My Fair Lady en Mörbisch
9 de Agosto.-Como mis lectores ya están viendo, ayer fue sábado y no pude publicar la crítica que ya tengo escrita, sobre Los Abrazos Rotos (no adelanto nada, mañana se verá). Como el verano es propicio en Austria para todo tipo de representaciones al aire libre -ya tenemos el invierno para enclaustrarnos- estuve ayer en una de las más famosas: la de Mörbisch.
Durante el verano, en la localidad lacustre de Mörbisch am See, se representa una opereta famosa del repertorio austriaco. Los aborígenes acuden en tropel (tienen el cartel de no hay localidades colgado para las cuatro representaciones semanales de aquí hasta que termine la temporada) y los habitantes del pueblo de Mörbisch viven de las ganancias generadas durante el resto del año.
Esta vez, sin embargo, la habitual representación de Giuditta o de La Viuda Alegre se ha visto sustituida por My Fair Lady, que mis lectores recordarán protagonizada por Audrey Hepburn y Rex Harrison.
La primera foto corresponde a los previos al espectáculo: como yo digo muchas veces, aquí, a nada que hay cuarto y mitad de teatro, festival o lo que sea, las señoras se calzan su Dindrl y los caballeros su chaqueta de viejo austriaco (también conocida con más propiedad como trachten Sakko).
Este es el escenario: un semicírculo enorme en el que se representaba la ciudad de Londres a través de sus más famosos monumentos. Lo que se ve de fondo es el lago Neusiedl.
Aquí estaba yo preparado para la invasión de mosquitos que ya me habían vaticinado pero...

...Llegó la noche y, gracias a un suave vientecillo, los trompeteros no acudieron a comerme (sus hermanos del Danubio ya habían dado cuenta de mi sangre por la mañana, sin embargo).
Un momento de la representación. Estábamos en la última fila (!La cincuenta y seis!) y, salvo que la gente se veía pequeñita, no tuvimos ningún problema en seguir el espectáculo.

El momento en que el Profesor Higgins lleva a Eliza Dolittle a las carreras de Ascot.

Tras unos bonitos saludos, acompañados por un popurrí de melodías de la obra, hubo fuegos artificiales junto al lago que hicieron las delicias del respetable.


Como ahora las hacen de los lectores de Viena Directo.

3 comentarios:

isabel maria dijo...

Que bonito espectaculo tuvo que ser, que pena que el bono bus no llegue a Viena un beso

Pablo dijo...

Lo malo del (excesivamente) cálido clima español es que hace que no nos demos cuenta de todas las cosas que se pueden hacer al aire libre, incluido el teatro.

Cuando estuve trabajando en Alemania, me encontraba en un pueblecito llamado Bad Hersfeld que es conocido porque su teatro al aire libre está abierto a lo largo de todo el verano, en un largo festival (Bad Hersfeler Festpiele).

Aquí, como mucho, tenemos los pasacalles de las fiestas de los pueblos, que, en realidad, son cada vez más una excusa para emborracharse.

Paco Bernal dijo...

Hola a los dos!
A mi madre: pues la verdad es que sí que fue bonito. Pero también te digo que, en un momento dado, después de cuatro horas sentado, la parte posterior saliente se resiente un poco. Pero la verdad es que fue muy bonito. Y los fuegos también. Yo nunca había visto fuegos artificiales con música.
A Pablo: !Hola! Bienvenido. La verdad es que tienes razón. Aunque, por lo menos en Madrid, con la fresca ya podía montar Gallardón según qué cosas (bueno, las monta -o montaban- en el cuartel de Conde-Duque, por ejemplo). Pero aquí, en cada pueblo tienen su cosita. Cerca de Mörbisch, por ejemplo, hay una cantera romana que también utilizan como escenario natural. Este año hay Rigoletto.
Yo, pasacalles, como he tenido que ver tantísimos, la verdad es que no me cabe ni uno más. Tienes razón: es ver uno y piensas en lo de la cabra tirada por el campanario.
Abrazos.