Una película prohibida


La historia de Ferdinand Marian

5 de Octubre.- Probablemente el nombre de Ferdinand Marian (en realidad, Ferdinand Hasckowetz) no les diga a nada a mis lectores. Tranquilos: a mí, hasta ayer, tampoco. Sin embargo, durante la segunda mitad de la década de los treinta y hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, Marian gozó en Europa de una fama más que moderada.

Marian, nacido en Viena en 1902, hijo de un cantante de ópera, se especializó pronto en papeles de seductor elegante en comedias más bien tontainas a las que él, gracias a su cálida personalidad, conseguía dotar de cierta entidad. En 1937, la UFA le dio uno de los papeles protagonistas en un vehículo pensado para Zarah Leander llamado La Habanera (un dramón de aquí te espero, a la moda de la época) y en esa película fue cuando un personaje que sería transcendental en su carrera se fijó en él. Me estoy refiriendo a quien hacía y deshacía en la industria cinematográfica de la Alemania nazi: Joseph Goebbels.

En 1939 estalla, como todos sabemos, la Guerra Mundial y la mente calenturienta del jerarca nazi concibe el proyecto de una gran superproducción de propaganda antijudía, basada en el libro “Jud Süss” (El judío Süss). Como su palabra, dentro del Ministerio que dirigía, es ley, el director Veit Harlan confecciona un guión a toda prisa y empieza a probar actores para el papel protagonista. Goebbels los rechaza a todos y para su proyecto mimado se fija, contra todo pronóstico, en Ferdinand Marian que, sin que Goebbels lo sepa, está casado con una judía.

Marian, al principio, rechaza el papel; pero Goebbels le presiona y, al final, el actor no tiene más remedio que aceptar. El Judio Süss entra en fase de producción a principios de 1940 y se estrena inmediatamente. Gracias a la formidable máquina de propaganda del tercer Reich, Marian se convierte en una celebridad y la película de la que es protagonista (un panfleto antisemita basado burdamente en una anécdota histórica) se proyecta no sólo en Alemania sino en los territorios ocupados por los nazis. Marian se ve obligado a hacer apariciones públicas respaldando la cinta, su mujer y su hija son detenidas e internadas en un campo de concentración (en donde fallecieron tras enormes penalidades). Terminada la Guerra, a Marian se le prohibe trabajar y muere, en 1946, en un accidente automovilístico cuyas causas exactas nunca llegan a aclararse.

Jud Süss, 2010



Esta es la historia que cuenta la película “Jud Süss, una película sin conciencia” (Jud Süss, Film ohne Gewissen) que protagoniza el actor Tobías Moretti (mis lectores le conocerán por haber sido uno de los amos del perro Rex). Se trata de una cinta extremadamente intranquilizadora porque no presenta a su héroe, Ferdinand Marian, como un esforzado luchador antinazi, como hubiera hecho Spielberg; ni como un malvado nazi, sino como un hombre, como muchos millones de alemanes y de austriacos, que vive en la turbiedad moral; que se acostumbra a vivir en ese limbo ambiguo del que está rodeado por el mal pero lo considera algo inevitable.



Las películas americanas sobre el tema tienden a presentar un mundo ordenado en el que todo está claro y compartimentado. Los nazis sádicos, los judíos angélicos, la población que vive aterrorizada bajo la bota dictatorial. Jud Süss huye de todos los estereotipos y quizá por eso resulta tan perturbadora; porque hay nazis sádicos (todos los que salen son macarras y desagradables, como son en la realidad) pero también hay judíos, sobre todo al final, que se toman la venganza por su mano y el mismo Ferdinand Marian es un hombre al que uno, aún a su pesar, no puede dejar de entender. Porque es una de esas personas que piensan que se acostumbran a vivir bajo presión porque piensan que, en un futuro no muy lejano, las  cosas, de alguna manera mágica, se arreglarán.

Visualmente, la película es intencionadamente árida. Sólo hay grises, ocres, verdes muertos. Para los vieneses, resulta también curiosa porque gran parte de los exteriores, y algunos de los interiores, están rodados en conocidas localizaciones vienesas (la piscina de Stadionbad, el Musikverein, las inmediaciones de la Franziskanerplatz). En lo tocante a las interpretaciones, reservas. Tobias Moretti está estupendo, Martina Gedeck (que mis lectores más atentos conocerán como la mujer de La Vida de los Otros) practicamente repite papel de mujer buena degradada moralmente; Mauritz Bleibtreu, como Goebbels, está pasable (porque durante toda la película, y gracias a la caracterización, uno no puede dejar de pensar que está viendo al cantante  Luis Miguel hablando en alemán) y, curiosamente, Johannes Silberschneider también hace una aparición como Hans Moser.

(Por cierto, se da un curioso cara a cara sólo perceptible por cinéfilos: Silberschneider, que interpretó a Goebbels en La Niña de tus Ojos, de Fernando Trueba, tiene una escena con Bleibtreu haciendo de Goebbels en esta peli).


A mí, por cierto, Silberschneider me gusta más.


NOTA: Por cierto, la exhibición de Jud Süss (la original, de 1940) sigue prohibida en Alemania desde el final de la guerra por incitar al odio racial

3 comentarios:

Dux dijo...

Aunque aún no la he visto (y tengo ganas), sé que la peli ha sido víctima de una interpretación desajustada. Y no por nada se llevó bastantes hostiazos en el Berlinale (la mención de "bullschit" estaba muy difundida y al director se le estuvo abucheando todo el rato). Vamos que la tildaron de todo menos "guapa". Que la peli pueda ser correcta e interesante, eso es lo que me puedo llevar. Pero con lo de la manipulación, me refiero a haber sido falseados ciertos hechos históricos claves, como lo de que la mujer de Marian era en realidad católica y no judía. Por ello, parece que más bien se ha preferido dar prioridad a la ficción, lo cual han declarado sin tapujos los responsables. Por otra parte le achacan también el querer presentar a Marian, frente a la realidad, como un "salvador de judíos" (que ya me dirás si esa fue tu impresión). Aun así, si dices que la película es digna de ver (al menos como entretenimiento), se le dará un voto de confianza. Un abrazo, alteza :)

Paco Bernal dijo...

Hola!

Como ya te dije ayer en el Caralibros, la peli no presenta a Marian como un personaje simpático. Salvando todas las licencias que se hayan podido tomar con la historia, lo cierto es que, como parábola moral la película me parece muy apreciable. Es lógico que en la Berlinale le montaran el escándalo porque es una peli que no es nada amable con el espectador. Porque dice todo el tiempo: "A ver, listo. Tú, en su situación, hubieras hecho otra cosa?". Si puedes, ve a verla. Menos Bleibtreu haciendo de Luis Miguel, yo creo que te gustará.

Abrazos, excelencia :-)

Anónimo dijo...

Ojalá la estrenen en España!
L.