Una habitación de hotel en algún lugar de Alemania
Carnet de viaje (Primera parte)

7 de Marzo.- Tengo intención de publicar, durante estos días, las notas de viaje que fui tomando sobre la marcha a lo largo de la última semana. Empiezo hoy, pero no sé cuándo acabaré, porque, según las voy revisando, se me van ocurriendo cosas, voy recordando detalles...

3.3.2008.- Volando hacia algún lugar de Alemania. Avión de la AUA. Bimotor. Casi treinta hombres. Dos mujeres. Ellos obesos, los más, por la mitad de la cuarentena. Leen periódicos económicos, revistas de información general, revistas que ayudan a mejorar los balances alicaidos.
Soy el único que va casi de esport. El resto, sellos de oro, corbatas de estampado muy discreto. Ropa cara, cortes de pelo diseñados por un equipo de maniáticos de la exactitud milimétrica. Muestrarios comerciales.
Comer sin tener hambre. Beber sin tener sed.
Los más jóvenes parecen asumir sin rechistar esta vida que, si te descuidas un poco, te termina convirtiendo en un ser borroso de zapatos negros (con o sin cordones) y calcetine arrugados alrededor de los tobillos hinchados.

Hora de la cena. Un comercial. Irrumpe en el restaurante mientras mi compañero y yo estamos cenando, rodeados de apacibles artilugios de inocente antigüedad.
Por lo que se ve, los alemanes trabajan a todas horas.
El comercial anda por los cuarenta y cinco, es sonrosadito, con ese buen color que sólo se ven en las buenas pinturas de burgueses del siglo XIX. Bigote con las puntas enhiestas, inglés de niño emigrado al Reino Unido en los setenta, siguiendo a un padre que se asentó en Wales.
Mientras mi compañero y yo damos cuenta de un trozo de carne asada con cebollita, cocinada al estilo local, el alemán se mete un litro de cerveza entre pecho y espalda (el primero). Aumenta el tono sonrosado de su piel, se relaja y empieza a hablar de lo mucho que le quieren sus jefes.
No puede uno dejar de pensar que existe un punto deliciosamente patético en estos hombres transhumantes, que mantienen conversaciones que toman las formas engañosas de la amistad, y la sinceridad a tumba abierta de los desconocidos que tienen serias dudas de ir a volver a verse.

4.3.2008.-
Algún lugar de Alemania. Habitación de hotel. Luz azul entrando por las ventanas. Tele encendida porque el ruido acompaña y calienta un poco la habitación de hotel. Primer pensamiento del día: Milagro de los cantantes de la MTV. Conseguir infinitas canciones combinando las mismas cadenas de caracteres: “Baby, what you do to me”, “I love you”, “I don´t wanna loose you”, “back for good”...

1 comentario:

con Ka dijo...

¡Bienvenido Paco!
Qué buena descripción, sigo con interés tus andanzas.