El actor Robert Palfrader, presentador de Wir Sind Kaiser; foto: www.kurier.at
¿Y tú de quién eres?

22 de Septiembre.- No es la primera vez que vivo unas elecciones en Austria, pero sí que es la primera vez que puedo entender lo que dice la gente durante la mayor parte del tiempo.
Hoy, por ejemplo, me ha llamado mucho la atención un artículo del Kurier en el que una serie de personalidades conocidas de la sociedad austriaca (presentadores de televisión, actores, empresarios, damas de la sociedad...) se pronunciaba a propósito del color que tomará su voto el próximo domingo. Naturalmente, no me he llevado demasiadas sorpresas: las damas de la sociedad, son todas del partido conservador; y la gente de la cultura vota predominantemente a las izquierdas o a los verdes. Incluso hay un director de cine –de apariencia añeja, las cosas como son- que dice que a él la hoz y el martillo son los chocolates que más le ponen. En lo que sí coinciden los entrevistados es en lo siguiente: a pesar de que confiesen simpatizar con Hans o con Peter, todos coinciden en que su voto es móvil. O sea, que hoy votan a fulano, pero que si fulano no lo hace bien, con todo el dolor de su herz mañana votarán a zutano o a citrano. Y que aquí no pasará nada porque el fútbol y la política señores, son asín.
En España, salvo excepciones, y debido a la alternancia política en que parece haber parado nuestra joven democracia, la confesión pública de las simpatías políticas y el hecho de admitir que la opinión de uno pueda sufrir cambio o evolución, son tabúes no escritos.
Salvo en épocas de mayorías absolutas –en las que expresar la propia opinión no era teóricamente peligroso- los artistas y personajes públicos españoles se guardan mucho de decir si van con este o con aquel. Que me venga a la cabeza, sólo se sabe de Norma Duval que haya apoyado el PP (decisión de la que se habrá arrepentido lo suyo, por el cachondeo de que fue objeto), Sara Montiel es notorialmente socialista, lo mismo que Ana Belén y Victor Manuel; Tina Sáinz, después de haber sido una comunista flamígera durante toda la transición, tuvo un giro copernicano y se pasó al PP de Aznar.
Salvo estos casos, la ideología de nuestros personajes conocidos se supone, pero rara vez se expresa públicamente. Quizá porque las heridas de la última guerra civil no están tan cerradas como se podría pensar y el miedo, como dice mi padre, guarda la viña.
En cuanto a la movilidad del voto, en España se da por supuesto que, si la conciencia te nace socialista, morirás con el carnet del puño y la rosa entre los dientes. Y si, en cambio, te gusta pasear por las castizas aceras de la calle Génova, estarás unido indefectiblemente a un polo con un lagarto sobre la tetilla izquierda, y abominarás de cualquier medida social. Desgraciadamente, aunque esto no sea así, hay muchos imbéciles en ambos bandos que lo creen a pies juntillas –entre ellos los y las aparatchiks de ambos partidos- y así se elimina uno de los mecanismos de control más eficaces de toda democracia: el ciudadano descontento que evalúa, sopesa y luego vota al que le parece mejor.

4 comentarios:

JOAKO dijo...

Es muy curioso lo que pasa en españa en la izquierda (sobre todo los socialistas), si estan de acuerdo votan, si estan decepcionados no votan. El resto de los partidos tienen un electorado muy fiel y viven de una infima parte del electorado que muda el voto. Siempre pasa lo mismo, si los socialistas cnsiguen movilizarse ganan, si no lo consiguen ganan los otros. Creo que es triste, ganar porque los otros estan desncantados o no ganar porque los tuyos te dan la espalda. Yo personalmente siempre he votado y he repartido mi voto entre la izquierda y más a la izquierda, y casi siempre a contracorriente.Tengo un amigo que no se cansa de decir que los paises que más le gustan tienen un bipartidismo de facto, a mi eso me da mucha grima.

amelche dijo...

Me recordaste aquel anuncio de nuestra niñez: "Busque, compare, y, si encuentra algo mejor, cómprelo." Por aquello del mudar de color o de voto.

Paco Bernal dijo...

Hola!
Gracias por vuestros comentarios.
A Joako: el bipartidismo sólo funciona bien si existe un electorado que se mueve, o que se deja convencer. Lo cual no sucede en España muy a menudo. También es cierto que un arco parlamentario muy fragmentado suele ser garantía de inestabilidad política. De cualquier manera, a mí me parece que el sistema político español se está fosilizando y se está quedando como una secuoya: que aparenta ser fuerte, pero que el día menos pensado se va al suelo. Me inquietan sobre todo la aparición de aparatchiks: gente acostumbrada a medrar a la sombra de una burocracia. Mediocridades crecidas al abrigo de una estructura ideológica o de una mentalidad de fortaleza cercada. A todos se nos ocurren ejemplos en el PP y en el PSOE. En cuanto a ese fenómeno de movilización de la izquierda, coincido contigo en que es cierto que es bastante triste (sobre todo para la derecha) lo de ganar por abandono del contrario. Pero es que los votantes de izquierdas tienen (tenemos) una cierta inocencia que nos lleva a pensar, incosncientemente, que la justicia termina siempre por imponerse. Y no siempre es así...
A Amelche: es cierto, hay que mirar y comparar, y si los que uno vota tradicionalmente tienen una oferta que es un truño -con perdón- irse a otros que convengan más. Yo lo he hecho más de una vez.
En cualqier caso, siempre hay que expresar el propio parecer.
Saludos

JOAKO dijo...

A mi aún me gustan, en general, nuestros políticos, pero me aterra el que se cambie talento por habilidad, y creo que eso está comenzando a pasar, por ejemplo la señora Esperanza Aguirre es muy habil en las distancias cortas, pero falla estrepitosamente en el fondo político, para hacer buen política hay que tener unos ideales y una teoría politica de fondo (aunque sea la de Fraga), y no unas habilidades medias.