Los cinco jefes de partido ayer, en el plató de la ORF. De izda. a dcha. Faymann (SPÖ),Molterer (ÖVP),Strache (FPÖ), Haider (BZÖ) y el candidato de los verdes (el pobre).Foto:www.kurier.at
¿Un giro?

29 de octubre.- tras el terremoto electoral de ayer, los políticos austriacos hacen lo que pueden para recuperarse de la cara con que les ha cogido la foto.
Porque si bien los socialistas han ganado (pero menos, con los peores resultados de la historia de la Zweite Republik) en las filas conservadoras el mundo nunca volverá a ser el mismo. Hoy, escuchaba yo en la radio esas encuestas que son una especie de segundo plebiscito, y allí que opinaban los ciudadanos ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. Mayoritariamente, que los políticos hicieran lo que les saliera del Stephansdom pero que, por Dios, otra coalición rojinegra no, que ya no tiene el país el cuerpo para esos sustos. Strache (alias Mister Photoshop) sin caber en él de gozo (cosa ya difícil, porque él vive en el gozo perpétuo de haberse conocido) ha dado un diagnóstico de la situación según se ve desde su dieciocho por ciento de los sufragios. Escuchemos la voz del supertacañón:

-Lo que ha pasado en Austria es que ya no hay dos grandes partidos. Hay tres partidos medianos (mete el suyo) y dos pequeños (se refiere a Haider y a los verdes, of course). A partir de ahí, todos tendremos que acomodarnos a la nueva realidad.

No ha dicho después de esto juás juás, como el capitán Garfio, porque entonces se le descoloca la sonrisa de “aquí estoy yo para revolucionar el infierno”, pero no ha sido por falta de ganas.
Quisiera reincidir en una opinión que ya esbocé ayer, pero que no rematé: no es que ayer, domingo 28 de septiembre, los austriacos se levantasen más derechistas que otras veces y acudiesen a votar inspirados por un vivo fervor nacionalista. Lo que sucedió ayer fue, clara y simplemente, el voto de castigo contra la coalición rojinegra que ha gobernado el país capitaneada –es un decir- por Alfred Gusembauer. Por lo demás, señoras y señores, en este país casi todo sigue como estaba el sábado. El otoño va llegando por su paso y, de momento, no es de temer que a los extranjeros se nos obligue a llevar distintivos visibles. O sea, que la noche de los cristales rotos queda aplazada hasta nuevo aviso. Pero es que es más: muchos extranjeros han votado al FPÖ. Los analistas coinciden con el perfil de votante que yo daba ayer: hombre, de clase social media baja y con un expediente académico no muy brillante: los que pueden creer en un programa económico tan irrealizable como el de los azules y, aún más, los principales damnificados por la llegada a Austria de la mano de obra barata procedente de los nuevos miembros de la UE. También hay que especificar que los votantes del FPÖ votan, sobre todo, contra los extranjeros de perfil musulmán (turcos) a los que perciben como culturalmente extraños.
Otra gran mina de votantes para Strache han sido los desencantados del partido conservador. Como intentaban convencerme a mí unos aborígenes a los que yo expresaba mi escándalo, conservadores ellos de toda la vida:

-A los negros no se puede votar después del cachondeo de la coalición, ¿Quién nos queda?

Muchos votantes del partido conservador han emigrado hacia las filas azules como castigo. Una persona de mi edad contaba esto de su padre, afiliado al ÖVP de toda la vida.
La política de los conservadores hacia la UE ha sido otro de los grandes pesos que ha desplazado el voto. Austria es la frontera de la UE rica y, desde aquí, se percibe a países como Rumanía –pongo por caso- como países cuya competencia económica no es comparable a los estándares mínimos. Esa misma existencia de dos Uniones Europeas: el corazón centroeuropeo rico (Francia, Alemania, Austria) y el resto, hace que indivíduos como Strache y partidos como los que subieron ayer, suban.

-La UE es una excusa para ir buscando mano de obra más barata cada vez hacia el este –dicen muchos austriacos cultos.
-¿Turquía en la UE? Los turcos no son europeos. Siempre han sido Asia Menor, desde los romanos
–dicen otros.

