Singers in the morning
14 de Mayo.- Dice el viejo refrán que la inteligencia humana tiene sus límites pero que la tontería, desafortunadamente, no los conoce.
Mientras escribo, se desarrrolla bajo la lluvia la concentración organizada por los palmeros de Strache contra la construcción del centro cultural de Brigittenau en la Dammstrasse.
Según informa el Österreich (ese gran periódico) lo que sus detractores llaman mezquita es en realidad una ampliación de los ya preexistentes locales de la asociación Atib, que en alemán se llama Türkisch-Islamische Union für Kulturelle und Sozialle Zusammenarbeit.
Se prevé (y se teme) la asistencia a la marcha de cientos de militantes neonazis que forman la guardia de corps de Haienz Christian Strache, ese político al que votan las masas indocumentadas porque les ofrece pan, amor y fantasias arias de ayer y hoy.
Curiosamente, por ley, la exhibición de símbolos nacionalsocialistas o la predicación de su sangriento evangelio están prohibidos en Austria desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la ideología de los eslóganes del FPÖ es claramente xenófoba, y nadie hace nada (desde el Estado, se entiende) para poner coto a esta vergüenza.
Dichos eslóganes, que empapelan las calles de toda Austria son primitivos ( a juego con el escaso mobiliario del caletre de los adeptos) y están basados en dicotomías de fácil digestión como por ejemplo “Christenland vs Abendland” (algo así como “Europa Cristiana en vez de Europa Occidental”) en donde la segunda parte siempre es el enemigo a batir.
El modelo de Strache es la agit-prop hitleriana despojada de toda la parafernalia militar. Una mezcla de diseño pop, presunta preocupación por los trabajadores y agresiva simpatía profident.
Contenido ideológico profundo: cero.
La utopía de estos ultras posmodernos es, obviamente, irrealizable en un mundo globalizado y está condenada, como todos los sistemas totalitarios, al fracaso . Pero siempre hay masas cerriles dispuestas a creer en la promesa de los duros a cuatro pesetas y en los móviles cuyos algoritmos pueden burlar a los pérfidos satélites americanos. La ideología de Strache, lo mismo que la de sus parientes iberoamericanos que dicen colocarse en sus antípodas, ofrece un mundo seguro y regulado, una panoplia de enemigos reconocibles y, lo que es más importante para su público, en su mayoría gente expulsada precipitadamente del sistema educativo, una comunidad a la que pertenecer. Zusammen ist man weniger allein, que decía aquel (Junto se está menos solo).
El pasado fin de semana, un grupo de estos jóvenes cuya única ideología es el bate en alto, lanzaron ataques verbales a unos pobres supervivientes del campo de exterminio de Auschwitz. Intentaban atacar la memoria viva del intento hitleriano de construir un mundo artificial, enloquecido y, bajo su aparente rigidez, anárquico y violento.
La serpiente pone sus huevos una vez cada generación, pero somos todos los que ayudamos a que nazcan las crías; dando la democracia por supuesta, alentando la existencia de políticos perezosos, bobos o inútiles, dejando languidecer el sistema educativo impidiendo que nuestros jóvenes desarrollen el espíritu crítico suficiente como para discernir la estafa en los cuentos de cualquier cantamañanas.
Mientras escribo, se desarrrolla bajo la lluvia la concentración organizada por los palmeros de Strache contra la construcción del centro cultural de Brigittenau en la Dammstrasse.
Según informa el Österreich (ese gran periódico) lo que sus detractores llaman mezquita es en realidad una ampliación de los ya preexistentes locales de la asociación Atib, que en alemán se llama Türkisch-Islamische Union für Kulturelle und Sozialle Zusammenarbeit.
Se prevé (y se teme) la asistencia a la marcha de cientos de militantes neonazis que forman la guardia de corps de Haienz Christian Strache, ese político al que votan las masas indocumentadas porque les ofrece pan, amor y fantasias arias de ayer y hoy.
Curiosamente, por ley, la exhibición de símbolos nacionalsocialistas o la predicación de su sangriento evangelio están prohibidos en Austria desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la ideología de los eslóganes del FPÖ es claramente xenófoba, y nadie hace nada (desde el Estado, se entiende) para poner coto a esta vergüenza.
Dichos eslóganes, que empapelan las calles de toda Austria son primitivos ( a juego con el escaso mobiliario del caletre de los adeptos) y están basados en dicotomías de fácil digestión como por ejemplo “Christenland vs Abendland” (algo así como “Europa Cristiana en vez de Europa Occidental”) en donde la segunda parte siempre es el enemigo a batir.
El modelo de Strache es la agit-prop hitleriana despojada de toda la parafernalia militar. Una mezcla de diseño pop, presunta preocupación por los trabajadores y agresiva simpatía profident.
Contenido ideológico profundo: cero.
La utopía de estos ultras posmodernos es, obviamente, irrealizable en un mundo globalizado y está condenada, como todos los sistemas totalitarios, al fracaso . Pero siempre hay masas cerriles dispuestas a creer en la promesa de los duros a cuatro pesetas y en los móviles cuyos algoritmos pueden burlar a los pérfidos satélites americanos. La ideología de Strache, lo mismo que la de sus parientes iberoamericanos que dicen colocarse en sus antípodas, ofrece un mundo seguro y regulado, una panoplia de enemigos reconocibles y, lo que es más importante para su público, en su mayoría gente expulsada precipitadamente del sistema educativo, una comunidad a la que pertenecer. Zusammen ist man weniger allein, que decía aquel (Junto se está menos solo).
El pasado fin de semana, un grupo de estos jóvenes cuya única ideología es el bate en alto, lanzaron ataques verbales a unos pobres supervivientes del campo de exterminio de Auschwitz. Intentaban atacar la memoria viva del intento hitleriano de construir un mundo artificial, enloquecido y, bajo su aparente rigidez, anárquico y violento.
La serpiente pone sus huevos una vez cada generación, pero somos todos los que ayudamos a que nazcan las crías; dando la democracia por supuesta, alentando la existencia de políticos perezosos, bobos o inútiles, dejando languidecer el sistema educativo impidiendo que nuestros jóvenes desarrollen el espíritu crítico suficiente como para discernir la estafa en los cuentos de cualquier cantamañanas.
2 comentarios:
Buenos días, Paco,
Tienes toda la razón: la proliferación de estos "Cantamañanas" (cómo me gusta esa palabra) en realidad es un síntoma que nuestro sistema falla... y todos somos responsables de ello (me niego a responsabilizar sólo a "los políticos").
Un saludo
Hola:
Gracias por tu comentario. Y estoy completamente de acuerdo. Todos debemos hacer examen de conciencia.
Saludetes
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