Revista de prensa
29 de Agosto.- Poco a poco el verano se acaba dejando detrás de nosotros una estela un poco menos dorada que otras veces, porque el calor, este año, ha sido menos. Los sufridos repartidores del Österreich se afanan en darnos a los viandantes un ejemplar gratuito –que muchos rechazamos- bajo las copas de unos árboles que ya empiezan a estar color café con leche.
En el metro, uno coge un ejemplar del periódico abandonado junto a un viajante de comercio que acarrea su muestrario, y se desayuna con una doble portada de las de no dejes que la realidad te estropee una buena noticia. Porque el Österreich es un periódico que ha nacido para revolucionar el infierno. Para que los austríacos se enteren de qué va la cosa. Para darle leña al mono, que es de goma.
Es, como decía mi abuela María, q.e.p.d. de la COPE, “El único que dice la verdad”. Pretenden sus responsables que los austríacos se enteren de que, desde que el actual gobierno llegó al poder, las ministras actúan con ánimo vesánico –aquí y allí qué manía con las pobres ministras-, y de que en la dulce Viena, a pesar de las apariencias, las comisarías bullen de sanguinarios criminales, casi siempre de alguna raza no homologada y de lengua bárbara. Hoy, sin ir más lejos, la noticia de portada (excepción hecha del ataque hecho a la ministra de sanidad) era que un ciudadano alemán se había merendado el contenido de la caja craneana de un ciudadano vienés. Dios me perdone pero, a pesar de que está feo hablar de los muertos, yo diría que, por la foto, el ciudadano vienés mutilado no utilizaba muy a menudo el contenido de su caja craneana.
Esta noticia que, en otro periódico, hubiera dado para un articulillo, en el Österreich da para todo tipo de detalles gore, incluyendo foto de Anibal Lecter con una máscara de cuero y alambre, y alusiones a otros casos de canibalismo pangermánico, como el de aquel señor que quedó con otro fulano por internet y se lo merendó convenientemente condimentado.
Sin embargo, creo que me estoy perdiendo: yo quería hablar de dos noticias gozosas también aparecidas en el Österreich. Una de ellas, que ya sospechaba: según los últimos estudios, y los penúltimos, este que os escribe vive en la mejor ciudad de Europa (toma ya). Los indicadores de calidad de vida dicen que Viena, Wien, Vienna, Vienne, es la ciudad que los ángeles elegirían para pasar sus vacaciones (Dagmar Koller dixit). Calidad del aire y del agua del grifo, tasas de criminalidad, funcionamiento de la sanidad, etcétera, hacen que le ganemos por goleada a otras ciudades del mundo, y, por supuesto, a mi idolatrada Madrid, a pesar de la insistente propaganda oficial.
Otra noticia güena: en el Zoo de Schönbrunn nació, hace una semana, una cría de panda gigante. La primera en cautividad desde hace muchos años. Y es que los pandas son unos bichos bonitos, innegablemente, pero perezosos para estas cosas de la procreación. Las hembras panda ovulan nada más que una vez al año y, una vez conseguido el embarazo (que dura cuatro meses, si no me falla la memoria) el cachorrito que nace es muy frágil y tiene muy pocas probabilidades de sobrevivir. Por cierto, y para terminar como empecé, el Österreich ilustró la noticia del feliz alumbramiento con un recuadrito en el que decía (aproximadamente):
Lo que nadie le ha contado todavía: así es el sexo entre los pandas.
En el metro, uno coge un ejemplar del periódico abandonado junto a un viajante de comercio que acarrea su muestrario, y se desayuna con una doble portada de las de no dejes que la realidad te estropee una buena noticia. Porque el Österreich es un periódico que ha nacido para revolucionar el infierno. Para que los austríacos se enteren de qué va la cosa. Para darle leña al mono, que es de goma.
