El político alemán Guido Westerwelle (foto: www.germany.info)
No sólo fúmbol

26 de Noviembre.- Mi jefe y yo nos sentamos frente a frente. Como tenemos la radio puesta todo el día, es inevitable que, cuando dan las noticias reaccionemos las dos ante las cosas que dicen los locutores.

Cuando hay una noticia referente a España, además, la cosa se pone divertida: el locutor la suelta, mi jefe enarca las cejas sin levantar la vista de los papeles y yo empiezo a hacer coñas como si me sintiera enormemente tocado en mi orgullo cañí.

Esta semana hemos tenido oportunidad de representar la comedia un par de veces. La primera, el lunes cuando la noticia del día fue que, durante un traspaso de datos entre España y Alemania, habían sido robados cientos de números de tarjetas de crédito pertenecientes a ciudadanos alemanes pero también a algunos austriacos (por cierto, ningún medio español contó nada del choriceo cibernético).

Y ayer también hubo espacio para España en las noticias. Con motivo del día internacional contra la violencia machista, los medios austriacos se hicieron eco de la singular diligencia que demuestran ciertos compatriotas de sexo masculino a la hora de cargarse a sus santas.

Pero sin duda, la palma se la llevó ayer la Deutsche Welle. Un canal informativo 24 horas que tiene a los germanoparlantes al cabo de la calle de todas las cosas que pasan en el mundo.

Di que ayer, a eso de las diez, me dije:

-Paco, a ver si hay algún informativo decente a estas horas.

Total: que me planté en la ORF y allí estaba nuestro amigo Guido Westerwelle, el vicepresidente alemán y ministro de exteriores, espejo, orgullo, luz y guía de los gays europeos; contestando afablemente a las preguntas de la locutora del Zeit Im Bild. Cogí la entrevista al final, por lo que no pude saber de qué hablaban, pero lo que más me llamó la atención fue que, en la despedida, Westerwelle deseó muy buenas noches a los espectadores austríacos. Ninguna novedad. Lo que era novedad era que parecía completamente sincero. Merced que, viniendo de gente tan tiesa como suelen ser los alemanes, merece todo el aprecio.

La presentadora del ZIB empezó a hablar de cosas sin importancia, así que, a lo que iba, yo me fui a la DW. Y allí había un locutor con cara de objetividad (la expresión estándar de los presentadores de telediarios). Tardé un poco en darme cuenta de que estaban hablando de España. Un reportaje de esos con imágenes de gente andando por la calle, mujeres con bolsas de la compra, cadenas de montajes de coches (“tate, me dije, aquí hablan de economía”). Y vaya si hablaban. Para ponernos a los pies de los caballos.

A despecho de las halagüeñas serpientes de verano elaboradas por el Gobierno para consumo interno, en la Deutsche Welle no se andaban con chiquitas: de “luz al final del túnel”, nasti. De “brotes verdes”, ni hablar del peluquín. Sobreimpresionadas sobre los consabidos planos de “ciudadanos medios” haciendo “transacciones normales” las cifras de déficit público del Estado Español: un diez por ciento. Voz en off del locutor: las condiciones establecidas por la Unión son de un máximo de un tres por ciento. Sigue la voz en off del locutor: “el Gobierno español ha acudido a una subida de impuestos para intentar reflotar el estado de las arcas públicas; pero según todos los expertos, esto puede agravar aún más los problemas de la economía española”. De aquí, nuestro amigo el presentador pasó a un corresponsal situado en algún lugar de la piel de toro (no se veía cual, que estaba oscuro). Y entre los dos, con esa falsa naturalidad de los telediarios, se pusieron a departir a propósito de lo negro que se presenta el panorama si no nos ponemos a la tarea y nos dejamos de tonterías.

3 comentarios:

JOAKO dijo...

¡ostia, qué si lo dicen los teutones!

Paco Bernal dijo...

No lo dicen los alemanes, lo dicen la mayoría de los organismos internacionales (por desgracia)

Marta Salazar dijo...

como admiradora y vecina de Guido, me gustaría aclarar que Guido no es gay, Guido es sólo homosexual, por así decirlo, como ha habido muchos en la historia: es tranquilo, no lo oculta (sí lo ocultó durante muchos anos, pero, como se hablaba tanto, lo dió a conocer sin bombos ni platillos, pero abiertamente);

Guido no es anticristiano (como podrían pensar muchos lectores espanoles) sino que es cristiano practicante, es protestante imbuído de catolicismo rhenano, diría yo; habla bien del Papa (em consta porque lo he oído en directo);

está a favor de fortalecer la familia, aumentar el Kindergeld, para así ayudar a los padres, etc., etc.

Lo que hace que sea, a mi modo de ver, el mejor político alemán :)

Un saludo estimado Paco!

PS: tu jefe es austriaco? y escucha todo el día la radio? No? eso sería impensable en Alemania!