El hombre es tierra que anda

Flotan ahora como troncos de tierno balso,/en serena evidencia de fieles testigos/y a ellos me acojo en este largo presente de exilado.

7 de Enero.- ¿Qué es lo que hace atractivo, incluso irresistible, el hecho de abandonar el país de uno, la familia de uno, el entorno emocional y social de uno, para asentarse en un país desconocido, aislado de cualquier lazo familiar, en una sociedad ajena?
Si bien no existe una única respuesta a esta pregunta, sí que es cierto que, a base de observar los casos de otros expatriados y el mío propio, el que esto escribe ha encontrado una serie de pautas que ayudan a explicar el irresistible encanto de ser un español fuera de España.
Entre estas explicaciones, estarían:

a) Vivir fuera de España, aunque sea paradójico, permite ejercer mucho mejor de español. O sea, permite ser todo eso que los extranjeros esperan de nosotros con mucho menos esfuerzo que en el propio país. En el caso austriaco, lo que se espera de nosotros es que seamos sociables, espontáneos y temperamentales, básicamente.

b) Por lo mismo: fuera de España uno siempre es distinto y especial. Personas (como un servidor) que en la madre patria son entes normales y tirando a grisáceos, se convierten de pronto en seres exóticos y atractivos, contagiados por ese halo que tiene España de tierra de vacaciones, territorio consagrado al sol, al verano y al dolce far niente (nombre fino de la acción de tocarse las bolas).

c) Derivado de la anterior: ser un español fuera de España puede resultar sexualmente muy rentable. Sí, sí: como lo lees. Un español en Austria, a poco que se lo curre un poco, tiene ese halo mágico y feurig (o sea, fogoso) que Madonna tenía en el video de La Isla Bonita. Basta echarle un poco de voluntad y la predisposición aborigen hace el resto. No sé que tiene lo de tener acento, pero el caso es que el escuchar maltratar su idioma con un deje meridional pone a mil a muchos habitantes de estas tierras.

d) ¿Y con respecto al propio exilado? Pues por ejemplo vivir fuera de España, sobre todo si no se tiene un conocimiento extenso del idioma del país receptor implica, por ejemplo, que cualquier pequeña conquista represente un paso de gigante con un efecto enorme de refuerzo positivo. Desde la aventura primera de coger un autobús que te lleve a tres manzanas de tu casa (no se sabe la cantidad de acciones complejas que ello implica hasta que se acometen) hasta el hecho de entender una conversación a propósito de la carestía de la vida (vulgo: de lo cara que se ha puesto la gasolina). Esta sensación de ser más machote y más listo que nadie crea adicción.

e)Vivir fuera de España también permite, por evidente que parezca, huir de España. O sea, de ese sitio en el que la gente que quieres va envejeciendo y en el que tú mismo vas poniéndote pocho. No sé qué tiene el hecho de irse, pero hace que todos los espejos desaparezcan de tu vida. Reales y metafóricos. Al no tener un sistema de referencia claro, se crea la ilusión de que el sistema de referencia no existe. Al no ver cómo pasa el tiempo sobre los demás, te parece que el tiempo no pasa en absoluto.

f) Otra regla del exilio es: no importa lo informado que estés sobre lo que pasa en España, al volver siempre te parecerá que tu país te es desconocido. O, lo que es igual: la España que dibujan los medios de comunicación es sólo una parte de la España real. O también: la España que los medios de comunicación enseñan es una construcción intelectual diseñada para el consumo interno.

g) Una más: Ulises siempre quiere volver a un país que ya no existe. Ese es el drama de los que se piran por ahí para jugar con las ninfas y mearse en los ojos de los cíclopes para que les escueza. Todo expatriado vive con el canto de sirena de su familia y amigos que le dicen por tierra, mar y aire que le echan de menos, que la vida no es igual sin él, que qué larga es la distancia y qué corto el olvido; pero lo que la vanidad del exiliado no termina nunca de aceptar es que, desde el momento que ponemos el pie en el descansillo de la puerta de casa dispuestos a colonizar otro mar, la ausencia que dejamos se está cerrando detrás nuestro.Cualquier vida que dejamos detrás ya es la vida sin nosotros, un mundo ajeno al que sólo podemos volver como visitantes, como curiosos, cada vez menos como parte de él.

Porque, como cantaba María Jimenez la simpar: nuestro mundo ya es otro.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

O_o No sé qué decir. Es que me dejas con cara de pasmo, Paco. Estoy segura de que hasta para relatar que has ido a comprar el pan y no tenían la barra que tú querías serías tan jo**damente bueno en tu prosa. Pues nada: hoy sólo digo eso de "Plas, plas, plas" [aplausos]. Y un beso.

m.

Anónimo dijo...

Si que es verdad. Sobre todo la B, yo en cuanto digo que soy española, la gente abre los ojos y se muestra toda interesada en mi...

Paco, he intentado escribirte un mail a la dirección que tienes en el perfil de blogger pero el servidor me lo devuelve... ¿me das otro mail que funcione, porfa? Muchas gracias ;-)

Paco Bernal dijo...

Hola!
Es verdad, está mal. Luego lo corrijo. La dirección correcta es pacoblopez@hotmail.com.
Saludos,
P.

Marona dijo...

¡Ay, que razón tienes!
Recuerdo las carcajadas que me pegué cuando una amiga salzburguesa me dijo que no quería alquilar una habitación de su piso a un español porque llevaría cada día a una chica diferente. ¡El mito de Alfredo Landa y las suecas sigue vivo! ¡Increíble!

RBD dijo...

Woooow Paco,

Estuvo increíble lo que escribiste, pero además me impresiona el nivel de "comparticionismo" que tengo en mi experiencia personal de dejar Sonora (mi estado natal en el extremo norte de México) para ir primero a Francia y luego a México DF y luego a Nueva York y de regreso a la ciudad de México (por eso yo hablo de fronteras culturales porque a veces dentro del mismo país la experiencia que narras es similar cuando atraviezas las líneas imaginarias en las que las personas empezamos a vernos como diferentes). Me encantaron además de tus ideas, tus palabras. Una belleza de reflexión e investigación retrospectiva con un tono de humanidad y de actualidad que todo lo permeó. Abrazos,

Rafa Barceló Durazo

con Ka dijo...

Me uno a los aplausos, muy buen post.
Aunque esto mismo me ha pasado a mí sin tener que salir de España. Cada vez que he cambiado de provincia, diría yo.
Saludos.