Es, como decía mi abuela María, q.e.p.d. de la COPE, “El único que dice la verdad”. Pretenden sus responsables que los austríacos se enteren de que, desde que el actual gobierno llegó al poder, las ministras actúan con ánimo vesánico –aquí y allí qué manía con las pobres ministras-, y de que en la dulce Viena, a pesar de las apariencias, las comisarías bullen de sanguinarios criminales, casi siempre de alguna raza no homologada y de lengua bárbara. Hoy, sin ir más lejos, la noticia de portada (excepción hecha del ataque hecho a la ministra de sanidad) era que un ciudadano alemán se había merendado el contenido de la caja craneana de un ciudadano vienés. Dios me perdone pero, a pesar de que está feo hablar de los muertos, yo diría que, por la foto, el ciudadano vienés mutilado no utilizaba muy a menudo el contenido de su caja craneana.
Esta noticia que, en otro periódico, hubiera dado para un articulillo, en el Österreich da para todo tipo de detalles gore, incluyendo foto de Anibal Lecter con una máscara de cuero y alambre, y alusiones a otros casos de canibalismo pangermánico, como el de aquel señor que quedó con otro fulano por internet y se lo merendó convenientemente condimentado.
Sin embargo, creo que me estoy perdiendo: yo quería hablar de dos noticias gozosas también aparecidas en el Österreich. Una de ellas, que ya sospechaba: según los últimos estudios, y los penúltimos, este que os escribe vive en la mejor ciudad de Europa (toma ya). Los indicadores de calidad de vida dicen que Viena, Wien, Vienna, Vienne, es la ciudad que los ángeles elegirían para pasar sus vacaciones (Dagmar Koller dixit). Calidad del aire y del agua del grifo, tasas de criminalidad, funcionamiento de la sanidad, etcétera, hacen que le ganemos por goleada a otras ciudades del mundo, y, por supuesto, a mi idolatrada Madrid, a pesar de la insistente propaganda oficial.
Otra noticia güena: en el Zoo de Schönbrunn nació, hace una semana, una cría de panda gigante. La primera en cautividad desde hace muchos años. Y es que los pandas son unos bichos bonitos, innegablemente, pero perezosos para estas cosas de la procreación. Las hembras panda ovulan nada más que una vez al año y, una vez conseguido el embarazo (que dura cuatro meses, si no me falla la memoria) el cachorrito que nace es muy frágil y tiene muy pocas probabilidades de sobrevivir. Por cierto, y para terminar como empecé, el Österreich ilustró la noticia del feliz alumbramiento con un recuadrito en el que decía (aproximadamente):
Lo que nadie le ha contado todavía: así es el sexo entre los pandas.
2 comentarios:
Desde luego, anoche casi me corto las venas al ver las noticias. Menos mal que pude ver también el "Universum" especial de los pandas, y me decidí a dejármelas largas.
Por cierto, felicidades, tito Paco ;)
Besos!
Bueno, sensacionalismo lo hay en todas partes. Aquí en España estamos asistiendo a una saturación informativa por la muerte del futbolista Puerta. Que sí, que es una pena... pero vamos: por la cobertura mediática que le están dando y las magnitudes que ha tomado entre la población, parece que se trate de un jefe de estado. España y olé.
Con respecto a lo segundo... hoy vengo con los bemoles cargados, así que me contendré para no soltar mi vilis en tu blog, que no es plan. Ya sabes que mis intenciones a medio plazo están puestas por aquí, cosa que TODO EL MUNDO intanta quitarme de la cabeza. Y digo yo: ¿será catastrofismo y pesimismo barato? ¿será porque a la gente le encanta acojonar al prójimo hasta hacerlo desistir? ¿será porque cuantos menos sean, más trocito de pastel corresponde a cada uno? Lo dicho: que los tengo hinchados y no quiero hacerme mala sangre. Y que, como dice la canción, voy a ir "Where the dream takes me". Y PUNTO.
Un beso.
Publicar un comentario