Jim Carrey y Lina Morgan: vaya par de gemelas

25 de Julio.- Adolfo Marsillach cuenta en sus memorias, „Tan Lejos Tan Cerca“ que cuando dirigió el Centro Dramático Nacional le ofreció a Lina Morgan el papel protagonista en Madre Coraje, de Bertold Brecht y que, incluso, se empezaron unos ensayos o lecturas preliminares pero que la diva de la revista abandonó la tarea porque “no se veía” en el papel. Quizá, pesó mucho en su recuerdo su anterior intento de abordar papeles dramáticos (una película rarísima en la que hacía de la mujer barbuda de un circo, "Una pareja distinta") pero quizá también el aceptar un papel serio hubiera dado un nuevo giro a su carrera que la hubiera salvado de la extinción.



Me acordaba ayer de Lina Morgan mientras veía “I love you, Phillip Morris” (Ignoro cómo la habrán titulado en castellano). Jim Carrey parece que intenta, cada cierto tiempo, darle un giro a su carrera pero lo cierto es que, a pesar de que las películas que elige son estupendas, la cosa no termina de cuajar. En el cine en que yo estaba ayer, en las escenas más dramáticas de la película, la gente se reía con las caras de Carrey y eso, señoras y señores, tiene que resultar de lo más frustrante.



Yendo al grano, argumento de la película: Steve (Jim Carrey), un hombre casado, oficialmente religioso, y miembro respetabilísimo de la sociedad americana más ranci…digo conservadora (tan respetable que incluso es policía) tiene una crisis cuando, en un corto espacio de tiempo, conoce a su madre biológica –que se niega a hablar con él- y casi muere en un accidente de coche cuando está de camino a una cita homosexual clandestina. A partir de ahí, decide vivir como Dios le hizo pero no se limita a salir del armario, sino que, además, aprovecha su portentosa inteligencia y un rostro de cemento Portland para robar a troche y moche y darse una vida de película. Un día, sin embargo, la policía le caza y le mete en la cárcel. Sin embargo, el talego cambiará su vida. Por casualidad, conoce a Phillip (Ewan McGregor) del que se enamora perdidamente.


El flín cuenta su historia de amor (real, atención) a través de una peripecia que ningún guionista en su sano juicio se hubiera atrevido a imaginar.



La película, seguro que mis lectores ya lo saben, ha tenido serias dificultades para estrenarse en Estados Unidos (y aún en Europa ha encontrado problemas para ser distribuida en condiciones). A pesar del peso de los dos actores cabecera de cartel. La razón oficial es que se trata el amor homosexual de una forma bastante explícita y totalmente desprejuiciada –cosa que se agradece mucho como expectador-. Dicho de otro modo: el Harvey Milk de Sean Penn, comparado con estos dos, parece Imperio Argentina haciendo de La Hermana San Sulpicio.



La peli, por otra parte, huye de lo políticamente correcto y se acerca, en muchos tramos, a Algo Pasa con Mary (risitas nerviosas se oyeron en la sala ayer en un par de momentos). “I love you, Phillip Morris” se aleja de la corriente de santificación gay que convierte a los personajes homosexuales de las películas en criaturas fuera de este mundo que tratan de hacerse perdonar el que les guste acostarse con otros hombres a base de ser más buenos que nadie. Lo dicho: quien quiera olores de santidad que se alquile Milk.



Sin embargo el conjunto, aunque se ve con agrado, es un tanto irregular. Sobre todo porque el guión avanza en muchos momentos a salto de mata. Sólo lo salvan las actuaciones de Jim Carrey y de McGregor que sobrellevan los vaivenes de sus personajes con un oficio que ya quisieran muchos. También hay un par de escenas memorables de esas que, a un hombre de lágrima fácil como yo, le hacen mascar cleenex. Pero la cosa no termina de cuajar del todo y “I love you, Phillip Morris” ni es un pájaro, ni es un avión, ni termina tampoco de ser Supermán.



Pero, de alguna manera, cuando se termina, a uno le da la risilla floja.







PS: Para el anecdotario de cosas ocurridas en cines. Ayer, en el cuarto de hora final de la peli, suenan unas voces a mi espalda “!Socorro! ¡Socorro! No es una broma…Ay, que le ha dao algo ¡Que le ha dao algooo!” idas y venidas, carreras, prisas, se avisa al servicio de emergencias…A un pobre hombre le había dado un ataque epiléptico. Menos mal que la cosa se resolvió en cinco minutos –los que tardó en volver en sí- y pudimos enterarnos de cómo acababa el flín.

1 comentario:

La chica de la farmacia dijo...

Cuando leí el título de la peli creí que sería similar a "Thank you for smoking", y, sorpresivamente, nada que ver. Tendré que verla para contarte, te lo digo mientras me fumo un Philip Morris y pienso en las caras de Jim Carrey en "Mentiroso, mentiroso"...

Ahora se me ocurren varias bromas respecto a mi (mala) relación entre películas, y es que pensé en una peli del tipo "Te amo, Lucky Strike". No sé. Pavadas mías.

Gracias por la info. Un beso grande.