Y mientras tanto, aquí hay tres partidos medianos y dos pequeños que van a tener que formar gobierno. Un gobierno que el presidente de la República prefiere estable a rápido.
A ver lo que les sale.

5 comentarios:

Te de llimona dijo...

Lo que nunca entenderé es que votantes teóricamente de izquierdas voten a la derecha para castigar al partido que les ha decepcionado. ¿por qué no se van un poco más a la izquierda? Nunca lo entenderé...

JOAKO dijo...

Menudo avispero, el encaje será interesante. Intentar discernir entre los motivos de los votantes lo veo muy difícil, las visceras funcionan en todos sitios y el que no se justifica es porque no quiere.

Paco Bernal dijo...

Hola a los dos!
Gracias por vuestros comentarios.
A Te de llimona: creo que las nociones de lo que son las izquierdas y las derechas se han desdibujado un poco durante las últimas décadas. No hay que olvidar tampoco que determinados partidos de derechas (verbigracia, la derecha nacionalista de aquí) utiliza una retórica que, de toda la vida, ha sido patrimonio de la izquierda. Por ponerte un ejemplo, los nazis, se llamaban a sí mismos nacional socialistas. Así, Strache dice hablar también a favor de la viuda y del trabajador.
A Joako: el encaje, como tú dices, será interesante. Se hacen cábalas con que quizá habrá una coalición rojinegroverde al estilo de la que, en Francia, derrotó al lepenismo. Este tipo de coaliciones tienen, sin embargo, un problema: si la coalición sale mal, es peor el remedio que la enfermedad y "el enemigo" sale reforzado. En caulquier caso, no estoy seguro de que estas componendas terminen teniendo nada que ver con las vísceras...

la gloria de mi mare dijo...

Hola Paco, varias veces leyendo en tu blog he leído ideas mías (bueno no de mi propiedad, ya se me entiende) esto llevado por otras coincidencias como:
1) me llamo Paco
2) vivo en Viena
3) acabo de elegir mi cruso de alemán (yo para inciados que llevo aquí muy poco tiempo) solo 3 meses
4) alucino con estos que llamas aborígenes y sus resultados electorales...

hacen que me haya decidido a escribir algo en tu blog.

Tampoco creo que esto sea muy diferente de donde se venía. En este dichoso-bendito país, desde mi cortísima experiencia, como en el resto de Europa, está creciendo este sentimiento de rechazo al extranjero que se fomenta tanto en los países frontera (frontera con lo países menos pobres hacia los que Europa busca extender sustentáculos comerciales). No creo que la realidad social sea muy diferente a la que pueda tener Espania, por ejemplo, seguramente el PP tenga un poder aglutinador que no ha tenido aquí el öVP. Lo que si que me parece es que estos dan más miedito, por llamarle de alguna manera.
También me sorprende la tranquilidad con la que se exponen sloganes como los que he visto en estas elecciones austriacas creados por los poetas del FPÖ o del BZÖ y lo bajito que se habla siempre para criticarles.


Bueno, como primer comentario en tu blog, creo que ya me excedí bastante.
Un saludo
paco

Paco Bernal dijo...

Hola tocayo!
Y bienvenido. Me alegro mucho de que existan estas coincidencias entre nosotros y de que hayas decidido escribirme un comentario. Por lo demás, lo que decía ayer Pyro de ayer refleja bastante bien por qué la gente está tranquila ante estas derechas. Principalmente porque les han enseñado a temer la esvástica y piensan que estos, mientras no saquen a un tipo con flequillo raro y bigotín a lo Charlot no son peligrosos. Yo siempre decía, cuando llegué aquí (y lo mantengo) que si el PP dijera en una campaña electoral la mitad de la mitad de lo que dice el FPÖ, al día siguiente habría una guerra civil (ese eslogan inmortal: daham statt Islam que es tan bestia y tan racista). Lo que a mí me ha enseñado la inmigración, eso también te lo digo, es que es fácil ver la paja en el ojo ajeno. En España también pasan cosas que en Austria serían inconcebibles y a las que nosotros estamos acostumbrados (zum beispiel, ETA, la corrupción de Marbella und so weiter). En todas partes, como decía yo ayer, cuecen alubias. Y la vida, como cantaba Julio, sigue igual.
En fin, tocayo, de nuevo un abrazo y espero ver más comentarios tuyos.