Herr Peter Rabl, el cual ha publicado en la edición on-line de Kurier este artículo.
17 de Octubre.- A veces, lee uno los periódicos y dan mucho miedito. Sobre todo en un país como Austria, en el que la propiedad de los medios escritos está tan poco repartida. Y en el que, por lo tanto, no es que abunden las opiniones contrapuestas.
Desde que el FPÖ consiguió su ascenso en Viena –ascenso que algunos periódicos llaman “victoria” a pesar de que los hechos afirman lo contrario- parece que hay algunos periodistas que se han propuesto no perder el tren de lo que ya consideran un movimiento ascendente.
El argumento se veía venir: “Yo no soy del FPÖ –porque son ruidosos, burdos, proletarios, etc- pero hay que reconocer que, aunque no tienen razón, su victoria tiene causas objetivas de fondo…”; para luego volver a repetir la serie de argumentos que el Partido Liberal daba en sus folletos. Es sólo el principio, me temo. Y en este caso el “me temo” es algo más que una figura retórica.
Una de las tretas menos ortodoxas del FPÖ durante la pasada refriega electoral ha sido inundar sus folletos de citas de personajes de la izquierda que, sacadas de contexto, parecían apoyar sus histéricas tesis. Así, cuando acometían ataques directos y de marcado matiz racista hacia la manera de vestir islámica añadían junto a sus diatribas textos entrecomillados procedentes de alguna líder feminista no necesariamente conocida (es el viejo argumento de “nueve de cada diez dentistas recomiendan nuestro producto"). En ese sentido, las declaraciones de ayer de Frau Angela Merkel, deseosa también de ganarse los votos que, aquí, van a encumbrar al FPÖ, en el sentido de que, en Alemania, el intento de crear una sociedad multicultural ha fracasado por completo, han obrado el mismo efecto.
Aquellos que estaban deseando subirse a ciertos barcos, tan caros a estas tierras centroeuropeas desde finales del siglo XIX, se han frotado las manos de gusto, han cogido carrerilla y han saltado. Ya se sabe que, en estos casos, los primeros conversos son bienvenidos.
Uno esperaría estos ensayos con la oscuridad de un país en grave crisis económica como España. Un país, el mío, que está al pelo de un calvo de vivir un periodo de gran inestabilidad pero en Austria, el país con menos índice de paro de la Unión, en el que la vida es una balsa de aceite…No me lo puedo explicar. Y casi prefiero no tener que explicármelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario