Casharrito

14 de Diciembre.- Como si no hubiera crisis. Los temerosos comerciantes respiran aliviados porque las ventas navideñas no han descendido. Los locutores, alborozados, se hacen eco de los atascos que hay para entrar en todas las zonas comerciales vienesas, y la alegre multitud se pelea cordialmente por conseguir la ganga, el gorro, ese presente que, cuando llegue el día 27 –fecha en la que aquí se terminan las navidades oficialmente- no habrá más remedio que cambiar.
Durante este fin de semana se ha dado también el pistoletazo de salida para otra actividad centroeuropea especialmente navideña: la compra del árbol de navidad. Cuanto más grande es tu casa, más grande puede ser tu árbol (yo los he conocido de más de dos metros de altura y circunferencia proporcional). Los vendedores de árboles de navidad, que cultivan sus abetos durante todo el año, se ponen cerca de las iglesias o en las plazas, con un chisme característico, en forma de cono truncado, mediante el cual se pueden introducir las rebeldes ramas del abeto en una malla para hacerlo transportable.
Por supuesto, de los sótanos austriacos (esa institución tan entrañable en este país) salen los cacharritos para colgar en el árbol: no solo las bolas, sino todo tipo de objetos imaginables: en el Museums Quartier venden unas sirenas y unos tritones navideños la mar de monos para aquellos que quieren hacer su navidad moderna y sexi, por qué no. En los árboles austriacos se cuelgan también, aparte de las lucecitas características, velas que se encienden en la noche de paz (por cierto, este villancico sólo suena en Austria el día 24 de Diciembre), así como unas roscas especiales –quebradizas y puñeteras, por cierto- hechas de clara de huevo y de azúcar, que se comen cuando el árbol se retira (como máximo el 2 de febrero, fiesta de la Candelaria).
Me detendré un poco más en este tema de los cacharritos: los frágiles adornos de vidrio son muy apreciados por los coleccionistas (un subgrupo especial de los felices frikis navideños que pueblan estas calles) y existe un mercado de moviditas navideñas de segunda mano que, en Viena, tiene su centro en la plaza Am Hoff.
Quiero terminar con una iniciativa que he encontrado ejemplificadora para la iglesia española. Con motivo de estas fiestas, Viena se ha llenado de vallas publicitarias en las que sólo pone (en un texto neutro, negro sobre blanco): el día 24 de Diciembre se celebra el nacimiento de Jesús.
Ni más más, ni más menos. De buen rollito.

5 comentarios:

JOAKO dijo...

¡El día 27!, que alucine,¿y empieza el día de la lotería como aquí? el 22, o allí no hay lotería.

Arantza dijo...

¡Cómo! ¿El nacimiento de Jesús? ¿No es el nacimiento de Santa Claus? (esta frase es de Bart Simpson :-). Un saludote, Paco Scrooge, muy a tu pesar. ;-)
Feliz friki navideña.

Paco Bernal dijo...

Hola!
A Joako: qué curioso que preguntes lo de la Lotería, porque hoy me he estado echando yo unas risas con mis alumnos. Les he estado haciendo mi imitación más conseguida de los niños de San Ildefonso, y no se podían creer que un sorteo así exista. Aquí hay cosas parecidas para recoger dinero para los pobres, pero lotería como la española nada.
-Pero y esto -preguntaban- ¿Lo hacen por la gente o algo?-o sea, con fines caritativos.
Y yo:
-No, no. Por la pasta. A palo seco.
Y claro, el día 27, pasada la pascua, se acabó lo que se daba. Luego vienen los reyes, claro, pero ya no es navidad. Se quitan los mercadillos y, en la plaza del ayuntamiento, ponen una pista de hielo que es un primor. O sea que aquí, viniendo el niño Dios, empieza lo profano (y empiezan a venir los italiani también).
A Arantza: yo creo que por eso lo han hecho jajajaja. Lo que yo quería decir es que la actitud de la iglesia austriaca es como de mejor rollito que la española, que siempre enseña la parte más malumorada y más carca. Y joé, que parece que yo odio las navidades, y no hombre jajaja. Ayer estuve escuchando un concierto de villancicos y se me caían unos lagrimones como puños (porque aquí hacen esas cosas muy bien). Yo, Arantza,soy muy sentimental, y me da mucha vergüenza serlo. Por eso yo creo que digo estas cosas, pero no porque las piense.
Saludos a los dos :-)

Marona dijo...

Aaaaah... no hay nada tan entrañable y navideño que un Keller austríaco (urgh!)
Lo de la iglesia austríaca me parece más que de buen rollito, práctico. Y se agradece el recordatorio, que a veces a una se le va la olla ;)
¡Besos navideños!

Paco Bernal dijo...

Hola!
Yo a veces no hago fotos porque me va dando vergüenza (al principio las hacía) pero se ven cada cosas...Saludetes :-)