Ave María (Cuándo serás mía)

15 de Enero.- Mírenle, queridos lectores, queridas lectrices. Miren a ese hombre que, en sus escasos ratos libres, se entretiene escribiendo sus chorradillas en un blog.
Son las once de la noche, hay una cuarta de nieve en las aceras, las temperaturas son polares y él, sin embargo, tan feliz.
¿Se habrá puesto ciego de licores espirituosos? ¿Le habrá tocado el Euromillón? ¡De ninguna manera! Viene de darle clase a sus alumnos, C. y S..
Para combatir la rasca, debajo del gorro siberiano lleva los auriculares del discman (él es antigüillo pa sus cosas). El aparato en cuestión reproduce, en estos momentos, ese jitazo en el que David Bisbal le preguntaba a su amada, entre pías exclamaciones, cuándo sería suya.
Ese hombre (Paco, no Bisbal, obviamente) llegado un momento mira a un lado, mira a otro, mira a su espalda , porque aún le queda algo de sentido del ridículo y, al comprobar que está solo, se echa unos bailes en medio de la gélida calle vienesa.
Lo mejor para el frío.
Dejo este botón de muestra de Paco bailando en la soledad de las calles para empezar a decir que, desde antiguo, sé que nunca me haré rico ¿Por falta de dotes? No por cierto que, aunque esté mal que yo lo diga, me echó al mundo mi madre bastante bien dotado. Será porque a mí el dinero, si lo tengo en cantidades razonables, me chupa totalmente un pie. Digo esto porque ayer me planteé muy seriamente dejar de cobrarle a mis alumnos el precio (de por sí muy apañao) que me pagan por las clases que les doy. Y es que me lo paso fenomenal enseñándoles español. Cada día más fenomenal. Espero con ansiedad el día de nuestra clase porque, queridos y queridas, nos reimos mogollón. Por no hablar de que me dan de cenar y de conversar.
Juzgue el lector paciente si yo debería cobrar por los siguientes deleites. 19 horas: llego a casa de C. y S. con un pedacico de chorizo en la cartera; 19:05: con una receta de Ferrán Adriá delante, nos ponemos a pelar patatas para prepararlas a la riojana (C. nos pone sendos martinis). 19:35: mientras las patatas se cuecen en lo que Adriá llama “ un fuego alegre” (¡? No puedo con esta poesía cocinera) C., S. y yo hablamos del subjuntivo y sus aplicaciones (entre sorbito y sorbito a un segundo martini). 20:00: nos embaulamos las exquisitas patatas; 21:30: terminamos nuestra clase de español –hoy algo más corta debido a la cocina- y practicamos conversación otro rato.
Si el mundo fuera justo, habría que cobrar sólo por lo que hacemos con trabajo y pesar y no por lo que nos alegra la existencia. Porque C. y S. no sólo me pagan con cariño y risas, sino que me revelan también aspectos de mi idioma en los que yo no había reparado. Lo cual no tiene precio. Cuando me despedí de los dos ayer no les quise coger el dinero que me daban, pero insistieron tanto que no tuve más remedio.
Así que nada, camino de casa yo me eché unas risas intentado traducir al alemán, para mi capote, el jitazo de Bisbal y, de paso, me regalé unos bailes solitarios.
Porque yo lo valgo.

8 comentarios:

vuelalto dijo...

Es como si te estuviera viendo por un agujerillo y me imagino compartiendo esos ratos...muy buena tu descripción!!!

VIVE Y SÉ FELIZ!!! CLARO QUE SI!!!!!

bstos.

Marona dijo...

Jo, ¡ojalá todas mis clases fueran así! Jajajaja...
Un secreto, ahora que no nos lee nadie ;), yo bailar en la calle aún no, pero miro a un lado y a otro, y si creo que no me ve nadie me lanzo a cantar el "Mediterraneo" de Serrat... :) Un abrazo.

The Intercultural Kitchen dijo...

Jooooooo, Paco, que me has pillao... que yo también bailo a escondidas el Ave María, que me acabo de ver el vídeo y no veas qué marcha y qué buen rollete me ha entrado, que yo la llevo en el emepetrés (una que es modelna) y no sigo porque luego a ver quién se quita la fama de hortera de encima!
En las clases, he tenido de todo, pero por norma general me lo paso también como los indios, aprendo tanto, que a veces salgo con la impresión de que yo he aprendido más que ellos (¿el dilema del (mal)profesor?). Estoy de acuerdo, habría que cobrar sólo por lo que hacemos con trabajo y pesar, pero me surge la duda ¿qué comemos los que vamos felices por la vida? Segundo dilema.
Un abrazote y buen fin de semana :-D

JOAKO dijo...

Nunca olvidaré los ojos que puso un guiri cuando le dije que Consortes y grilletes, tienen un sinónimo común, "esposas".

Anónimo dijo...

Desde aquí propongo iniciar una colecta para comprar un ipod shuffle al amigo Paco. Que la tecnología entre en las casas de todos. Hala, que si lo del Discman es por encanto, adelante... te está hablando el dueño de un 600.

Un abrazo

Jorge desde Zaragoza

Anónimo dijo...

Hola querido Paco! Te encontré un día por casualidad y cada tanto vuelvo a leerte. Soy una argentina que vivió un tiempito en Viena, con ex-marido e hijos austríacos (estos últimos conmigo, en el tercer mundo). Siempre que te leo me da una nostalgia de puta madre (como decimos nosotros, y con perdón del epíteto...). Gracias por mantener vivo mi recuerdo de la hermosa Viena. Besote!!

Valentín Sánchez Baumgarten dijo...

hola, me encanta tu blog, nosotros tenemos uno doble porque somos psicoanalistas, lo que ocurre es que soy fanatico de Viena y una vez por semana subo un comentario sobre la ciudad de mis sueños.
del 29 de enero al 31 vamos alli para hacerun reportaje, nos encantaria conocernos.
tenemos un blog en psicoblog-vsb
espero contestacion, no obstante estaremos en el hotel Sacher.
te esperamos
valentin

Paco Bernal dijo...

Hola Valentín!
Claro que estaré encantado de que nos conozcamos. Te acabo de escribir un mensaje a la cuenta de correo electrónico del blog. Ya me dirás algo.
Un saludo,
Paco