13 de Junio.- Efectivamente, en 1961, el Vaticano declaró que la creencia tradicional a propósito de las causas de la muerte de San Juan Nepomuceno era totalmente infundada (no sabemos si dijeron algo de la lengua incorrupta). Pero, ¿Quién fue de verdad Johannes Nepomuk?
Juan de Pomuk (o Jan z Pomuk, en checo) nació en 1340 y estudió en la Universidad de Praga. También cursó estudios de derecho canónico en la Universidad de Padua. En 1393 fue nombrado vicario general en la capital checa. El nuevo vicario general, sin embargo, no disfrutó de la buena fama que luego, como santo, protegería con tanto ahínco. Era rico, cosa siempre sospechosa. Poseía casas, y prestaba dinero a nobles y sacerdotes. El 20 de Mayo de 1396 fue arrojado al rio Moldava desde el Puente Carlos, a petición del Rey Wenceslao de Luxemburgo (el mal bicho que asó a su cocinero).
Sin embargo, en la muerte de Juan de Pomuk no tuvo nada que ver la Santa del rey Wenceslao, sino un motivo puramente crematístico: una disputa sobre el nombramiento del abad de la poderosa abadía de Kladruby. En aquellos tiempos, el abad no sólo era una personalidad religiosa, sino también un señor feudal que pagaba tributos. Unos recursos que el rey Wenceslao necesitaba imperiosamente para financiar sus luchas con los nobles. Estamos en los tiempos del Cisma de Occidente: Juan de Pomuk apoyaba al papa de Roma, mientras que el rey Wenceslao era partidario del antipapa de Aviñón.
¿Pero cómo se convirtió Juan de Nepomuk en un paladín del secreto de confesión? Se asume corrientemente que la leyenda del Nepomuceno fue creada en diferentes etapas. Inmediatamente después de su muerte, el arzobispo de Praga marchó repetidas veces a Roma a presentar cargos contra el rey Wenceslao y no debió de ser demasiado escrupuloso con los hechos –le interesaba más el lado propagandístico de la historia- porque ya en ese tiempo, presentó a Johannes Nepomuk como un mártir y, en el relato de los hechos, incluyó los supuestos milagros del sacerdote. Los cronistas bohemios de los siglos XIV al XVI hicieron el resto. Los que trabajaron más denodadamente para embrollar los hechos fueron concretamente tres: un tal Paul Zidek que fue el que le adjudicó al santo el cargo de confesor de la reina de Bohemia, un tal Wenceslao Hayek que dijo que habían sido dos (!) los Juanes Nepomucenos que habían sido tirados al río y, por fin, un tal Boleslav Balbin al que no le tembló la pluma para falsificar datos y presentar así a su Johannes Nepomuk de su alma como un patriota.
Cuando se inicia el proceso de beatificación y el de posterior canonización, se hace por razones principalmente políticas. La Iglesia aprovechó el culto al Juan Nepomuceno patriota como un arma para luchar contra el protestantismo.
Para terminar, un dato curioso: San Juan Nepomuceno es, desde 1758, el patrón de la Infantería de Marina española.
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