El día del mundo

1 de Septiembre.- Hago una pausa en la lectura de “Imperio” de Henry Kamen (Ed. Punto de lectura) para ir al cine a ver el último Batman. Una película interesante por lo que, a mi juicio, tiene de sintomática.
Superficialmente, es otro producto de ese conglomerado internacional (japonés, en su mayoría) que hoy es Hollywood. Un juguete tecnológico ultraviolento, brillante, cuyas aristas ideológicas hna sido limadas para que calce en todos los cines del mundo, desde Sofía a Rawalpindi; y cuya única nota políticamente incorrecta, quizá, es la elección de uno de los malos: un chino que acaba mal a fuerza de caminar por el filo del capitalismo desbocado.
Sin embargo, a poco que uno se interna en la primera hora de la película (sí: he dicho primera hora: es larga) uno se da cuenta de que ha sido pensada, como todas las de su clase, por individuos pertenecientes a esa tribu de adultos infantilizados que parece formar el espinazo de la industria del entretenimiento mundial. Unos enanos mentales que, cuando reciben las dosis oportunas de somatotropa, se convierten felizmente en Spielberg, pero que, hasta ese momento, producen material intelectual destinado a llenar horas de pantalla y a hacer subir exponencialmente las ventas de palomitas. Uno puede imaginarse a los creadores de este Batman como esos frikis de camisa de cuadros (o camiseta negra con la cara de Jack Nicholson en “El resplandor”) que se saben los diálogos de sus series favoritas, que se han criado en familias disfuncionales que les enchufaban desde pequeños al televisor y que les alimentaban con esa leche en garrafa de plástico que es tan cara a los americanos. El cine mismo nos ha enseñado muchos ejemplares de este tipo de persona. Estos indivíduos saben, porque lo han mamado que, hasta el castillo de fuegos artificiales más espectacular (este Batman lo es) se convierte en ruido y humo si no hay nada de fondo. Así pues, como ya hizo George Lucas en su última de La Guerra de las Galaxias, en este Batman se ha tratado de darle profundidad a los personajes –cosa difícil, debido al material de partida- y se puede decir que lo han conseguido parcialmente. En los momentos en que no lo han conseguido, la verdad es que da un poco de risa ver a Christian Bale en modo “Actor Shakespeariano”. Por cierto, Bale es una especie de Kevin Costner. Sólo tiene dos miradas y un catálogo de tres expresiones.
Decía yo que esta es una peli sintomática. The Dark Knight tiene mucho más alquitrán que las películas de mamporros al uso. Y transparenta la pérdida de fe en sí misma que ha sufrido la cultura americana (entiéndase cultura lato sensu) desde que vive asolada por la agresiva política exterior de la administración Bush.
En esta película no hay nada del optimismo Reganiano de las de Schwarzenegger. No hay buenos que quiten el pecado del mundo. Los malos son cínicos y crueles, pero tienen enfrente a seres que son conscientes de su humanidad y de lo ambiguo de sus motivaciones.
Y si el Imperio ya no cree en sí mismo, si la policía mundial se ahoga bajo el peso de sus obligaciones autoimpuestas ¿Qué nos queda? ¿Estará llegando “el final del día del mundo”, como decían los antiguos milenaristas? ¿Nos estaremos acercando a una era de caballeros oscuros sumidos en la duda?
Yo sólo sé que, por tragarme este Batman pasado de vueltas, me soplaron 9,20 Eurazos. Sólo eso ya justificaría que se formase la tercera guerra mundial.

PS: Por cierto, no me extraña que el pobre Ledger se tomara un frasquete de pastillas. Debió de ser después de ver la peli.

2 comentarios:

Te de llimona dijo...

Hola!
Es la primera crítica negativa que leo sobre esta película. Y creo que por el resto de tu blog debes hablar con conocimiento de causa. A mí lo que me está cansando últimamente es el afán de remakes sobretodo en este género... No saben inventar nada o es que ya está todo inventado y sólo queda hacer versiones y segundas partes?
Ostres, qué caro el cine allí! Madre mía y yo me quejo de los 6 euros de aquí! No me extraña que la gente se baje las pelis.

Paco Bernal dijo...

Hola!
Gracias por tu comentario.
Aunque pueda parecer lo contrario, esta no es una crítica esencialmente negativa. La peli está bien, pero si uno ve más allá...Si uno se hace preguntas, entonces las cosas se le empiezan a caer. Bajo mi punto de vista es una película muy fría. Para que el espectador se emocione, antes se tienen que haber emocionado los actores. Y salvo Heath Ledger, esa emoción brilla por su ausencia en general. Pero es una buena manera de pasar el rato.
De lo otro: hace unos días leí algo fenomenal y bien cierto: las mejores historias, ahora, se cuentan en televisión. El cine ha pasado a ser un entretenimiento condenado, como las series españolas, a ser "familiar", romo, sin riesgos. Ejemplos mil: "A dos metros bajo tierra", "Los Soprano", "El ala este de la casa blanca"...
Saludines