Fe de excesos

29 de Septiembre.- Ya estoy de vuelta. Sólo quería rectificar. Llevado sin duda por un exceso de frenesí purificador y una sobredosis de minué, escribí en mi penúltima entrada una tontería a propósito de la proverbial cortesía francesa y de la manera en que los gab...digo, los galos, tienen de referirse al que hoy les dirige. Efectivamente, como un lector anónimo me ha recordado sin ahondar en la herida (cosa que le agradezco) los franceses llaman a Nicolas Sarkozy por su apellido y estos ojitos aún le han visto llamar cosas peores durante mi estancia en Francia. Aún así, debo decir que también mis oidos han escuchado llamar de usted a niños que aún no se afeitaban (extremo absurdo de la cortesía) lo cual también habla de que al tradicional lema de liberté, egalité et fraternité, habría que añadirle el de formalité. Que la tienen esas criaturas de Francia por arrobas.
Pronto, más crónicas francesas.

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