La ministra de la mujer austriaca, Frau Heinisch-Hosek (foto: www.frauen.spoe.at)
Sancionar o no: datis de cuéstion

23 de Junio.- El domingo por la tarde, durante un acto político, la señora Ministra de la Mujer austriaca, Frau Gabriele Heinisch-Hosek anunció la intención del Gobierno de no tolerar más nunca, bajo ningún concepto, que las mujeres cobren menos que los hombres si hacen el mismo trabajo.
Dispuesta a que su declaración no se quedase en un mero fervorín electoralista, la señora Ministerin anunció que se implementarían mecanismos para detectar a las empresas discriminadoras, a las que se castigaría con multas de hasta diezmil eurazos. Acostumbrado a este tipo de globos sonda por la política española, en la que demasiadas veces se tira la declaración y luego se esconde la mano (véanse si no los dimes y diretes de la penúltima ley del aborto) la verdad es que no presté demasiada atención a las palabras de la ministra. Me pareció, eso sí, que estaba un pelín pasada de vueltas y que las cuatro vulgaridades que utilizó para defender su postura eran más una forma para contentar a una galería convencida que un esfuerzo serio por hacer valer su opinión.
Ayer, sin embargo, la buena mujer acudió al noticiero de la noche para responder a la polvareda que su anuncio ha levantado entre los empresarios y la oposición. Argumentan los unos y la otra que no están los tiempos para andar castigando a las empresas (bastante tienen ya con la que está cayendo) y que a ver cómo se las va a arreglar la ministra para hacer compatibles su encomiable labor inspeccionadora con el anonimato que protege las nóminas de los empleados.
La Frau Ministerin explicó que se aplicaría el modelo sueco y que se repartirían encuestras entre los empleados al objeto de que denunciasen cualquier irregularidad. La locutora intentó poner entonces algo de equilibrio en el flamígero discurso de la ministra, explicándole que este tipo de sospechas son un arma peligrosa; la Frau Ministerin no se apeó de su jumento y argumentó que lo loable del fin justificaba los medios. La locutora intentó entonces buscar una salida conciliadora:
-Se publicarán los nombres de las empresas infractoras pero ¿Se hará lo mismo con las que hagan los deberes?
El rostro de la señora Heinisch-Hosek se iluminó. Sonriente, se dejó decir que el Gobierno había pensado ya en ello.
La legislación laboral austriaca es enormemente protectora para con los trabajadores; y todo a pesar de que, por ejemplo, el despido es aquí muchísimo más barato que en España. Sin embaro, parece ser que la realidad es tozuda y que, en algunos sectores, las mujeres cobran hasta un 25% menos de lo que cobran sus compañeros varones. Sin embargo, a mí me parece que sancionar no es el camino, por mucho que la Frau Ministerin piense que así se solucionan todos los problemas.
Creo que, a medio y largo plazo, es mucho más efectiva una política educativa que trate igual y a todo el mundo, así como unos medios de comunicación comprometidos en dejar de enseñar a las mujeres como floreros (en Austria, aún, se ven campañas de publicidad que en España sacarían a las feministas a la calle armadas con horcas y teas encendidas). Por otra parte, nunca en España he tenido yo que rellenar, como aquí, encuestas en las que se me preguntaba si, por ejemplo, el profesor de un curso había discriminado a las alumnas.
La sensación es que los esfuerzos en pro de la igualdad son un tanto dispersos y que no están coordinados.
Hasta que el ser hombre o mujer no deje de ser visto como un factor determinante para calibrar la valía de un trabajador, me parece a mí que el problema de los sueldos no empezará a mejorar.
Ahora bien: el quid de la cuestión es ¿Cómo llegar a eso?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Frau Heinisch-Hosek, ¡otro pepito de demagogia bien pasada! Sólo es necesario leer en la prensa las ofertas laborales para entender que esas tonterías no tienen ningún sentido: ¿Acaso en algún anuncio se publica una doble tarifa salarial en función del sexo? Ahora bien, si se trata de cobrar más sólo porque en el cuerpo se tienen seis labios en lugar de dos…¡pues nada: avante a toda máquina! Es una lástima, yo creía que a las personas se las valoraba por otras cuestiones. Lo dicho: ¡otro pepito de demagogia!; bien pasado, bitte.

