Imagen promocional de la película Tron (foto: Walt Disney Pictures)
La distancia
30 de Noviembre.- Cuando mi hermano y yo éramos pequeños, pasábamos algunas tardes en casa de mi abuela. Nos daban dinero para ir a un videoclub cercano en el que, previo escrutinio de los títulos y negociación por parte de mi hermano y mía, nos daban un ladrillo que insertábamos en el no menos mostrenco vídeo Betamax de mis abuelos, que representaba la tecnología punta.
Mientras el casette se rebobinaba (qué antigüedad) mi abuela nos hacía un par de bocadillos a nuestra imagen y semejanza (más grande el mío –un palmo- algo más pequeño el de mi hermano). Los llamaba Ballenas y eran básicamente un bocadillo de jamón de york sólo que le daba vuelta y vuelta al pan en la sartén.
Mientras mi hermano y yo mordisqueábamos el pan crujiente y calentito, veíamos la película que fuese.
Con la fuerza de la magdalena de Proust vino ayer a mi paladar el sabor y el frescor del jamón de York emparedado en aquellas dos tapas de pan blanco.
Porque el sábado me compré una de aquellas películas que mi hermano y yo alquilamos un par de veces en el reducido videoclub del barrio de mi abuela: Tron. Una película que, en su época, pasó por los cines con más pena que gloria. En gran parte porque fue un producto elaborado desde una organización gigantesca y burocratizada, pensado para responder a unos treintañeros procedentes de la televisión que, con actores desconocidos y equipo alquilado, habían dado un gran taquillazo: La Guerra de las Galaxias.
La Disney compró la idea de Tron a una pequeña compañía que se dedicaba a producir anuncios para televisión; y con la idea compró una estética que, en principio, no pegaba nada con los azucarados productos que la Disney lanzaba por aquel entonces entonces (la serie de Herbie, por ejemplo).
De la compañía pequeña vino también el director (Steven Lisberger) al cual la Disney rodeó de gente con más experiencia (era un primerizo: no se fiaban de él).
La estrella encargada de proporcionar el tirón taquillero fue Jeff Bridges (que acababa de hacer la segunda versión de King Kong con Jessica Lange, para Dino de Laurentiis). La película se rodó utilizando un procedimiento novedoso (y, por tanto, costosísimo). Los actores interpretaban sus papeles frente a una pantalla negra. Los animadores, en un momento posterior, añadían los fondos y los efectos. Fue una de las primeras veces en las que se utilizaron imágenes generadas por ordenador (600 ordenadores, se utilizaron para la tarea: los mamotretos de entonces no tenían memoria suficiente para almacenar la información necesaria). La película contiene apenas veinte minutos de imágenes generadas por ordenador (de un total de 90) y son imágenes rudimentarias (deliciosamente rudimentarias, para los que conocimos el mundo sin ciberespacio).
Quizá a causa del desafío técnico, Tron es un producto que adolece de dinamismo, con un guión flojo –quizá porque el reparto tampoco es de primera: salvo Jeff Bridges, el reparto de Tron es televisivo-. A ratos, da la sensación de ser un corto inflado para que alcance los noventa minutos. O un largo en el que las situaciones se fuerzan para poder enseñar los efectos especiales –fastuosos, para la época, encantadoramente ingenuos hoy-).
Todas estas carencias quedan compensadas por la estética de la película, en la que colaboró decisivamente el dibujante Moebius y a la que, el procedimiento de pantalla negra (la película se rodó, además, en blanco y negro) le da un aire antiguo, de cine mudo; rascando un poco, hay algo de Fritz Lang, y también algo de psicodelia, y algo de Pop Art.
Pero lo que no ha cambiado, ni entonces ni ahora es que, a pesar del encanto retro, las piezas no terminaban entonces (ni terminan ahora) de encajar.
7 comentarios:
Vi tron en el cine, me desconcertó, y describes muy bien ese desconcierto, es como si algo "a la última" no acabase de funcionar, pero te atrajese como un imán.
Deliciosa el recuerdo de las películas en VHS o en Beta. En casa tuvimos Beta hasta bastante tarde. Y eso de rebobinar las películas, ya no me acordaba! Mira que te lo decían en el vídeoclub, pero yo siempre me las encontraba sin rebobinar :-)
Sobre la estética Tron (no vi la peli), creo que ahora debe interesar como obra de culto a los seguidores de Kraftwerk en su día ;-)
En aquellos tiempos, yo hacía la FP de electricidad y tenía un profe que nos puso esta película en clase; trabajábamos los cómics, el lenguaje visual... Recuerdo la adaptación cinematográfica de Metal Hurlant, la peli de The Wall, el programa de televisión La bola de cristal, las canciones de Las Vulpes o Siniestro Total... Por momentos, me parece que vamos hacia atrás, hacia una sociedad en la que lo transgresivo son las pelis de Disney :-(
Un saludo.
Hola a todos!
A Joako: la verdad es que la peli es bonita pero, de alguna manera, fallida...
A Te de Llimona: nada, cuando te vengas, ya te la paso. Es entretenidilla y se ve facilmente.
A Antonio: el otro día hablabamos que, hoy en día, por ejemplo, Entre Tinieblas, de Almodóvar no se hubiera podido hacer (lo digo porque fue una película que, en su día sacó a Almodóvar del underground). Y no digamos La Bola de Cristal, que está de aniversario...
La verdad es que, en cierto modo, es triste. Yo creo que la sociedad ha perdido la flexibilidad de los ochenta, cuando parecía que todo era posible. Ahora todo es demasiado políticamente correcto a lo mejor...
Saludos
Yo vi Tron en VHS. Los sábados mi padre llegaba a casa con un montón de pelis alquiladas en el videclub de El corte inglés. Hace bastante que la vi y recordando, diría que me gustó mucho pero, efectivamente, faltó algo.
Hola!
Gracias por tu comentario.
Mis abuelos fueron pioneros en la tecnología. La primera tele en color, el primer vídeo (Beta) nosotros tardamos más en tener un VHS. Vista hoy, la verdad es que la peli tiene su encantillo. Como El Coloso en Llamas. Algo así.
Saludos
Que bueno!!! Vaya tardes aquellas con el BETA. Ese video está en Algete, y todavía existe un video de Mecano del 82, creo.
Que recueredos!!!
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