25 de Mayo.- Madrid. Puerta del Sol. Una de la tarde. El rey de los astros se empeña en intentar derretir el duro suelo de la plaza.
-A ver, compañeros, una idea que ha venido del departamento de arte es crear un collage con telas para hacer el Guernica del siglo XXI ¿Hay alguien que esté radicalmente en contra?
Ninguna mano se levanta.
Los jóvenes, sentados en el suelo, escuchan atentamente a un portavoz que, micro en mano, lee las propuestas que le van pasando. Su aspecto le distingue: camisa blanca inmaculada remangada hasta medio brazo, pelo castaño claro rizado, barba de un par de días, aspecto notablemente pijo.
Subido a la marquesina del la estación de metro de Sol le observa un hombre bastante mugriento envuelto en un cartel.
Le escucha un heterogéneo grupo de hombres y mujeres, la mayoría menores de veinticinco años, que se protegen del sol ardiente con grandes paraguas de colores.
Entre los sentados, un chico sin camisa va llenando vasos de plástico con un garrafón de agua mineral.
-A ver, compañeros: ahora va a hablarnos Elena –nombre inventado- que es la responsable del departamento de comunicación. Os recuerdo que hay unos compañeros con unos cartelitos en los que pone “turno de palabra” ¿Vale? Si queréis hablar, no tenéis más que cogerlos.
Se hace un silencio durante el cual las manos de la traductora al lenguaje de signos se mantienen inactivas. Luego, la voz de Elena empieza a escucharse por la plaza. Es una voz suave, bonita. La cadencia es culta.
-Compañeros, yo soy la responsable del departamento de comunicación. Los de comunicación estamos a la cola del caballo –se refiere a la del caballo de la estatua de Carlos III que preside la plaza-; nos encargamos de atender a los medios y de los comunicados de prensa.
(Un chico sin camiseta sobre cuya espalda alguien ha escrito con un rotulador Edding la palabra “¡Bombón!” se afana en asegurar un toldo azul mientras escucha a Elena).
-Yo quería hablaros de nuestra decisión de no ir a los platós de las televisiones. Mi propuesta es que vayamos pero sólo a aquellos de las televisiones que informen de nuestro movimiento con veracidad –murmullos de desaprobación entre el público asistente. Elena: ¡Compañeros! Sois muchos los que no tenéis contacto con el exterior pero ¡Estamos perdiendo mucha presencia en los medios! No nos lo podemos permitir. Me informan de que, en la plaza de Tahir, aún hay gente, pero no salen en los periódicos–dramática-¡Si los medios no se ocupan de nosotros esto se muere!
Una chica con un cartel en el que puede leerse “Regalo abrazos” se acerca a una curiosa sonriente que, como quien esto escribe, hace fotos “¿Me das un abrazo? –le dice- ¡Regalo abrazos!”. La mujer, vestida de blanco, y la joven se funden en uno cuya contemplación pone, instantáneamente, de buen humor.
El de la camisa blanca:
-¿Hay alguien que esté radicalmente en contra?
-¡Nuestro medio ha sido siempre Internet y tiene que seguir siendo Internet! –dice una airada voz masculina. Saludan la afirmación unos cuantos murmullos aprobatorios. Se vota y un oleaje vibrante de manos alzadas sella la decisión de que sea Internet el único canal por el cual la gente pueda informarse sobre el devenir de la arcadia anarquista dela Puertadel Sol. Siguiente asunto:
-¡Compañeros! El saber nos hace libres. Al fondo hay un cartel en el que pone “Hay que leer más”. Puede ser que, al principio, nos cueste, pero hay que darle una oportunidad a los libros. La biblioteca no es un área de esparcimiento y descanso. Por otra parte, si hay un desalojo no podemos permitir que esto se convierta en una nueva Alejandría, tenéis que ayudar a transportar los libros al Patio Maravillas –célebre “casa okupa” de Madrid- ¡Esto no puede convertirse en una nueva Alejandría!
¿Hay alguien que esté radicalmente en contra?
Aquí, más fotos de los acampados.
3 comentarios:
Sigue con tu crónica en España, que me encanta.
Un abrazo
Ay Paco lo qué has hecho! y sin darte cuenta, las cosas como son... aquí estoy mirando tus fotos de la Puerta del Sol y veo una colleja familiar... veo un trocico de zapatilla que yo misma (y mi lavadora) dejamos limpias y relucientes hace unos días(ya sabes cuán petardas podemos ser las madres)... me fijo más y reconozco uno de sus lunares (yo también lo tengo) y veo esa colleja y esos pelos que yo misma le corte...
El que lee es mi hijo Álvaro. Me quieres creer que es la primera vez que le veo leyendo un periódico?
Nota aclaratoria: el lunar ha resultado ser una salpicadura de café en mi pantalla ... ejem... kein Kommentar... pero juraría que mi hijo tiene un lunar en el cuello justo donde yo tengo el mío... doy por hecho que el lunar no se ha dejado ver y descarto que mi facultad rastreo-materna de los detallitos que hacen a nuestros hijos únicos en el mundo no me esté fallando
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