Claudia Bandon-Ortner, jueza y Ministra austriaca de Justicia
Aquí, nadie tiene una pregunta para usted, Herr Präsident

27 de Enero.- Ayer por la noche pudo quien quiso encontrar motivos para el gozo (o para tirarle un zapato a la tele).
El presidente del Gobierno español, Sr. D. Jose Luis Rodríguez Zapatero, acudió a las instalaciones de la cadena de televisión pública española (TVE) para contestar a las preguntas de cien ciudadanos elegidos dizque al azar. Una muestra que quería ser representativa y, por lo tanto, portadora del sentir del Pueblo. La voz de la calle, vaya.
Anque yo no sufro más que por delegación los errores del presidente, ni disfruto de sus aciertos más que porque mejoran la vida de quienes quiero (que aún viven mayoritariamente en España), me hice una sopa de sobre (no doy pa´más) y me senté delante del televisor.
Dejo para mis lectores la opinión que les suscitó lo que se coció en el debate. Yo sólo diré un par de cosas relacionadas con la temática de este blog.
Para ello quisiera recordar a quienes me leen ese momento de tensión embiental en el que el primer sacerdote más o menos normal que se ve en la tele en mucho tiempo (*) interrogó al Sr. Rodríguez sobre su opinión sobre el aborto (no se rompió la crisma el hombre, tampoco). Disimulando bajo varias toneladas de caridad cristiana que, como se suele decir “le tenía ganas”, el cura le preguntó a Zapatero lo único que él no podía contestar: su opinión personal.
Tanto se empecinó el clérigo que, el presentador de la cosa, tuvo que pararle los pies con la educación que su hermana gasta para pararle los pies a los fulanos que encierra en la casa de Guadalix de la Sierra todos los años.
Esto me recordó una escena no menos tensa que presencié yo hace semanas en el informativo nocturno de la ORF.
Como es tradicional tras los nombramientos, acudió la flamante Frau Justizministerin a darse a conocer a los ciudadanos y a hablar de las cosas mil y una que pensaba hacer para que la vida de los austriacos resultase de una comodidad nunca vista.
Al ser preguntada (educadísima, pero incisivamente) sobre un tema de esos que pueden salpicar a quien no los maneje con tiento, la Frau Justizministerin se negó hasta tres veces a dar una contestación (tres: parecía San Pedro) y, a la cuarta, como la situación corría el riesgo de volverse tan absurda como desagradable, le dijo al presentador:

-Mire usted: yo no estoy aquí como fulanita de tal, sino como la Frau Justizministerin de Austria. Y, como tal, yo no tengo más opinión pública que la insitucional.

Y el presentador, claro, tuvo que envainársela.
Por lo demás, ya digo que en Austria no se somete a los políticos a ningún experimento como el de ayer (tanto mejor, porque hubo ratos en los que nuestro premier corrió el riesgo de quedar como Cagancho en Almagro). Quizá porque un programa de esta clase arrastra casi siempre de forma inevitable un componente emocional que repugna un tanto a los austriacos. Aquí la política puede ser un circo (que lo es), pero en los platós reina mi Ingrid Turnher concediendo turnos de palabra en debates en los que se hacen preguntas en el mismo tono de arrebatada frialdad con que en Apostrophes se comentan libros.
En Austria, nada de curas, ni de chicas con síndrome de Down, ni amas de casa paradas ni funcionarios que le reprochan al Gobierno su tibieza con la Conferencia Episcopal. Aquí, nadie tiene una pregunta para usted, Herr Präsident.
(*) Curas y televisión, tema para un post que haré algún día

4 comentarios:

Mrs Jones dijo...

El siguiente paso es conseguir un programa así sin el asqueroso componente sensacionalistaemocional (y que consiga la misma audiencia).

Todo un reto.

JOAKO dijo...

