1 de octubre: amanecer del nuevo milenio

1 de Octubre.- Querida sobrina: probablemente cuando leas esto, las últimas fechas hayan pasado a los libros de historia. Yo, soy perfectamente consciente de que estoy viviendo momentos históricos. Y esta vez, para mal. Como cuando aquella noche de primeros de los noventa, con cuarenta de fiebre, tu padre en una cama y yo en otra, partidos en dos por una gripe traidora, contemplamos en compañía de tu abuela el principio de la primera Guerra del Golfo (Pérsico).
Como cuando el día 11 de Septiembre de 2001, dos aviones de pasajeros se estrellaron contra las torres del World Trade Center de Nueva York. Como cuando dos años más tarde en Madrid murieron más de doscientas personas por unas bombas en unos trenes de cercanías. En aquellos momentos, yo sabía que estaba contemplando algo que tendría que explicarle a mis nietos (o a mi sobrina). Ahora, también me lo dice el corazón.
Ainara, mi mundo se está derrumbando en cuestión de días. La economía de los Estados Unidos se ha venido abajo como un enorme edificio comido por la aluminosis (¿Sabras tú, desde tu remoto refugio del tiempo lo que era el cemento aluminoso? Recuérdame que te lo explique algún día).
Que esto haya sucedido es tanto como decir que el poder geopolítico de Estados Unidos se está resquebrajando rápidamente. Porque el poder, querida niña, es el dinero. Y sin dinero, no se puede pagar el poder, que es un lujo muy caro. Ni la influencia cultural, que va detrás de él. Los Estados Unidos de América y, por ende, los Estados Unidos de Europa, están dejando de ser el centro desde el cual se toman las decisiones del mundo. La catástrofe está siendo de proporciones cataclísmicas y va más allá de la simple depresión económica. Ojalá fuera sólo un fin de ciclo. Es en realidad, estoy convencido, el fin de una civilización.
Es, qué duda cabe, un momento peligroso. Al final, como casi siempre, no pasará nada en apariencia pero las consecuencias de este movimiento serán irreparables.
Tu tío, Ainara, lee la Biblia de vez en cuando. Hay un fragmento del evangelio según San Mateo que ilustra muy gráficamente esta sensación de perplejidad ante el azar que sobrecoge al animal humano frente a los momentos trascendentales; y que vale para ilustrar también qué pasa cuando está sucediendo el fin del mundo y nadie reconoce los síntomas.
Escucha, sobrina:
“Pues como sucedió en los días de Noé así sucederá en la parusía del Hijo del hombre. Porque igual que en aquellos días anteriores al diluvio seguían comiendo y bebiendo y ellos y ellas se casaban, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no se dieron cuenta hasta que llegó el diluvio que los barrió a todos, así será también la parusía del Hijo del hombre. Estarán dos mujeres moliendo en un molino y una será tomada y la otra dejada. Velad, pues, porque no sabéis en qué día va a llegar vuestro Señor”.
Me gusta especialmente la imágen de las dos mujeres moliendo “una será tomada y otra será dejada”. No sabemos qué pasará a partir de mañana. No sabemos qué agitaciones sociales, de imprevisibles consecuencias, traerá esta profundísima crisis económica, provocada por el pensamiento de que se puede crear riqueza a partir de la ingeniería financiera.¿Qué nos queda? ¿Cómo será la faz del mundo que tú conocerás, una vez las aguas hayan encontrado otros cauces por los que discurrir? Aún es muy pronto para saberlo.
Lo que está claro, sobrina es que, desde pequeño, yo supe que iba a ver el fin del mundo. Me temo mucho que mis temores se han confirmado.

9 comentarios:

Mújol dijo...

Ainara, tu tío anda un poco pesimista; pero es por el curso de alemán, y por este otoño que empieza. Ya verás como pronto volverá a contarte historias maravillosas. Esas historias que te cuenta llenas de optimismo en tu futuro.

tu vecina Day dijo...

Hola Paco ;)

-Mucha suerte en tu curso de Alemán,que seguro que así será,el cambio de la estación te ayuda mucho a reunírte con tus compañeros que apenas comienzas a conocer y luego con ellos prácticar.Tienes la superventaja de que te gusta el idioma,hay muuuchas personas que lo aprendierón a empujones y un poco por obligación jeje.

Alles liebe ;)

Anónimo dijo...

que carta mas pesimista por favor un poco de mas alegria para el cuerpo ponte las chicas de oro un beso

amelche dijo...

Me has recordado a 1991, cuando yo tenía 17 años en la primera guerra del Golfo, y una conversación con Victoria, mi compañera de francés en la escuela de idiomas (que tenía un año menos que yo). ¡Uff! ¡Cómo pasa el tiempo!

Paco Bernal dijo...

Hola a todos!
Gracias por vuestros comentarios.
!Vaya controversia!
A Mújol: la verdad es que estoy pesimista, aunque creo en las personas. De lo que estoy cada vez más convencido de que estamos en un punto de inflexión y de que no estamos haciendo lo suficiente para remediar los errores que ya hemos cometido. El cambio climático, la política...Mi optimismo irreductible la verdad es que me cuesta cada vez más que no se reduzca. Pero ahí estamos. Prometo consejos más prácticos para mi sobrina en el futuro. Un abrazo,Mújol.
A Mi vecina Day: la verdad es que el idioma he aprendido a que me guste, pero al principio lo odiaba jajajaja. Muchas gracias por los parabienes.
A mi madre: jajajaja. Me pongo las chicas de oro, sí, ya me las pongo jajaja.
A Amelche: a mí es que cuando a Estados Unidos le da por invadir cosas me pasan unas cosas muy curiosas. A ver si me acuerdo un día y cuento lo que me pasó en la guerra de Afganistán, que también tiene su gracia.
Saludetes a todos.
P.

Jabolka dijo...

POR FIN; ALGUIEn que piensa igual que yO!!! Suscribo todas las letras de este post... desde la primera a la última. Estamos viviendo un momento histórico... Lástima no saber a dónde nos llevará. No es como cuando abres un libro de historia para recordar como terminó la Rev. francesa o la guerra civil. No mola nada estar en el epicentro del terremoto...

Paco Bernal dijo...

Hola Jabolka!
Es que la historia está siempre contada a posteriori, y se tiende a acoodar el relato al resultado final. A veces a conciencia, y a veces sin sentir.
Saludetes!

JOAKO dijo...

Pues que quereis que os diga, a mi me excita, en el buen sentido, ¿que es la revolución? pues esto, un cambio, más o menos radical, pero un cambio, los cambios crean incertidumbres y las incertidumbres miedos, y el miedo introspección y reflexión, pero el miedo tiene una función ancestral, una función en la cual a través de la introspección y la reflexión se renace a un nuevo mundo, un nuevo orden de las cosas, un renacimiento, al final los cmbios transforman, traumaticamente a veces, pero ¿es que no era necesario un cambio?
No temais, todo lo que sube baja y viceversa, al final volveremos por nuestros fueros, pero tal vez ya no manden los de antes...

Paco Bernal dijo...

Hola Joako! Estoy de acuerdo contigo. Los cambios no siempre son malos, y si la cosa no funciona, hay que intentar arreglarla si se puede...Seamos optimistas.
Un abrazo.