2 de Junio.- Aprovechando que ayer fue Pentecostés (Pfingsten, auf deutsch) aquí el que esto escribe decidió prolongar el fin de semana largo un día más, y cogerse el martes de vacaciones. He aprovechado para cumplir mi deber cívico de votar por correo (cinco minutos me ha costado gracias a una inusual eficiencia del cuerpo diplomático español, que me envió la documentación necesaria) y para hacer una excursión a Eggenburg (sobre estas líneas y hasta nuevo aviso) y a Retz.
Las dos son ciudades amuralladas que están en Niederösterreich (Baja Austria) y forman parte de una comarca agrícola (vinícola) que está a tres cuartos de hora de Viena aproximadamente. Es curioso cómo en tan poco espacio geográfico, se pierde completamente la noción de Gran Ciudad y uno se adentra en un lugar tranquilo y pacífico, muy silencioso incluso en un día laboral. La gente, asimismo, es más blanquita y más rubia que la media general en Viena.
La foto que encabeza estas líneas es de la plaza mayor de Eggenburg en la que, aparte de su fuente correspondiente hay varios edificios de mérito, como esta casa de abajo, llamada casa de Grafito por la técnica de la decoración de su fachada.
Este hecho tiene una historia curiosa. Durante el predominio protestante en la Baja Austria, el templo, bajo la advocación de la Virgen María, se desacralizó (los protestantes no rinden culto a la virgen). El pueblo necesitaba un ayuntamiento, así que el municipio compró el edificio y lo destinó a ese fin.
Por último la fuente del pueblo. El último domingo de septiembre, las dos fuentes de Retz no manan agua, sino vino tinto y vino blanco; para que quien quiera, durante dos o tres horas, pueda servirse a su gusto un vasito (las multitudes acuden desde gran distancia, porque ya se sabe que lo gratis siempre tiene mucho éxito).
No hay comentarios:
Publicar un comentario