una insinuación pérfida de Perequé. Como digo, el bueno de Falco era un producto de su tiempo: o sea, era el típico cantante de los ochenta con su pelo engominao, su carita lavada y recién peinao, sus blazers de corte recto robados del armario de un pariente difunto y de mayor tamaño, su pinta de chulopilinguis, y su rebeldía un punto Mad Max, y un tanto atontolinada. Las canciones de Falco se siguen pudiendo escuchar –máxime si tienes cierta nostalgia de La Bola de Cristal y el sintetizador en estado salvaje- y aquí hacen furor en los guateques de la gente que no ha abandonado aún la juventud. Yo creo que parte de la buena salud de Falco reside en que tuvo la inteligencia de estampanarse contra un árbol en Miami y morirse a tiempo. Nada como la muerte prematura para conservar los mitos frescos (véase, salvando las distancias, el caso de nuestro Nino Bravo). Es cierto que pagas con tu vida, pero tu familia sigue cobrando derechos de autor perennes; los nuevos artistas hacen discos homenajes con tus canciones y, gracias a la tecnología digital, hasta pueden hacer duetos utilizando tu voz enlatada, que suena mejor de lo que tú nunca pudiste soñar.
Para otro post, que este ya está quedando largo, dejo a algunas figuras menores como Reinhart Feindrich y Maria Bill, sobre los cuales (también es verdad) tengo que investigar un poco.
Falco era un típico producto de su tiempo. Mi amigo Perequé dice que era como esta samba que a él le gusta tanto “el cantante de una nota so”, o sea, que todas las canciones de Falco son iguales. Pero esto yo creo que es una insinuación pérfida de Perequé. Como digo, el bueno de Falco era un producto de su tiempo: o sea, era el típico cantante de los ochenta con su pelo engominao, su carita lavada y recién peinao, sus blazers de corte recto robados del armario de un pariente difunto y de mayor tamaño, su pinta de chulopilinguis, y su rebeldía un punto Mad Max, y un tanto atontolinada. Las canciones de Falco se siguen pudiendo escuchar –máxime si tienes cierta nostalgia de La Bola de Cristal y el sintetizador en estado salvaje- y aquí hacen furor en los guateques de la gente que no ha abandonado aún la juventud. Yo creo que parte de la buena salud de Falco reside en que tuvo la inteligencia de estampanarse contra un árbol en Miami y morirse a tiempo. Nada como la muerte prematura para conservar los mitos frescos (véase, salvando las distancias, el caso de nuestro Nino Bravo). Es cierto que pagas con tu vida, pero tu familia sigue cobrando derechos de autor perennes; los nuevos artistas hacen discos homenajes con tus canciones y, gracias a la tecnología digital, hasta pueden hacer duetos utilizando tu voz enlatada, que suena mejor de lo que tú nunca pudiste soñar.
Para otro post, que este ya está quedando largo, dejo a algunas figuras menores como Reinhart Feindrich y Maria Bill, sobre los cuales (también es verdad) tengo que investigar un poco.
3 comentarios:
Dios santo, no sabía que Falco había muerto. Estoy en estado de shock. A mí su pinta de "chuulopilinguis" me recuerda a la que llevaba el gran David Byrne. Los 80 fueron absolutamente geniales, a mí los sintetizadores me encantan.
PD: Los Tokio Hotel, ¿son hombres? Lo de la foto parece una tía (una mezcla entre el cantante de Dead or Alive y Alaska.
Los Tokyo Hotel, aunque parezca mentira, son individuos de sexo masculino (cuatro si no estoy equivocado) y supongo que el look viene de esa ambigüedad con la que han jugado todos los grupos para teenagers desde que el mundo es mundo y existe el Nuevo Vale y la Superpop. En España, haciendo un poco de arqueología, pues mira: Miguel Bosé (época Don Diablo), Iván (el de Fotonovela), Los Pecos (qué decir de esa voz rompecristales del rubio de Los Pecos)y en ese plan...Actualmente, y aunque yo estoy muy perdido, Civera (¿O es Cibera?)y el primer Bustamante. Mucha caidita de ojo, mucho yo la quiero pero ella ni plín porque duerme en pikolín, y mucho por el amor de esa mujer somos dos hombres y un destino... Ahora, que es verdad que los TH se pasan tres pueblos con los pelos.
Hostia, Iván, ya ni me acordaba de él. Si que es arqueología lo tuyo, sí.
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