
El carrito del helao
Foto: el mushasho Strache en un cartel electoral
Foto: el mushasho Strache en un cartel electoral
TRADUCCIÓN: En rojo: Viena no debe convertirse en Estambul
En azul: Él dice lo que Viena piensa
(resumen: ahora vas, y lo cascas)
24 de Enero.- Leo con interés en el Österreich que me dan a la salida del metro, que al bueno de Strache –lo de bueno es un decir- le han pillao con el carrito del helao debido a un quítame allá esa rivalidad interna de partido.
Resulta que un rival poco escrupuloso ha decidido publicar una larga serie de fotos en las que nuestro amigo –recuérdese, el de los ojos rabiosamente azules- vestido de nazi, hace ejercicios de apariencia paramilitar armado con una porra de goma. Los partidarios de Strache han respondido, por supuesto, y han publicado, con no menos alevosía, fotos del rival poco escrupuloso enfundado en un ropón blanco –hay que jugar con la semiótica, ellos querían emparentarle con el Ku Klux Klan-; el del ropón ha contestado que él pertenece a la orden de los mercedarios, de raigambre ilustre, y que dónde va a parar. Que es mucho mejor ser mercedario que nazi (hay que aclarar que en Austria no hay peor crimen que ser nazi y que, si se quiere ofender a un austríaco para que te retire el saludo, no hay más que decirle que lo es).
Pero es que no ha terminado aquí la cosa, porque la Iglesia Católica ha terciado en el asunto, se supone que ante el peligro de que el asunto le salpique, y ha recordado a los contendientes que en Austria no hay mercedarios desde finales del siglo XVIII y que, de existir, dichos mercedarios no serían caballeros mercedarios homologados y como Dios manda, sino como los manda Monseñor Lefevre (un señor que a la curia vaticana le huele a azufre, aunque va por el camino de conseguir que la misa vuelva a se en latín).
Por los colores y la calidad del revelado, las fotos deben de ser de finales de los ochenta, principios de los noventa, momento en que Strache era apenas un cachorro de dobermann. Varios expertos se han apresurado a identificar a varios prominentes neonazis que aparecen en las imágenes.
Por los colores y la calidad del revelado, las fotos deben de ser de finales de los ochenta, principios de los noventa, momento en que Strache era apenas un cachorro de dobermann. Varios expertos se han apresurado a identificar a varios prominentes neonazis que aparecen en las imágenes.
Aunque Strache tuviera razón y todo se tratase de un inofensivo juego de paintball, la verdad es que su reputación ha quedado seriamente tocada por estas compañías que le llevan (o le llevaban) de excursión por el lado más salvaje de la política.
Lado por el que puede ser que ya se ha deslizado –aunque sea un desliz oficialmente transitorio- el presentador de Aló, Presidente que ha conseguido de su parlamento que promulgue una ley por la cual, durante dieciocho meses, podrá convertir en ley todo lo que él estime conveniente (esperamos que hará leyes provechosas para el bien general de sus paisanos).
Y así, este presentador, no sólo está innovando en los medios que comunican a su gobierno con el pueblo soberano, no sólo está creando constantemente florida fraseología que utiliza en sus discursos (váyanse al cipote, gringos) sino que, además, está profundizando más y más, con ahínco, diríamos, en nuevas nociones que enriquecen y amplian el concepto de lo que debe ser un gobierno democrático que huya de cualquier apariencia dictatorial, que desmienta rotundamente cualquier acusación de culto a la personalidad, que no deje camino posible a la corrupción ni al nepotismo, un gobierno que se aleje completamente de cualquier apariencia de censura.
Lado por el que puede ser que ya se ha deslizado –aunque sea un desliz oficialmente transitorio- el presentador de Aló, Presidente que ha conseguido de su parlamento que promulgue una ley por la cual, durante dieciocho meses, podrá convertir en ley todo lo que él estime conveniente (esperamos que hará leyes provechosas para el bien general de sus paisanos).
Y así, este presentador, no sólo está innovando en los medios que comunican a su gobierno con el pueblo soberano, no sólo está creando constantemente florida fraseología que utiliza en sus discursos (váyanse al cipote, gringos) sino que, además, está profundizando más y más, con ahínco, diríamos, en nuevas nociones que enriquecen y amplian el concepto de lo que debe ser un gobierno democrático que huya de cualquier apariencia dictatorial, que desmienta rotundamente cualquier acusación de culto a la personalidad, que no deje camino posible a la corrupción ni al nepotismo, un gobierno que se aleje completamente de cualquier apariencia de censura.
Arsa y que no decaiga.
2 comentarios:
Bueno... ya ha quedado claro que en Austria las elecciones se ganana así tal cual muestra este cartel. Mientras que en España tenemos actitudes racistas pero las disimulamos siendo políticamente correctos, en Austria pasan de las actitudes y, directamente, tienen comportamientos racistas. En España, un cartel como ese sería impensable... Por cierto, me ha soprendido eso de que no hay peor crimen en Austria que ser nazi. Yo creía que un sector muy grande de la población era partidario de la extrema derecha (ya sé que no es exactamente lo mismo) y que se enorgullecían de ser excluyentes de todo aquello que venga de fuera.
Hola yo_misma:
Gracias a Dios, esto que comentas del racismo y la exclusión, no es verdad. Los partidos más radicales representan un porcentaje relativamente pequeño del arco parlamentario, afortunadamente. Lo que pasa es que son muy ruidosos y muy pelmas, eso sí.
La actitud de los austríacos hacia el nazismo es de repulsa. Los españoles -entiendo que tú lo eres- utilizamos el adjetivo nazi con mucha ligereza. Llamamos nazi a cualquier intransigente. Aquí llamar nazi es un insulto muy serio. A los chavales, desde temprana edad, les enseñan sin ningún tipo de paños calientes lo que fue el nazismo y les ponen películas del Doctor Mengele inyectándoles a los niños gasolina en el corazón y otras atrocidades.
Por mi experiencia personal, diría que los austríacos no son ni más ni menos racistas que cualquier otro país (incluido España). Incluso yo diría que los austríacos están muy orgullosos de ser un pueblo acogedor (lo son, para muestra yo). De hecho, siendo realistas, a mí me parece que, para el tamaño que tiene, Viena es una ciudad mucho más cosmopolita que otras capitales europeas (aunque yo tenga un amigo que diga que es la aldea más grande de Europa)
También te digo que yo, personalmente, he percibido una cierta ficción social respecto a este tema, de la que se aprovechan tipos como el tal Strache. Comentándolo con gente de aquí ellos piensan que nuestra inmigración es más "integrable" porque viene, principalmente, de Sudamérica. Aquí, la mayor parte de los inmigrantes son turcos. Aunque con ellos, y salvo casos aislados, no existen grandes problemas. Como ejemplo te pondré un pueblo del corazón de Austria que se llama Bruck an der Leiter (espero haberlo escrito bien). En esta ciudad (grande, para los estándares austríacos) la población inmigrante es mayoritaria con respecto a la población austríaca autóctona. Y aquello es una balsa de aceite.
De todas maneras, si te interesa el tema, hace unos cuantos posts, en enero, hablé de pasada de la política austríaca.
Un saludo
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