Nos sobran los motivos

Imagen del último partido amistoso disputado por las selecciones austriaca y celtíbera

31 de Marzo.- Querida Ainara: el otro día, en un blog amigo, leí un comentario que me hizo reflexionar. La autora, residente en Alemania, sostenía que, a pesar de que muchos españoles se hacen lenguas de lo felices que viven fuera, ella está segura de que preferirían estar calentitos bajo el mundialmente conocido sol celtíbero “con un trabajo magnífico y disfrutando del carácter y del ambiente español”.

Esta afirmación tan lapidaria me hizo rascarme la coronilla. Porque hasta entonces yo, Ainara, estaba bastante seguro de que soy genuinamente feliz viviendo en Austria. Y, hoy por hoy, no volvería (aunque te eche de menos, y eche de menos a mis padres y a los tuyos). Es más, pienso que he conseguido lo más difícil y uno de mis propósitos cuando llegué aquí: aunar lo mejor de los dos mundos.

Y no volvería porque Austria es un lugar del que estoy enamorado, como suele decirse, “hasta las cachas”. O sea, que me encanta. Naturalmente, no se me escapa que parte de este anamoramiento se debe a que estoy muy orgulloso de haberme adaptado. De haber llegado aquí sin saber alemán y de, con muchísimo esfuerzo, no sólo haber conseguido aprender el idioma sino, aún más importante, el haber conseguido ser, dentro de mis posibilidades, uno más (aunque nunca, nunca, nunca, pierdo de vista que soy y seré siempre un extranjero). Y creo, después de haber hecho examen de conciencia, que esta satisfacción general, aunque cauta, no se debe a ningún síndrome de Estocolmo.

La autora del blog, por otra parte, en apenas tres líneas, toca muchísimos temas.

Intentaré exponer mi opinión de una manera ordenada y lo más objetiva posible, aunque en estas cosas siempre es inevitable que se mezcle el sentimiento.

Conozco la euforia que te invade cuando empiezas a darte cuenta de que has conseguido que tu vida resulte algo menos difícil que al principio. Indudablemente, el rosario de dificultades que tiene que arrostrar un extranjero que decide asentarse en otro país, es morrocotudo. A veces, incluso parece que insalvable. Por eso, cuando empieza a escampar, uno se siente no sólo liberadísimo, sino, no te engaño, un supermán.

Es un poco como las famosas piedrecitas de Demóstenes. Repaso rápido de cultura general: Demóstenes era un griego tartamudo que, sin embargo, fue conocido en su tiempo como modelo y espejo de oradores. Lo consiguió hablando con unas piedrecitas en la boca. Acostumbrado a concentrarse en vencer la oposición de los guijarros, cuando no los tenía en la boca, hablaba como si los dioses le inspirasen. Así, el emigrante (este que viste y calza, por ejemplo), acostumbrado a salir todos los días de su casa preparado para la batalla, listo para defenderse contra la constante agresión que supone que la gente le hable raro, que se comporte de acuerdo con unas reglas que él tiene que hacer siempre el esfuerzo de descifrar, genera un “músculo vital” (no se me ocurre otra forma de llamarlo) del que sus compatriotas, que han permanecido en los cómodos algodones del hogar, carecen.

No creo que esta conciencia sea motivo de reproche ni que constituya una enorme falta de humildad. Es una realidad objetivamente existente.

El ser feliz en Austria, el reconocer todo lo bueno que Austria tiene, todas las cosas de las que España podría aprender, no creo que tampoco constituya un delito de lesa patria. Sobre todo, estando España como está.

Yo soy un español orgulloso, que ejerzo cada día de tal. Pero me resulta inevitable comparar. Y en la comparación, se siente, pierde España muchas veces ¿Me hace esto peor español? No lo creo ¿Deberíamos dejar de ejercer la crítica? No. Rotundamente, no. Es más: pienso que, si hay alguien autorizado a ejercerla con conocimiento de causa, somos nosotros, los que sabemos que otro mundo es posible. Un mundo más cívico, en el que una calidad de los servicios públicos sea mejor, en el que el sistema educativo sea tal y no una manera de mantener a los chavales a salvo de las inclemencias del tiempo.

Sin eso, España está muy bien, no digo lo contrario. Pero quizá solo para ir de vacaciones.

Un beso de tu tío.

3 comentarios:

´´Saray´´ dijo...

No podría estar más de acuerdo con lo que dices y si algún día regresas verás que muchos españoles te considerarán menos español (española en mi caso) por criticar las cosas que van mal en este país que son muchas, muchísimas.
Algunos directamente te dicen que te calles ´´que tú que has vivido fuera no deberías ni opinar´´.

