(Cuaderno de notas de un viaje a Madrid, I)
Madrid, castillo famoso que al rey moro alivia el miedo, arde en fiestas en su coso
16.10.07- Seguridad. Aeropuerto de Barajas. T4. Una mujer pequeña, me pide de muy mala leche el resguardo de mi maleta. Pregunto el motivo. "Control de seguridad". La misma mujer va deteniendo, a como dé lugar, a diversas personas. A gritos. De muy mal humor.
17.10.07.- Pza de Castilla. 11 de la mañana. Un retén de seguridad privada, compuesto de siete u ocho hombres de apariencia matonesca y vestimenta paramilitar están situados detrás de los torniquetes con una evidente finalidad disuasoria (pregunta: a las once de la mañana, disuasoria, de qué?). Uno se pregunta si la obsesión por la seguridad no creará también los motivos para la inseguridad.
Diferencia evidente (afortunadamente) entre la realidad de todos los días y la que se refleja en los medios de comunicación. Entre la España política y la España de la calle hay un abismo (¿Insalvable?). Por la noche, debate en A3 acerca de la ley de la Memoria Histórica. Como siempre, opiniones extremas que buscan un combate entre gladiadores. Recuerdo a los tertulianos de la radio del taxi que me trajo del aeropuerto. Se esforzaban en envenenar (aún más) este ambiente ficticio y restringidísimo en el que se ha convertido la política del país. Ante la incapacidad real de los políticos para resolver los problemas de la gente, hay que rellenar el tiempo con horas de conversación fantasmagórica.
Todo está carísimo. Viene a visitarme un pariente y hablamos de sueldos. La flipo bastante.
Los españoles hacen economías (se nota en cómo va vestida la gente por la calle). Aunque aún guardan dinero para divertirsse.
Las amas de casa se saludan por la calle. Los vecinos me saludan en el portal. La gente se para porla calle. Hay una solidaridad en la salud y en la enfermedad que es nuestra mejor virtud, y la que más necesidad tiene de ser exportada.
Uno no puede evitar la sensación de que los políticos (algunos) se equivocan al intentar convertirnos en europeos del norte. Los españoles no somos así (y con nuestro sistema educativo menesteroso agrandamos cada vez más la brecha).
En España se siente lo que significa la expresión "capitalismo salvaje". Se intenta mantener la economía en marcha a base de venderle frigoríficos a los esquimales. CAsi se escucha el ruido que hacen los huesos al ser triturados por el dinero. Bancos. Bancos. Bancos por todas partes. Un chiringuito financiero se anuncia ofreciendo "unificación de pagos" para "casos difíciles (sic) y !.
Súbita sensación de falta de esfuerzo al entender los mensajes escritos. Las palabras. Vuelvo a ser una gota en el mar. Los tonos de las voces también son diferentes. Más cálidos.
2 comentarios:
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Un saludo.Jose Guillermo.
¡Paco! Otra vez en la piel de toro, ¿eh? Me ha gustado mucho este post: es muy real, sí señor. Me ha recordado a lo que una vez leí en un foro de Internet: en España tenemos la cultura del sableo al cliente. Buena reflexión la de convertirnos en europeos. Yo creo que todo llegará (hay que tener en cuenta que tenemos una brecha de uno treinta años); no se puede hacer todo 'overnight' [qué anglosajona estoy desde que el inglés se ha convertido en mi herramienta laboral, oiga ;P]. En fin, bienvenido a casa. Y olé. Y Zetapé. ^^
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