Corazón contento
28 de Octubre.- Querida sobrina: algunos de los lectores que escuchan esta conversación entre nosotros me dijeron el otro día que, quizá, el retrato del amor que te hice en mi carta anterior era un poco parcial : reflejaba solamente algunos aspectos no tan positivos del sentimiento que, según la mitología, Cupido nos inspira mediante un certero flechazo.
Después de releer la carta, no tengo más remedio que darles la razón y por eso escribo hoy esta que pretende aligerar un poco la dudosa impresión que di sobre algo que ha sido (y es) tan importante para mí.
Creo, Ainara, que conozco pocas cosas que produzcan más euforia que la de vivir haciendo como que existe un ser en este mundo de cualidades imbatibles, belleza insuperable y sentido del humor a prueba de todos los infortunios. También supongo que, como nos ha sucedido a todos, tu manera de estar enamorada irá cambiando a lo largo de los años.
Después del primer dolor serio, probablemente, tus prioridades cambiarán hasta que un día, casi sin darte cuenta, te encuentres junto a esa persona sin la que no podrás explicarte a ti misma. De pronto, tendrás la necesidad irreprimible (y un poco vergonzante, a veces) de enviarle alguien un sms si no está contigo o de llamarle nada más que para escuchar su voz. Aprenderás que hay mil y una maneras de decir te quiero; algunas tan sencillas como acariciar una mano ligeramente en una situación de tensión. Te acostumbrarás a dormir acompañada y, si te falta la compañía, el colchón estará más vacío y la cama más fría que ninguna cosa que se te pueda ocurrir.
Descubrirás que estás conectada a otra persona por un vínculo que, quizá, sólo se siente con la familia que compartió nuestra niñez. De pronto, te parecerá normal que a alguien se le ocurra al mismo tiempo que a ti levantarse a la cocina a por algo de comer, o ver la misma película; no hará falta hablar para coordinar actuaciones conjuntas (huir de un lugar en el que esté una persona especialmente pelma). Saborearás tener suegra (aunque te caiga mal), e incluso sentirás el impulso irrefrenable de hablar mal de tus cuñados (¡Ay, el cuñao! Qué entrañable personaje).
Contarás los minutos para volver a verle y, echando un vistazo a las décadas que te queden por vivir junto al elegido de tu corazón, te parecerán de pronto pocas, y le pedirás a Dios que las horas se alarguen tan dulcemente como las de un sábado de primavera sin nada especial que hacer.
Te descubrirás a ti misma tarareando músicas que habías odiado siempre, porque te recuerdan a la persona con la que compartas tu vida. Renegarás con él de sus defectos pero los defenderás ante otros como una leona a la que intentaran tocarle a un cachorro.
Descubrirás mil y una maneras en que esa persona te hace la vida feliz y llevadera. Una de las cuales será, Ainara, estoy seguro, el sentido del humor. Volverás a reirte de cosas que no te hacían gracia desde la infancia en la que ahora estás y cuando notes que él te pide cosas que nunca antes has hecho por nadie te sentirás en la necesidad de inventar una versión mejorada de ti misma. Te exigirá, pero tú también le exigirás. Quizá también aparezcan los celos, como una avaricia nueva de la que tú nunca te hubieras sentido capaz de otra manera.
Cuando menos te lo esperes, escucharás que esa persona miente por ti en las cosas pequeñas de la vida; y te gustará que ensalce tus cualidades delante de otra gente. Gradualmente, descubrirás que los límites de tu generosidad se ensanchan y que, sin esfuerzo, acometes tareas que nadie te ha pedido sólo por ver la sonrisa de la otra persona.
En fin: releyendo esta carta, me he dado cuenta de por qué no te había escrito sobre amor hasta ahora. Me conozco: me pongo tremendamente cursi.
Besos de tu tío,
4 comentarios:
Yo tengo una cuñada que si empiezo a hablar no paro...nunca entendí el personaje de Forges de la cuñada...hasta que me tocó a mi...
Es muy de extrañar que Felix Rodríguez de la Fuente no investigara al cuñao en Fauna Ibérica
jajajaja (es que ha venido la gata, me ha arañado en el muslo y me ha cortao el comentario)
Saludos :-)
Eso, eso... del amor hemos pasado a la familia política... Esa a la que soportas por el otro.... ¡Eso es una prueba de amor incondicional! ;-D
En serio, nosotros que llevamos "soportándonos" trece años puedo decir que si encuentras la otra naranja (que no la media, ¿eh?) que te hace feliz... de verdad que te conviertes en una mejor persona.
Besos
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