Una de las entradas de Kloster Neuburg (foto del autor)
Gazpacho conection
Mis ojos miran montes donde sembró la historia /el dulce sueño amargo que sueñan todavía.

10 de Octubre.- En primer lugar, queridos lectores, josmíos y jasmías: gracias.
Si os tomáis el trabajo de pinchar en la estadística impertinente que tengo a mi derecha, podréis comprobar que este modestísimo espacio ha roto su record de visitas y que la barrita gris oscuro, que indica el número de Vienadictos que se han pasado por aquí durante el día de ayer, ha alcanzado un máximo a todas luces memorable. Casi setenta visitantes. Ole con ole y olá.
Tras la resaca del gazpacho (celebré en mi empresa mi cumpleaños brindando con tan refrescante manjar hispano) hablaré hoy de la Spanish Conection.
Porque, aunque hoy la relación esté regulada por los correctos procedimientos de la Unión Europea, el intercambio austro-español ha sido muy intenso a lo largo de la historia. Las casas reales austríaca y española se intercambiaron favores en forma de matrimonios y alianzas de marcado carácter familiar.
Casi siempre, los Austrias españoles desempeñaron el papel de los parientes ricos del cuento y, aún cuando ya nuestra monarquía planetaria andaba de legaña y capa caída, los austríacos no pudieron librarse del todo de ese complejo de ser monarcas menores y quisieron parecerse en todo a los nuestros, creando incluso la leyenda del Ceremonial Español y extendiendo la especie (falsa) de que su corte se regía por el rancio protocolo que reinaba en la correctísima corte de Madrid.
El más original de estos esfuerzos por copiarnos se encuentra a las afueras de Viena y es el monasterio de Kloster Neuburg.
El emplazamiento que hoy ocupa el monasterio está dedicado al mismo menester desde hace siglos. De hecho, hay una basílica medieval, que guarda un hermoso retablo. Pero, para lo que a nosotros nos interesa, su historia empieza en el siglo XVIII, momento en el cual, el padre de Maria Theresia decidió que el complemento ideal para la monarquía austríaca era tener un Escorial.
Así pues, el hombre, largo y activo (o sea, ni corto ni perezoso) envió a Madrid a su arquitecto en viaje de estudios, para que copiase el Monasterio de San Lorenzo.
El arquitecto bajó a la capital de las Españas y, con el lápiz detrás de la oreja, estudió el famoso monumento mandado construir por el segundo de los Felipes.
Luego, se volvió a Austria y diseñó un edificio de la misma traza exactamente pero cambiando el sobrio estilo de Juan de Herrera por el más flamígero barroco centroeuropeo. Las obras empezaron con la demolición de parte del antiguo complejo medieval y, bajo la atenta mirada del monarca, se empezó a construir el chalecito. Pero hete aquí que el padre de Mari Tere murió de un repente y estalló una cruel guerra civil por la sucesión al trono austríaco, lo cual dio pie a la hija del rey copiota para llamarse andana y dar largas a la obrita de marras, alegando desgaste de las arcas imperiales por el contínuo guerreo. Parece ser que sus súbditos no lo sintieron mucho y estuvieron de acuerdo con Maria Theresia, que ha pasado a la historia como una reina inteligente y muy capaz.
Asi pues, deprisa y corriendo, se cerró la construcción de este original edificio que responde exactamente a un cuarto de nuestro monasterio. O sea, a un cuarto de la parrilla en donde, según la tradición, fue asado San Lorenzo vuelta y vuelta.
Actualmente, Kloster Neuburg es famoso en Austria entera, aparte de por ser el mayor productor de vinos del país, porque el día 15 de Noviembre se celebra el día de San Leopoldo (patrón de Viena y de Niederösterreich, que sólo celebran los funcionarios, leidergottes) momento en el cual se monta un mercadillo y, en las cavas del monasterio, se instala un barril gigantesco. Dicen que, el que se mete dentro, tiene buena suerte el resto del año.
Habrá que probar.

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