Fdo. El pobre…

JOAKO dijo...

A la igualdad social de géneros le queda aún un largo recorrido, de generaciones de ciudadanos que vallan poco a poco olvidando el poso de la historia. En España hemos hecho un sprint, pero ahí está parte de la sociedad para intentar hacer recular alguno de los logros, y a la mínima que puedan lo hacen. Lo del aborto que has comentado no es mas que la historia de un desatino, porque el gobierno ha entrado al trapo de una oposición católica que ha planteado mal el asunto, como si la ley del aborto no existiera y se quisiera imponer, no reformar.
Siempre he tenido a Austria como una sociedad conservadora, realmente es una sensación no basada en nada concreto, y estoy de acuerdo en la falta de "método" por parte de todos los dirigentes políticos a la hora de acometer cambios en las legislaciones para proteger a la mujer, ahí tal vez habría que entrar en "la discriminación positiva" y ese es un post que no tengo ganas de escribir (recuerda mi último comentarío en tu blog), creo que el empuje debe venir fundamentalmente de las mujeres, y los hombres con dos dedos de frente hemos de allanar el camino, pero creo que no hay ninguna revolución hecha por los que "perdian un derecho".

RBD dijo...

Interesante post, Paco.
No dejará de haber formas discriminatorias racistas, mientras pensemos en colores como un asunto determinante para cosas que no lo son (creo que ninguna lo es, tal vez algunas tendencias a ciertas enfermedades).

En la larga carrera que nos falta recorrer por la igualdad de los sexos es la misma historia, pensar en el sexo como algo determinante, cuando hay pocas cosas (no culturalmente creadas) en las que el sexo es determinante (el embarazo, por ejemplo). En fin, que lo menos que podemos hacer es avanzar la discusión de estos temas, para operar los cambios culturales que deseamos que lleguen.

Un abrazo,

Rafa Barceló Durazo

Paco Bernal dijo...

Hola a todos:
Gracias, como siempre, por vuestros comentarios.
A el Pobre: a pesar de que no se publique sí que es cierto, creo yo, que las mujeres están peor pagadas sólo por el hecho de ser mujeres. Y, es más, aún existe lo que se llama "el techo de cristal". Parece que no lo hay, pero para una mujer es mucho más difícil ascender (aún). En cuanto a la demagogia que dices, forma parte de las cuatro vulgaridades que la ministra usó para defender su postura. Una demagogia que lo hace todo...No sé, forzado. Y que le quita autoridad moral a quien la ejerce.
A Joako: los austriacos son conservadores pero también bastante prudente. Y de la ley del aborto, yo la verdad, no puedo argumentar mucho; en cualquier caso yo creo que poner determinado tipo de cosas "fáciles" elimina la posibilidad de que la gente se escurra las neuronas para buscar alternativas "sensatas". Por ejemplo, si la píldora del día siguiente se reparte como los caramelos chimos, quizá evitemos que las hijas y los hijos hablen con los padres. Es, ya digo, una opinión ejercida desde la gran distancia que me separa del tema.
A Rafael: las diferencias basadas en el sexo son,en gran parte, y tienes razón, una construcción cultural pero, de lo que se habla poco, es de la responsabilidad que las propias mujeres tienen a veces en la perpetuación de cierto estado de cosas. Por ejemplo, mi abuela, que en paz descanse, era una señora tremendamente machista a la que las igualdades le parecían fatal. Y ella no veía ningún problema en ser diferente de los hombres.
En fin, un tema complejo.
Un abrazo.
P.
PS: Por cierto, me fijo en que sobre este post sólo han opinado hombres...No sé qué pensar :-)