Contra el libro de las caras

20 de Diciembre.- Queridos (y fieles) lectores de VD: durante esta última semana el blog ha estado en piloto automático, a punto incluso de ser traspasado “por no poder atender”. Si el eslogan austriaco dice que Schenken macht Freude (o sea, que regalar da contento), tengo que dar fe de que, durante los últimos diez días los ciudadanos todos del continente europeo se han entregado con ahínco a la tarea de hacerse felices los unos a los otros. Hasta que llegó el jueves no se extendió una paz celestial por la oficina. Los teléfonos, como por ensalmo, dejaron de sonar de pronto, los clientes pedorros dejaron de escribir correos poniendo pegas peregrinas, y yo, pude por fin decir:

-Voy a ver si escribo algo.

Y aquí estoy.
No voy a negar que, durante este periodo, también he aprovechado para tomarme unas vacaciones. He atendido a unos amigos (T. y A.) que visitaron Viena y, por raro que parezca, he tenido algún tiempo (entre resaca y resaca) para reflexionar sobre algunas cosas.
Una de ellas ha sido el dichoso (por no decir puto) Facebook.
Tengo que reconocer que lo odio. No ya porque me vea demasiado viejo para hacerme con los mandos del artilugio sino porque, además, me dan inmenso perezón una serie de cosas que he observado. Por ejemplo: si las redes “sociales” nacen para estar informado sobre la vida de la gente que se da de alta en ellas, una de dos: o yo soy demasiado cotilla (esto es, necesito informaciones con sustancia a las que poder hincar el incisivo) o bien Facebook es la mejor manera de mantenerse cuidadosamente desinformado de la vida que hacen tus amigos.
Las notitas de Facebook se parecen a esas que pone el periódico el mundo junto un cuadrito rojo: URGENTE. “El fiscal general de los Estados Unidos se abstiene en el caso Madoff”. Pos vale. Guay. Chachi. Y eso qué significa. Qué consecuencias tiene ¿Dará el chorizo con sus huesos en la trena o le pone un paso de hacer la de Roldán? Chicha, señores, es lo que queremos.
La información sin contexto es desinformación de la peor.
Traduciendo a Facebook. Tomemos un ejemplo al azar: alguien deja una nota (yo lo he hecho) contando lo que está haciendo en ese momento. Quitando el hecho obvio de que nuestras actividades cotidianas tienen, por lo general, poquísimo interés, yo me pregunto: ¿A mí qué leches me aporta saber que, a dosmil kilómetros, alguien está haciendo el sofrito de unas judías pintas?

-Para cosas de más fuste –me dirá alguien- la gente se escribe correos, se llama por teléfono...

Y yo contestaré:

-¿Entonces, para qué diantres se gastan el tiempo en Facebook?

Otra: el famoso chisme es americano. Se nota. De pronto, mi cuenta se ha llenado de cosas como peticiones para que adopte a los Rolling Stones de Valdeajosporros o para que le dé de comer a un panda virtual ¡Por Dios y por la Virgen! ¿Tantos veranos estudiando, un proceso educativo tan largo y trabajoso para terminar dándole de comer a un Tamagochi? Lo siento: no le veo la gracia.
Aunque quizá, lo que en realidad me ha dolido más es que, con nocturnidad, alevosía e internet, alguien haya publicado fotos de aquel pasado mío en el que todos éramos tan felices y las cámaras aún tenían carrete.
Quizá esta última puñalada haya hecho que no pueda con mi vida del puñetero Facebook.
Por cierto, ¿Dónde estoy en la foto? Está tirao.

6 comentarios:

amelche dijo...

No sé dónde estás en la foto, pero veo que en aquellos tiempos aún existían tarimas en las aulas, cosa que está casi extinguida (sólo he trabajado en un instituto con tarima y era horroroso, porque tendían a hundirse por la mitad, y tenías que hacer equilibrios para poder escribir en la pizarra), menos mal que no llevo tacones, porque si no me habría matado.

Te de llimona dijo...

Ja, ja... Voy a romper una lanza a favor de facebook, aunque sólo sea por llevar la contraria: a mí me ha servido para recuperar el contacto con gente con quien lo había perdido y nos hemos vuelto a ver y, mira, no és que me guste saber que están haciéndose unos macarrones en ese momento; pero, por ejemplo, si alguien pone que está en X país, pues me dá por preguntarles y a lo mejor hasta aprendo algo. Paso de las pandillas, los pandas y mandangas de ese estilo. Lo que sí hago a veces es convertir vampiros y atacar otros jaja. Qué malo es el aburrimiento. Por cierto, te he encontrado y te voy a agregar si me lo permites jeje (te pongo mensaje diciéndote que soy te de llimona).
¿En la foto no serás el loco ese que extiende los brazos?

Anónimo dijo...

como pasa los años y como has cambiado guapo en esa foto no paraces el mismo, el tiempo ha padado a tu favor, te de limona no es el de los brazos estirado jajajaj sigue buescando un beso

Te de llimona dijo...

Ah, vale, isabel, jajaja... bueno, supongo que és de la bufanda por lo de las gafas, pero no lo hubiera dicho nunca.
Un beso.

Paco Bernal dijo...

Hola!
Gracias por vuestros comentarios:
A Amelche: no era una clase, sino un local de ensayo. La verdad es que para dar clase tiene que ser incómodo, por aquello, además, de tener que forzar la voz. Pero como escenario, molaba :-)
A te de llimona: voy a ser un poco malo: ¿Quién dice que se quiera saber de gente a la que hace mucho tiempo que no se ve? A veces da contento, pero a veces también te da por cantar con los Presuntos Implicados aquello de Cóoomo hemos cambiadoooo.
A mi madre: muy aguda jajaja. Es que yo mejoro como los buenos vinos (aunque partíamos de una base de la que no era difícil mejorar)

JOAKO dijo...

A mi Facebook me acojona, si has visitado mi blog habrás comprobado que no me corto de hablar de mi mismo, y a veces cosas un poco delicadas, si hiciera esto en Facebook...
Además, que coño, no tengo tiempo, el blog ya me quita demasiado tiempo y he de trabajar, ¡Caramba!