Ser mujer

24 de Septiembre.- Querida Ainara: míralos: tienen apenas dieciocho años. Él ha dejado el colegio hace un año, ella va a empezar una carrera que la llevará por escenarios internacionales. Son la imagen de la dulzura, del amor recién estrenado. Se hacen sinceras caricias, pero su amor está herido de muerte. Cualquiera que sepa leer en las personas, como se lee en los ríos, puede darse cuenta de que la vida los separará en cuanto ella empiece a encontrar conversaciones más complejas y espacios más amplios. Y si la presión del entorno no les separa, entonces será él el que tenga que ceder. Deberá adaptarse al papel que, durante siglos, los hombres han reservado para las mujeres. Tendrá que subordinar sus propios intereses a los de quien, al fin y al cabo, trae el dinero a casa.
Es más que probable que tú, sobrina, andando el tiempo, te encuentres en la misma situación y espero que, para entonces, hayas encontrado al mirlo blanco que acepte que tú ganes más y que tu vuelo profesional sea más firme y seguro. En mi generación, por lo menos, no hay demasiados hombres así. Nos dieron un barniz de igualitarismo muy superficial y, aunque las mujeres universitarias ya son mayoría, seguimos practicando una suerte de corporativismo a la hora de seleccionarlas para puestos de responsabilidad.
Desgraciadamente, Ainara, tratar estas cuestiones suele convertirse casi siempre en una excusa para la demagogia, cuando no para la más completa de las idiocias.
Creo, en cualquier caso, que mi opinión al respecto no es nada extrema, así que te la expondré lo más honradamente que sepa, como de costumbre. En general, he tenido una relación correcta pero más bien fría con mis jefes hombres. En cambio, me he entendido fenomenalmente con mis jefas. Principalmente porque hay cosas que he visto hacer a mis jefes que jamás haría una mujer. En una empresa en la que trabajé, por ejemplo, se seleccionó un puesto de cierta responsabilidad por el método casting. El entrevistador, la entrevistada de espaldas, y el resto de los directivOs de la empresa detrás de una puerta de cristales que la candidata no podía ver, dando su visto bueno o rechazando a aquellas postulantes con las que Dios no se portó muy bien.
En otra empresa, solo se contrata para cierto departamento a mujeres solteras y de tal a tal edad. El momento de la boda es el momento de su despido. Las mujeres que no están contaminadas por estos sistemas asquerosos son flexibles, fiables, generalmente mucho más listas que sus homólogos masculinos. Es muy raro encontrar un caso femenino de lo que se llama “la patá p´arriba”. O sea, el inútil ese al que se le da un despacho porque no vale para nada mejor. Se me puede objetar que, por probabilidad estadística, hay muchas menos mujeres en puestos de responsabilidad (menos candidatas a ser unas inútiles) pero también los raseros con que se juzga a las mujeres son mucho más duros.
Ahora bien, Ainara, si encuentras a ese hombre algún día, convéncele (y convéncete) de que estas cuestiones son solo superficiales –aunque ayuden a la felicidad-; ponte el mundo por montera y disfruta de tu vida.
Besos de tu tío.

4 comentarios:

Arantza dijo...

Ante este post, no puedo decir más que "amén, tú lo has dicho". Quebec es un poco más nórdico (como los países escandinavos, quiero decir), en lo tocante a la igualdad, y aún así, todavía se lucha para que en determinados círculos, las mujeres sean pagadas igual que los hombres por el mismo trabajo. Pero aquí es ilegal exigir una foto en un currículum, o que te pregunten en una entrevista informaciones personales como si tienes pareja o piensas tener hijos. También es uno de los países en los que hay más mujeres trabajando en puestos directivos. La brecha cultural de la que hablas ya empieza a abrirse: la mayoría de los titulados en estudios superiores son en realidad tituladas. Y yo también pienso que la balanza del poder quizá empiece a oscilar lentamente. ¿Sabrán adaptarse los hombres? Está por ver.
Por cierto, Paco, te envío una cosita por correo.

JOAKO dijo...

El tiempo lo dobla todo, entre tanto es mejor seguir los consejos de un tío bienintencionado y con sentido común.

The Intercultural Kitchen dijo...

Jawohl, Paco!

Paco Bernal dijo...

Hola!
Gracias por vuestros comentarios.
A Arantza: aquí la legislación que protege a las madres recientes es envidiable y hay mucho menos machismo que en España (según lo que yo he visto). En cuanto a lo que me has mandado por correo, gracias, gracias :-) No me ha ofendido nada. Es un honor :-)
a Joako: gracias por lo del sentido común :-) la buena intención espero que se me suponga...jejeje.
A Noema: Danke, danke! :-)