La Mexicaner Kirche en las márgenes del Danubio (F. del A.)

ÁNDALE, MEIN CUATEEE! OBEN, OBEEEEN!!!! *
MÉXICO Y VIENA : un viaje hin und retour (Primera Parte)

«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta. /Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta»,/ e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

7 de febrero.- La historia está llena de aventuras curiosas. Los pueblos, como las personas, a veces pasan por épocas en las que no saben que hacer con su vida. Como decía Marguerite Duras (q.e.p.d., la pobre) no hay errores, sólo decisiones extrañas.
Una de estas fue la que tomó, a mediados del siglo XIX, el partido conservador mexicano (paletos hay peninsulares que siguen diciendo este gentilicio “mecsicanamente” lo mismo que a la patria de J.R. Ewing le siguen llamando “Tecsas”) ¿Dónde estaba? ¡Ah! En el partido conservador mejicano. Decía que estos señores tomaron la decisión, en uno de los periodos más convulsos que sucedió a la independencia de la corona española, de darse un emperador.
Hicieron un casting de candidatos disponibles (como los españoles cuando elegimos a Amadeo de Saboya )y, tras consultar con la emperatriz Eugenia de Montijo (una lianta) averiguaron que el hermano de Franz Joseph, Maximilian, estaba tranquilamente en el castillo de Miramar dedicado a esos placeres cotidianos a los que se entregan los príncipes en paro. Que si mis barcos, que si mis colecciones de arte...En fin.

-¡Un Habsburgo!- se dijeron- justo lo que nos hace falta. Órale: Mano dura católica para domesticar el meritito lado salvaje mexicano.

Y así fue que estos señores le escribieron una carta a este curioso personaje en cuya biografía figura una boda por dinero y varias exploraciones alrededor del mundo.
Parece ser que Maximilian se lo pensó poco (era un hombre que tenía el corazón aventurero) y sólo puso una condición:

-Serré emperrador si me rreclama la mayorría de los mejicanos.
Los poco escrupulosos políticos conservadores dijeron de nuevo:

-Ahí le dió ¿Quiere usted un referendum? Pues se lo organizamos de a poco.

Y los señores estos organizaron un referendum en Ciudad de Méjico que la opción “Emperador de importación” ganó por mayoría.
Así que Maximilian renunció a todos sus títulos europeos, cubrió con sábanas blancas el lujoso mobiliario de Miramar (en Trieste, por cierto) y partió en barco (el Novara) rumbo a México, en donde fue recibido por una población jubilosa.
El nuevo emperador que, al contrario que su hermano Franzl era un hombre liberal, romántico y un algo tarambana, estaba acostumbrado a la tranquila prosperidad de Europa y, una vez terminados los fastos de su coronación, se dio de bruces con la realidad al observar que las finanzas del joven estado mejicano estaban en un estado caótico y que los ricos, como siempre, vivían muy bien en sus haciendas y los pobres vivían fatal. Hay que decir que tampoco él colaboró mucho para mejorar las cosas. Porque, después de Miramar, su residencia mejicana le pareció tosca, así que gastó enormes cantidades de dinero en embellecer el castillo de Chapultepec. También compró una casa de campo en Cuernavaca.
Eso sí, dispuesto a hacer bien los deberes, se enamoró de México perdidamente. País que, es de suponer, conmovió su corazón centroeuropeo por lo feurig (fogoso) de sus gentes .
Como emperador, le pasó un poco como a Don Quijote cuando desfacía entuertos. O sea: que fue un progresista que hacía esto y aquello, pero sin mucha coherencia. Dispuesto a mejorar la vida de sus súbditos, restringió las horas de trabajo y abolió el trabajo de los menores de edad (bien), canceló todas las deudas de los campesinos más altas de diez pesos y prohibió todas las formas de castigo corporal. Pero entonces...
* Las citas pretendidamente mejicanas que se citan en este post, son, como las citas pretendidamente centroeuropeas, broma inocente y cariñosa. A uno, el acento de Mesoamérica le gusta mucho. Y de Méjico en particular, admira a Jorge Negrete, a Dolores del Rio, a Diego Rivera, a Maria Felix y todo su inmenso patrimonio musical.

5 comentarios:

Lluís Martí dijo...

Buenas,

espero que los puntos suspensivos significa que habrá segunda parte, porque es una historia interesante.

Por cierto, que en la plaza donde está la Mexikaner Kirche (o sea, en la Mexikoplatz, que no vale la pena estresarse buscando un nombre) hay una placa muy interesante que, si no recuerdo mal, dice que México fue el único país de la ONU que se posicionó en contra de la anexión de Austria a Alemania en la época de Hitler. O algo así, que ya hace un tiempo que la vi y estaba en un idioma no latino.

Pues nada, solo para añadir información que me ha venido a la cabeza al ver la foto y que no tiene mucho que ver con lo que contabas.

Espero no haber hecho un spoiler.

RBD dijo...

Uy qué lindo entrar a tu blog hoy (como casi todos los días) y ver un artículo que me toca por distintos frentes. Primero, por la simple razón de ser Mexicaner (o como se diga). Segundo, porque justo estoy leyendo una novela histórica recién premiada en México de Fernando del Paso, cuyos personajes centrales son Maximiliano y Carlota (su esposa, la que de verdad gobernaba en el Imperio y un personaje interesantísimo). Te la recomiendo, se llama Noticias del Imperio. Tercero, porque ahora quiero conocer la Mexicaner Kirche. Cuando estuve en Viena me emocioné al ver un altar a la Virgen de Guadalupe (quintaesencia de la mexicanidad) en una iglesia que no recuerdo si era la Catedral de San Estaban u otra cercana que conocí y era muy hermosa pero no recuerdo su nombre. Dos países muy distintos, Austria y el nuestro, pero unidos en el pasado con lazos extraños. El episodio más conocido de nuestra relación es el Penacho de Moctezuma: la lucha diplomática más larga e infructuosa de nuestro país. Un abrazo caluroso (feurig),

Rafael Barceló Durazo

Paco Bernal dijo...

Hola a los dos!
a intratable: naturalmente los puntos suspensivos significan que mañana se sabrá el fin de la trágica historia de Maximiliano. Y sí, es verdad, Méjico fue el único país que condenó la anexión de Austria por los nazis. Y también acogió a muchos republicanos españoles.
Por ahí tengo el discurso que dio el presidente mejicano en la sociedad de naciones (o similar) a ver si me lo copio.
a Rafa: lo del penacho de Moctezuma me acuerdo yo todavía !Lo que dio que hablar! En cuanto a la Mexicaner Kirche, yo la visité el día que hice la foto que está en el post y me pareció un poquito desangelada. A lo mejor porque está en un barrio que no le pega nada (todo es muy moderno alrededor) De todas maneras, a ver si tengo tiempo un día de estos y te hago un reportaje fotográfico para que te hagas una idea. Incluiré también el recordatorio sobre la amistad Mejicano-austriaca del que hablaba intratable. Es una cosa curiosa.
Abrazos a los dos.
P.

Paco Bernal dijo...

Por cierto, intratable, que se me había olvidado enlazaros...Ya está hecho.

Lluís Martí dijo...

Gracias! Como puedes ver también te hemos enlazado a ti.

Salud!