Penélope y yo tenemos un hijo (y Javier lo sabe)

Archivo VD
14 de Julio.- Otro sueño VIP. Empieza en la calle en la que viven mis padres. Son como  las nueve de la noche y llego, en un coche que conduce mi padre, conPenélope Cruz, Javier Bardem y un bebé de casi un año que Penélope lleva en brazos y del que me entero que es mi hijo.
Sin que a Javier Bardem parezca importarle, aclaro.

Al que me importa es a mí, que no recuerdo haber colaborado en la fabricación de la criatura.
Pero Penélope insiste e insiste y, ante su seductora sonrisa, yo no tengo valor para negarme a aceptar la patenidad del churumbel.
Al bajar del coche (creo recordar que parecido al Seat 124 que mi abuelo tenía cuando yo era pequeño, pero para esto de los coches soy muy malo), mi padre nos recuerda por enérgicas señas que tenemos que guardar silencio.
Efectivamente, en la ventana que da a la calle del piso de la señora C. (que está también en la realidad gravemente enferma) hay luz.
Penélope, guapísima,  la melena morenísima y los ojos de terciopelo, envuelve al niño en una mantita oscura y lo aprieta contra su cuerpo.
Rápidamente, pasamos frente a la ventana de la señora C. y, sin decir esta boca es mía, entramos al portal, subimos las escaleras sin encender la luz y llegamos a donde nos estaba esperando mi madre, que parece tan pancha al ver a Penélope, a Bardem, al niño y a mí, en el salón de su casa.
-Isabel –dice Penélope- aquí tienes a tu nieto.
-Hija, qué alegría –dice mi madre- pero anda, que traérmelo después de un año, parece mentira. Si es que te pasas la vida por esos rodajes.
Penélope se echa a reir, y Javier Bardem llega de la cocina con mi padre que lleva un plato de jamón serrano con una pinta estupenda.
La alcobendense más internacional me pasa el niño, que es calladito, sonriente y muy moreno.
Bardem y mi padre raja que te raja amigablemente y yo, con el crío en brazos y una desazón tremenda, porque enterarse de pronto, sin recordar haber colaborado en la tarea, de que uno tiene un hijo de un año, es una noticia jevi hasta en sueños.
Pienso para mí para mí:
-Anda Paco, que a los treinta y seis tener un crío (aclaro: sólo tengo treinta y cinco) ¿Y qué hago yo con él? Porque a este niño habrá que cuidarlo; no va a estar todo el santo día de plató en plató; vaya vida.
Sumido en estas responsables reflexiones miro a mi padre charlar amigablemente con Bardem y a Penélope, simpatiquísima, charlar con mi madre, que también estáencantada de la vida.
Y a este (por Bardem) –pensaba yo- que no le importa tres pepinos que yo tenga un hijo con su mujer. De verdad es que esta gente del artisteo… ¿Querrán que tengamos una relación a tres bandas? Porque yo eso sí que no. O el pavo este o yo”.
Y en estas, se acababa el sueño.
Si hay algún psiquiatra entre mis (cuatro) lectores, le ruego que pase a interpretármelo.

2 comentarios:

SMorro dijo...

Que el nene sea calladito si te pega, pero ¡moreno!....creo que no era tuyo, jeje!!

¡¡La imagen de todos dentro del Seat 124 es lo mejor!! Yo lo he recreado en mi mente lleno de golpes, con una pegatina de Mito en el lateral y de color verde fosforito.
¡Fantástico!

amelche dijo...

Lo tuyo tiene delito, tener un hijo con Penélope Cruz y no acordarte ni cómo... :-D Y no sé yo si el Bardem sería tan civilizado en la vida real, ándate con ojo. :-)