El café del hotel Sacher, frente a la ópera (Archivo VD) |
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Durante una visita de estado de la reina Isabel II en Austria, durante la cual se celebró una cena de gala en el Hotel Sacher, apareció de pronto en la entrada un hombre impresionante y corpulento ataviado con una armadura dorada y con un sable reluciente. Antes de que los funcionarios de seguridad consiguieran detenerle, la Reina se había puesto de pie y había acudido a saludar a su visitante: se trataba de Luciano Pavarotti, que había utilizado una pausa en la representación de Aida para presentarle sus respetos a la reina vestido de Radamés.
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