La sociedad española en su conjunto se ha convertido en experta en ponerse excusas a sí misma. Un ejemplo el tema de los idiomas. No hay ´´sense of pride´´. Cuando alguien comenta qué pena lo poco que se habla inglés aquí siempre saltan varios a decir ´´Bueno, los franceses y los británicos tampoco son buenos a la hora de aprender idiomas´´.

En éste y muchos temas más impera la típica frasecita de marras ´´Los hay peores´´ como si fuese un orgullo el ser mediocres en tantas cosas y no hiciese falta esforzarse en superarse a si mismo/a y destacar en algo positivo.

Es una mentalidad a la que cuesta un montón adaptarse (yo directamente me niego a hacerme así) sobre todo para los/as que hemos luchado fuera por abrirnos camino e integrarnos con éxito en una cultura tan diferente a la nuestra.

España está muy bien: solecito, una comida deliciosa... y para venirse de vacaciones. Yo en dos meses me vuelvo al extranjero, lo echo muchísimo de menos.

Y lo del carácter español ummm... no sé. La envidia es el deporte nacional en este país y yo me he encontrado que muchas chicas de mi edad piensan más en comprarse zapatos, modelitos etc y en buscarse un trabajo cómodo (aux. administrativa como funcionaria) que en usar su cerebro y de verdad disfrutar la vida. Les falta independencia de pensamiento. Muchos años viviendo con sus padres hace que muchos españoles nunca maduren mentalmente.

Ala éso ha sonado un poco negativo :D Lo siento, 2 años aqui de vuelta y le veo a España muchos más defectos que virtudes. 80/20 ratio más o menos.

Felicidades por haber aprendido el alemán; tiene mucho mérito.

Dona invisible dijo...

Hola, Paco,
esta vez discrepo un poco de ti. Hace unos meses hubiera dicho que tienes toda la razón: que en España nada funciona, que hay que irse de allí para encontrar una vida mejor, etc. etc. Pero desde que estoy aquí, pienso que siempre vemos más verde la hierba del vecino, pero este país también tiene sus defectos, y no son para dejar de tenerlos en cuenta. De acuerdo que aquí los servicios sociales funcionan mejor, que hay más sentimiento de la "cosa pública" (será por eso que ellos sí son una República) como un bien preciado que todos tenemos que cuidar; pero tambień es cierto que en general es una sociedad bastante conservadora y un poco estrecha de miras (poniendo todas las comillas posibles y dejando a un lado numerosas excepciones), pero en general como sociedad tienen muchos elementos criticables. Por eso, ahora mismo no digo que me arrepienta de lo que he hecho, ya que todo lo que he aprendido y lo que me queda (espero!) bien merece la pena, pero también quiero señalar que no todo es oro lo que reluce.

Espero haberme explicado...

Paco Bernal dijo...

Hola a las dos y gracias por vuestros comentarios.

A Saray: los celtíberos, en general, somos bastante criticones con Espanya. Ya lo dijo Machado (aunque con otra ortografía) "Y si habla mal de Espanya, es espanyol". Sí que es verdad que la sociedad celtíbera tiene muchas asignaturas pendientes. Entre ellas los idiomas; yo creo que o que se ha perdido en general es la cultura del esfuerzo.

En nuestra visión "negativa" de Espanya no hay que despreciar, en mi opinión, otro factor. Todos estamos preparados para el shock que significa irse, pero es muy difícil prepararse para lo que significa volver (un shock más fuerte porque uno no se espera ser un incomprendido en tu propia casa)

Lo del solecito se echa de menos en invierno jajaja y lo de la comida, mira, aquí hay de todo. !Me hago yo unas lentejas y unas judías que ríete tú!

A Dona Invisible: leyéndote, me escucho a mí cuando llegué. Claro que Austria tiene muchísimas cosas criticables (yo lo hago todos los días en el blog). Te diré sin embargo que tienes razón en que son conservadores pero, en mi opinión, la sociedad espanyola es tanto o más cerrada que la austriaca pero no lo sabe. No tienes más que abrir un periódico para comprobar lo ombligocentrista que es la prensa espanyola.
Yo creo que la clave es intentar unir lo mejor de los dos mundos. Creo que yo lo he conseguido. Quedarte siempre con lo mejor, de Austria y de Espanya.
De cualquier manera, si te quedas aquí el suficiente tiempo, y vuelves, te vas a dar cuenta de que tu posición relativa con respecto al resto de tu vida ha cambiado irremediablemente. Por todo lo que te ha pasado (y lo que te queda por pasarte). Cada persona lo vive de una manera, pero yo creo que el denominador común es que tienes unas experiencias que, para alguien que no las haya pasado, resultarán incomprensibles.

Saludos a las dos