Un edificio de la parte moderna de Bratislava

Lo mejor de nosotros

5 de Agosto.- Mientras Austria les demuestra a mis visitantes españoles que en Centroeuropa también puede hacer MUCHO calor, yo me dedico, como siempre en estos casos, a ver por sus ojos el país como si fuera la primera vez. Aunque tengo que confesar que, sus reaciones de sorpresa o de fascinación, hacen que me acuerde del inmigrante primerizo que yo fui y de lo bonito, nuevo y excitante que todo me parecía cuando llegué hace tres años.
He tenido el blog un poco desatendido estos días, pero es que he estado muy ocupado matándolos a andar, subiéndolos en diferentes medios de transporte, haciéndoles transpasar fronteras y exponiéndolos a la picadura de los mosquitos trompeteros austrohúngaros, que bonitos son para producir ronchones.
Hemos ido en Ferry de Viena a Bratislava, en la República Checa –ayer pasamos el día allí-, nos hemos bañado en las aguas verdosas de los lagos que refulgen al sol; han escuchado el silencio del campo y han comprobado, asombrados, lo viva y pujante que es la naturaleza en esta parte del mundo.
Naturalmente, los aborígenes se han enamorado de ellos, como no podía ser de otra forma. Porque A. Es buena, cariñosa y gentil y porque O. no sólo tiene buena mano con los adultos (esa habilidad que consiste en ser simpático sin empalagar) sino que Dios le ha dado un sexto sentido para tratar con los niños. Y si A. se ganó el corazón de una señora aborigen cuando se la presentaron y ella le dio dos besos con una naturalidad que no se estila por estos pagos, tengo fotos de O. que demuestran que un hombre se puede entender perfectamente con un crío de seis años aunque los dos hablen idiomas diferentes, siempre que compartan las ganas de divertirse y tirarse a bomba a las piscinas.
Los amigos, queridos lectores, son como espejos bondadosos que reflejan, sin inventar, sólo lo mejor de nosotros mismos. Con los amigos de uno cerca, uno se siente mejor persona (y, lo que es mejor, se puede echar unas risas). Aunque solo sea por eso, bendita sea la amistad.

2 comentarios:

RBD dijo...

¡Qué lindo que tienes visitas! Estás autorizadísimo para ausentarte lo que te resulte suficiente para ser un buen anfitrión.

Compartir con los tuyos un lugar que has adoptado como propio es seguramente muy rico. Tanto para ti como para ellos.

¿También en República Checa hay una Bratislava, como en Eslovaquia, o fue un lapsus?

Un abrazo,

Rafael Barceló Durazo

Paco Bernal dijo...

Ay Rafa! Jajajaja! Tienes razón: ha sido un lapsus. Estuvimos en la Bratislava genuina: en Eslovaquia (estas prisas...). Aunque en mi descargo tengo que decir que, hasta antes de ayer, eran un solo país ;-)
Un abrazo fuerte,
P.