El compositor Franz Schubert
Polvos y Lodos (o viceversa)
22 de Septiembre.- De camino al metro, paso todos los días delante de una iglesia del siglo XIX en la que, según una placa que el municipio colocó en los años veinte del siglo pasado, fue velado el cadáver del bueno de Richard Schubert (por cierto, antepasado de un amigo mío).
La iglesia es humilde y está rodeada por una serie de estatuas absolutamente horrorosas –del estilo de las de la Plaza de Oriente de Madrid- entre las que destacan por méritos propios un San Sebastián deforme retorciéndose por el dolor que le causan dos flechas de latón y una Santa Margarita que pisotea con aire constipado una serpiente que, incluso siendo de piedra, parece de goma. A mí me gusta entrar en esta iglesia sobre todo en invierno, cuando quiero pensar tranquilamente. Reina dentro de ella una suave y húmeda penumbra, un poco parecida a la del acuario del zoo. Durante las misas, a veces alguien toca el órgano, y las señoras mayores van a comulgar envueltas en esos abrigos con cuello de peluche que huelen (aunque no se huela) a naftalina y a museo con poco trajín.
Pues bien: di que iba yo esta mañana camino del suburbano cotidiano (y de mi primer día de curro postgrecia, ay qué dolor) cuando me he fijado en que, durante mi ausencia, la loca juventú modelna ha dejado unas pintadas en la fachada de esta iglesia. No me ha gustado porque a)las pintadas me parecen una guarrería y una antigüedad; ahora se puede mandar todo tipo de mensajes subversivos por internet sin ensuciar el entorno urbano (aunque también: si no se enguarrina el entorno urbano ¿Qué gracia tiene protestar?) y b)porque le tengo cariño al edificio como se quiere a un animal viejo que ya no está para muchos trotes.
En cualquier caso, lo que me ha hecho gracia es que las pintadas remitían al ala dura de ese grupo de ateos –decíamos ayer- que habían puesto su campaña –más cívicamente, cieratamente- por el distrito uno en forma de cartelería.
Los anónimos autores de las pintadas pedían a los viandantes que se dedicasen a fornicar como locos “antes del matrimonio” (a ver, señores: salvo los miembros del Opus y los gilidoors de los Jonas Brothers, en estos tiempos del cuplé ¿Llega alguien normal virgencito a la noche de bodas? Bueno, sí: los loosers de Schwigetochter Gesucht (Se Busca Nuera): un rialitichou de la RTL al que me he aficionado en Grecia y del que hablaré un día de estos).
Pero la mejor era una que exhortaba a la población a pecar sin tasa, a troche y moche, a calzón quitao, con un imperativo que, en alemán, suena aún más llameante. Los ateos de la rama moderada protestaban contra el hecho de que las religiones se hubieran hecho con el monopolio de la bondad. Los del ala mensajera, en cambio, piden a la peña que se deje de gaitas y sea mala por todos los métodos que se les ocurra.
En fin.
Llega uno de esas Grecias y ¿Qué se encuentra? ¿Eh? Qué se encuentra. Pues se encuentra que Lugner (que hace varias décadas que cometió el subversivo acto de dejar de ser virgen: aunque la subversiva quizá fuese la contrincante: qué valor) Pues eso, que Lugner se separa de su última (Bambi) que también, por lo que parece, y a pesar de la abismal diferencia de edad, debió de echar su primer coito hace algún tiempo. Necesité una dosis en vena de la basura más patética (ese chou de Richard Lugner en la ATV) para recuperarme de un programa de la N-24 (una cadena alemana de todo noticias) en el que se daba vueltas insistentemente –formato teletienda- a la posibilidad de que el ser humano actual fuera el producto de la coyunda entre un homo sapiens peludo y una extraterrestre con cara de batracio. Para apoyar esta aseveración, salían unos cuantos pseudocientíficos (modelo J.J. Benítez) que, con craneos con malformaciones en la mano encontrados por niñas inocentes en las soledades del desierto de Nuevo México (arf,arf), pretendían estar en posesión de las pruebas definitivas para demostrar que de aquellos polvos vienen estos lodos (con perdón).
Aunque claro, cosas más descabelladas se han sostenido (y se sostienen) por esos mundos de Dios: a pesar de que el abuelo Darwin descubrio la clave de nuestra necesidad periodica de afeitado, en Estados Unidos hay muchas escuelas en las que se enseña aún que somos el fruto de un rato perdido sabatino de Yaveh. Y se quedan tan anchos.
5 comentarios:
En todo caso se te olvida deir que "fornicar" es en extremo diverido...
Cómo me gusta ese barrio, sobre todo por los bares y restaurantes como los que hay en el SQ...Paco, vives además en un Altbau? Saludos
Por cierto, que si Schubert viviese hoy en día en Viena, con esa cara y esos pelos, seguro que se movería en bicicleta, llevaría un bolso con correa a la espalda de la Viennale, camiseta corta verde clara, pantalones ligeramente acampanados de pana y un poco deshilachados, zapatillas Adidas desgastadas y votaría a los verdes de la grecoaustríaca Vassilakou. :-P (Qué paranoia, jeje...pero a que le pegaría?)
Hola!
Gracias por vuestros comentarios.
A Joako: Totalmente de acuerdo: fornicar es en extremo divertido y placentero, además de saludable. Yo, siempre que puedo, lo hago :-)
a Pyro: mi casa no es una altbau (bueno, un poco alt sí que es: de los años cincuenta). En cuanto al Schloss Quadrat, totalmente de acuerdo. Cuando quieras, mándame un correo y nos tomamos unos vinos (va en serio).
A Pyro (2): absolutamente de acuerdo. Yo creo que votaría a los verdes sin ninguna duda. Lo de la bolsa de la Viennale mola jajajaja. Yo llevo desde que estoy aquí para comprarme una pero no hay forma. Por cierto que hoy he visto ya los anuncios de la lange nacht de los museos !Madre cómo pasa el tiempo!Dentro de nada, otra vez mi cumpleaños:-)
Saludetes,
P.
Te tomo la palabra;-)
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