17 de Junio.- Vuelve hoy la sección más pintiparada de este blog ¡Estopa para los redactores chapuceros!
Empezamos hoy con un pantallazo de un artículo que el diario Público dedicó al relato de la ejecución de Bin Laden por parte de tropas de élite americanas. El redactor, residente en Miami –por lo menos en este exótico lugar fechó la noticia- escribió que el archimalvado había muerto a causa de un disparo “propinado” por uno de los miembros del comando que asaltó su residencia.
¡Oh, misterio! ¿Cómo se puede propinar un tiro? Porque, según el diccionario, “propinar” quiere decir, aparte de administrar una medicina, “dar un golpe”. Se pueden propinar muchas cosas (una bofetada, una patada, un collejote) pero parece que de la definición (y de eso que se llama “el genio de la lengua”) se desprende que, para que algo pueda propinarse, tiene que haber un contacto físico entre el propinador y el que recibe la ingrata propina; cosa que no sucede, por supuesto, cuando hay una bala de por medio.
Ya cuando yo era jovencito, renegábamos los que estudiábamos ciencias de la necesidad de aprender latín; mirábamos con algún desdén a los de letras porque nos parecía que, a fuerza de empollarse las lenguas muertas, se estaban labrando a dos manos un porvenir de pobres parados(cultos, eso sí).
Sin embargo, algún gazapo que otro no hubiera llegado a las prensas (o a la red, como en este caso) si muchos de los que se ganan las habichuelas escribiendo en los medios tuvieran algo de idea de la lengua de Virgilio.
Otro pantallazo de Público. En su sección “Memoria Pública” dedicada a denunciar la desidia, la molicie y la lentitud con la que se restañan las heridas del franquismo desde las instancias públicas, se publicó el artículo que traigo aquí.
El redactor (es un decir) se hacía eco de la pretensión de algunos grupos de desmantelar la cruz de proporciones gigantescas que hay plantada sobre la basílica de Cuelgamuros.Se dolía el plumillas, asimismo, de que al gobierno no se le hubiera pasado por la cabeza hacerle caso a los partidarios de cepillarse las esculturas ciclópeas proyectadas por Juan de Ávalos. Y calificaba este hecho como un “imponderable” (queriendo decir “intocable”).
Es leer estas cosas y que se te ponga el pelo blanco. Todo el que haya estudiado más de dos horas de latín sabe que ponderar (por tanto, imponderable) viene del latín“ponderare” (o sea, pesar); este cultismo se utiliza, por ejemplo, para decir que la celebración de tal o cual evento está sujeta a equis imponderables, queriendo decir que puede verse influida por circunstancias que escapan del control de los organizadores.
Nuestra penúltima bestialidad de hoy también proviene del diario Público cuya línea editorial es tan avanzada e intrépida como el estilo de los redactores de su plantilla. Se ventilaba en un suelto que algunos políticos, animados por el éxito de las movilizaciones del 15-M, se habían reunido y habían manifestado la necesidad de abolir la Monarquía, por considerarla un trasto, una antigualla digna de ser arrumbada. Los próceres, tras concentrarse mucho, suponemos, habían calificado las movilizaciones populares como un fenómeno “irreconocible” desde hace muchos años. Si hay que hacer caso a su manera de hablar, los políticos llevaban muchos años tratando de reconocer qué diantres eran los movimientos del 15-M. Ellos, en su imparable entusiasmo, no habían querido decir esto, por supuesto. Más bien parece que habían querido afirmar que la eufórica efervescencia de las masas pidiendo libertad era un fenómeno “desconocido” en los últimos años o “inédito”.
Dejo para el final el gazapo que hoy da título a este post.
En el despacho que está frente al del padre de Ainara se sentaba un caballero, protagonista de este vídeo que fue ofrecido por Televisión Española. Tras sufrir un accidente laboral, el excompañero de mi hermano se ha convertido en un ejemplo de superación que hace reflexionar y sentirse orgulloso de la especie humana. Lástima que tenga unos pregoneros tan poco cuidadosos.
En el vídeo, que invito a ver a mis lectores porque es realmente interesante, los presentadores se pasan el primer minuto dándole patadas al diccionario. Ella dice un par de veces “Ves apuntando” (sic) y él, si a mí el oido no me falla, “no te quería quedar mal”. Lo dicho: hablando de bestias.
El vídeo, por cierto, aquí.
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