2 de Junio.- Querida Ainara: mi informativo preferido de la televisión española es el de la noche del Canal 24 horas de TVE.
Quizá porque no esperan alcanzar audiencias masivas, las noticias están contadas con una gran sencillez y, diría yo, con gran imparcialidad.
De vez en cuando comentan un libro e invitan a su autor. La otra noche, entrevistaron al profesor Bernabé Tierno, que ha escrito un volumen sobre el optimismo y la escurridiza felicidad.
Escuchar a un optimista contumaz, como el profesor Tierno, puede llegar a resultar pelín cargante. El optimismo, como su contrario, es una pasión que ciega facilmente (te lo dice uno que lucha continuamente por encontrar el equilibrio entre su tendencia a pensar que todo está en trance de mejorar y su conciencia de que el ser humano es, en general, una compañía poco recomendable). Sin embargo, el profesor Tierno explicó su concepto de cómo encontrar la dicha en un tono muy acorde con el del programa. O sea, sosegadamente, con sencillez y sin prometer remedios milagrosos.
Y resultó, curiosamente, que el buen hombre y yo coincidimos en una cosa que a mí también me parece fundamental. El profesor Tierno dijo que, para ser feliz, es indispensable establecer lo que él llamó “anclajes afectivos” y lo que yo llamo “la red”. Es decir, ese grupo de personas con las que se establece un acuerdo bilateral. Ellos saben que siempre podrán contar con nosotros, lo mismo que nosotros sabemos que siempre podemos contar con ellos.
“Pájaros del mismo plumaje vuelan juntos”, dijo el profesor Tierno. Y es otra grandísima verdad. Esto se ve sobre todo en la emigración (algún día, quizá, tú serás una emigrante como yo). Uno de los deberes del emigrante, Ainara, es formar una red y cuidarla. Siendo servicial, atento, en una palabra: de fiar. Si en la vida ser benéfico con el prójimo es una obligación moral, cuando se está en un país extranjero se convierte además casi en un requisito de supervivencia.
Porque nunca se sabe cuándo vas a necesitar a esa persona a la que hoy estás ayudando. O sea, que ser bueno no es sólo algo que ayuda a mirarse al espejo todas las mañanas con mucha más indulgencia sino que, además, a la larga, constituye un fantástico negocio.
Es verdad que, cuando creces en una familia como la nuestra, esto se aprende casi solo, porque está en el aire.
Tu bisabuela paterna es una señora de muchísimos recursos y tu abuela no digamos. Ambas son un exponente claro de esto que digo. Conocen a todo el mundo a quien hay que conocer a diez kilómetros a la redonda y siempre están dispuestas a hacerle un favor a las personas que puedan necesitarlo. Dominan además otro arte que se está perdiendo en estos tiempos de velocidad: el del trato personal.
Tu padre y yo siempre nos reimos mucho porque tu abuela es capaz de entablar una conversación de ser humano a ser humano incluso con la gente que no está dispuesta a ello.
El ejemplo prototípico son las telefonistas de los servicios de atención al cliente. Situación típica de tu abuela llamando por teléfono:
Telefonista robótica (con tono manifiestamente maquinal): RENFE Servicio de atención al cliente, le atiende Marta, en qué puedo ayudarle.
Tu abuela: Hola Marta, bonita, mira te llamo porque no sé si me podrías hacer un favor...
A los cinco minutos tu abuela y Marta hablan como si se conociesen de toda la vida, Marta está implicada emocionalmente en el problema de tu abuela, y la conversación ha dejado de ser un intercambio comercial para convertirse en una situación de la vida diaria en la que Marta terminará ayudando a tu abuela casi sin sentirlo y, es más, quedándose luego con muy buen cuerpo.
Otro consejo del profesor Tierno, por cierto: dejar, siempre que se pueda, buen recuerdo de uno.
Lo mejor de todo es que ni tu bisabuela ni tu abuela han leido el libro del profesor Tierno, ni falta que les ha hecho; nacieron con esta cualidad.
Un beso de tu tío
5 comentarios:
Hola guapo, te voy a contar una anécdota que me paso el otro día, me dijo mi amiga bueno nuestra amiga A que llamara al ejercito para ver cuando salian las plazas para presentarse su hijo. y claro se puso un señor muy amable y estuvimos hablando un rato y cuando terminamos de hablar le dije como siempre digo gracias cariño, y le hombre me dijo por favor si se pasa por aqui quiero que venga a verme porque cariño no me lo llama ni mi mujer y claro los dos nos echamos a reir, para mi eso es una manera de hablar y nada mas.
Otro día cuando estaba trabajando llame a una casa preguntando por una niña que no habia venido a piano y me contesto una señora que estaba limpiando en la casa y claro otra manera de hablar con la gente es llamarle reina y la chica me dijo como sabe que me llamo reina, son anécdota que me han pasado un beso.
Eso le digo siempre a mi hijo, con educación y amabilidad se llega a cualquier parte. Habrá gente que te decepcione pero merece la pena el poderse mirar al espejo cada mañana.
Saludos
Perdona, pero la conversación con la supuesta Marta me ha recordado, no sé por qué, aquella conversación de la empanadilla de Móstoles de los Martes y trece. :-)
Eso de los pájaros es la traducción de un refrán inglés: "Birds of a feather flock together", aquí toda la vida se ha dicho: "Dios los cría y ellos se juntan".
Hola:
A mi madre: si lo que no te pase a ti...jajajaja. Además, siempre se consigue más con amabilidad. Sobre todo si cuentas con que la persona que está al otro lado del teléfono tiene ya el culo pelao de tratar con gente y está quemada.
A Maria: tienes toda la razón. La educación y el respeto por los otros son importantísimos y ayudan a vivir mejor.
A Amelche: no conocía el refrán pero en lo de la empanadilla, tienes razón,no había caido jajajaja. Si yo te contara. Un día tengo que hacer un post sobre mi abuela. Yo siempre digo que es lo contrario del Gran Houdini. El GH era especialista en escaparse y mi abuela en colarse en sitios.
Saludetes
A ver si tu abuela, con todos los respetos, va a ser Jimmy Jump, el que se coló en Eurovisión. :-) A ver si va a resultar que era tu abuela vestida de Jimmy Jump.
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