Al día siguiente todo el mundo le puso un Notable en forma (un 7) y un deficiente(un 3)en fondo al presi.
A mi me parece que el formato no da más de si, puesto que profundizar más con esos mimbres es difícil, puesto que si Zapatero ha de expresar opiniones personales, o descender a responder cuantos Palestinos han sido "asesinados" con armamento Español, "apaga y vamonos", la demagogia es pasto del pueblo, y es por eso que la utilizan los políticos, y no al reves, si fuera al reves estos eventos resultarían "un coñazo" de lo tecnicos que se tornarían.

Luisru dijo...

El problema de la pregunta del cura es que Zapatero no estaba en el programa como ciudadano de a pie, sino como presidente, cuya opinión sobre estos temas es "vinculante", por llamarlo de algún modo. Y digo yo, ¿por qué tienen tanto interés todos los curas en la procreación si se supone que ellos la tienen vetada? De todos modos, yo me quedo con la mujer que le preguntó qué era lo que le quitaba el sueño, ya que es la única que intento sacar algo de humanidad a su mecanico discurso.

Paco Bernal dijo...

Hola a todos:
Gracias por vuestros comentarios.
a Mrs. Jones: hombre, yo creo que, a pesar de los pesares, hay un componente en la política que es emocional, porque el político se atrae votos con su simpatía (No debería ser así, pero somos humanos) en cualquier caso, hubo preguntas que dejaron al presidente contra las cuerdas. Cuando yo llamé a mi madre al día siguiente y me contó los benéficos resultados de las encuestas, no me lo podía creer. Porque hubo más de uno y más de dos que a Zapatero le dieron un buen baño.
A Joako: esta de las armas ha sido una pregunta interesante. No sólo para el granadino que la hizo (que de aquí en adelante va a ser el héroe de su barrio) sino que demuestra lo que mi primo N. llama "la sentimentalización de la política". O cómo la gente cierra los ojos a aquello que no quiere ver. Sale un tío en la tele (fue el presidente, pero podía ser el otro, es indistinto) y asegura, mirando a cámara y totalmente en serio que "las armas españolas no matan" y se queda todo el mundo tan ancho. La demagogia no es sólo pasto del pueblo. Los políticos también pueden ser demagogos (y aprovechan la oportunidad) cuando el pueblo (nosotros) se obstina en no ver cosas que están ahí. El presidente, por otra parte y como tú dices, no tiene por qué saberlo todo ni por qué responder a todo (es más, hay muchas cosas de las que le preguntaron de las que Zapatero no es ni indirectamente responsable). Pero, eso sí, el presidente es la cara del poder (sobre todo en un sistema tan personalista y tan fuertemente partidista como es el español). A mí me dio la sensación de que era una especie de concurso de preguntas y respuestas en el que todas las cartas estaban ya dadas. Zapatero no podía decir la auténtica verdad: en la situación actual ni él ni ningún político están en condiciones de convertir la masa laboral española (cara y mal preparada) en una fuerza de trabajo competitiva. La crisis española endógena se ha agravado con la internacional, pero hubiera estallado de todas formas más tarde o más temprano. Es público y notorio que organismos tan poco sospechosos de emitir dictámenes impopulares, habían anunciado el fin de la burbuja inmobiliaria (y la hostia, con perdón, subsiguiente) desde, por lo menos, los principios del primer gobierno de Zapatero. Y nadie hizo nada, porque hacer algo hubiera comprometido la imagen de gestión del gobierno que hubiera sido. En fin, que el comentario ya me está saliendo muy largo. Un abrazo.
a Luisru: totalmente de acuerdo: Zapatero no puede tener más opiniones que las oficiales. En cuanto a la obsesión de los curas, el mismo día hubo en Austria un reportaje en el "Informe semanal" de aquí, en el que se hablaba de la contradicción entre el celibato y el machaqueo de la iglesia con el tema de la vida. Y hablaban que en Austria el número de sacerdotes ha retrocedido un veinticinco por ciento en los últimos diez años. Creo que Benedicto, en esta como en otras tantas cuestiones, debería darle una pensadita al tema. El día que la última señora mayor de misa diaria se muera, no sé qué va a ser de la Iglesia.
En fin, saludos a todos,