La dueña de una Wirtshaus típica, posa para la página www.ziel2wien.at
Universo Wirtshaus

10 de Marzo.- Dije ayer que hoy hablaría de las “Wirtshaus” austriacas, esa institución que, es nombrarla, y se le ponen a uno los pelos de gallina. Son el equivalente transalpino de los bares de pueblo españoles. Quítese el calendario de Samantha Fox (o sea, fuera el ganado vacuno) , elimínese la foto del equipo de alevines de segunda regional (B) patrocinado por la casa; bórrense de un plumazo los azulejos, los perfiles de aluminio y ese gotelé que yo llamo “Cantores de Híspalis” por ser contemporáneo de los bardos del Guadalquivir, y ahí estará nuestro escenario preparado para convertirse en la Wirtshaus austriaca más fetén.
Antes de entrar en más detalles, diré que, aún en una hipotética Wirtshaus que hubiera abierto ayer por la tarde, la decoración tendería indefectiblemente a un universo Forlady ochentero y decididamente reganiano (aquellos de mis lectores que hayan sido fanes y fanas de Las Chicas de Oro sabrán a lo que me refiero). Así, en muchas Wirtshaus (Wirtshäuser se diría escrito con propiedad) figuran en lugar preeminente unas lámparas Tiffany –de plástico, naturalmente- que hubieran podido colgar sin complejos en la cocina/office/campo de batalla de Blanche, Rose, Dorothy y Sofía. También la paleta de colores tiende al marrón (del caoba al color scheisse, con perdón) menos las paredes, que siempre son blancas. Hay mesas rodeadas por bancos corridos, sillas oscuras con el respaldo taladrado en forma de corazón. Y en cada mesa un bucarito con florecitas naturales, y en cada ventanita dos cortinitas de color sufridito que acaban atacando los nerviecitos. Las Wirtshaus pretenden ser lo más hogareñas posible pero, de puro correctas, no se libran de cierta impresonalidad.
Pasando al capítulo de usos: cuando el camarero llega a tu mesa, suele preguntarte primero lo que quieres de beber. Es muy probable que lleve en la mano el menú encuadernado en una carpeta cuyas tapas son de ese plástico mate del que se hacen esas fundillas baratas para el bonometro o el pasaporte. Suelen ser (las fundas) verde picoleto o de ese color vino que inmediatamente remite a lo sintético.
A la vuelta, con la bebida, y si es que vas a comprobar la calidad de la cocina, el Kellner trae el cubierto muy reliado en una servilleta de papel. Si tiene derecho a Inkasso (esto es, si el dueño le deja cobrar) llevará al cinto una bolsa de cuero en la que irá metido un gran monedero. A la hora de pagar, preguntará si cobra todo junto o por separado (en Austria la modalidad “a escote” no se estila). Si junto, esperará displicente el cobro (¡Ay, esa ausencia de vida sexual de los camareros vieneses!) si separado, “getrennt” en la lengua del país, sacará su lapicerillo y una libreta canija, idealmente de la cerveza Stiegel, e irá sumando de cabeza a velocidad vertiginosa (aquí, ser camarero es lo ideal contra el Alzheimer).
De los empanados y de la infaltable ensalada con tiras de pavo a la plancha ya hablaremos en otra ocasión.
(¿Quizá para el próximo Brenner? Hoy me he enterado de que ya lo están preparando. Se llamará “Wie die Tiere”).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre que he intentado definir a los que me vistan la expresión "Wirtshaus",lo he equiparado siempre a un "mesón", es decir: ambiente rústico algo cuidado, comida y bebercio típicos de la tierra, y a veces incluso la posibilidad (en ambos) de alquilar camas. De los que he estado me quedaría sin duda con los de la zona de Wachau (Weissenkirchen, etc.) y alguno al sur de Viena. Y sb todo lo mejor a la hora de degustar el ganso o el pato en temporada!

Paco Bernal dijo...

Hola!
Muchas gracias por tu comentario. Es verdad, no lo había pensado. Los de la zona del Wachau son preciosos, tienes razón. Hay uno justo enfrente de Willendorf al que yo procuro ir todos los veranos que es superbonito (y en el que se come fenomenal, por cierto). Aquí en Viena, el mejor ganso que he comido ha sido en un bar supercutre que está cerca de kardinal Nagl Platz. Para chuparse los dedos :-)
Un abrazo

con Ka dijo...

Precisamente hace unos días comentaba con amigos la diferencia entre Wirtshaus y Gasthaus.
En Baviera estos locales son más o menos parecidos, pero yo diría que la decoración es un poco más sobria... al menos en las que yo he estado no llegaban a las lámparas Tiffany y no hay tanto estampado de florecillas. Personalmente, diría que el estilo austríaco es más femenino y el bávaro más masculino, aunque no podría dar razones concretas, no sé. Eso sí, el pato aquí también está muy bueno.
Un saludo :)