Felipe y Letizia: "la verdad" contra La Verdad


28 de Octubre.- Cuentan que cuando la princesa Margarita de Inglaterra conoció a la actriz Audrey Hepburn, en su cara de cacatúa se dibujó una expresión de alivio y, con un suspiro de descanso, dijo:

-Oh, she is one of us (oh, es una de los nuestros).
 
Refiriéndose a que por su impecable dicción inglesa (a pesar de ser holandesa de nación) y sus intachables modales, la Sra. Hepburn hubiera podido pasar por un miembro de la realeza de sangre.

La otra cara de esta anécdota es otra apreciación que Jose Luis de Vilallonga publica en sus entretenidísimas memorias. Explicaba el aristócrata catalán que un día, en su presencia, Luis Escobar, Marqués de las Marismas del Guadalquivir e ilustre director de teatro de la primera mitad del siglo XX, se había quejado de que los actores españoles eran incapaces de interpretar a un aristócrata porque nunca habían visto uno. A diferencia de los grandes actores de teatro británicos procedentes, en su mayoría, de familias acomodadas. Cito de memoria:

-La dicción se puede mejorar (esos abominables ejques...) pero las voces ¡Ah! Esas voces...

Todo esto me ha venido a la cabeza al leer las ingeniosísimas críticas que ha suscitado la serie (o así) “Felipe y Letizia” emitida por la cadena española Tele 5, en la cual se intentaba explicarle al pueblo soberano la historia de amor entre los que, por ley biológica natural y si nada lo impide, serán los reyes de la España del siglo veintiuno.

Lo que Luis Escobar dice de los actores es muy probable que se pueda aplicar a los guionistas. Dejando aparte que es muy verosímil que contasen con la consigna de quien ha encargado el producto de que los reyes (y tribu adyacente) debían ser presentados en la ficción como las personas “sencillas” que manda el tópico, por lo que yo he visto, no creo que los guionistas de “Felipe y Letizia” hayan tratado de cerca a unas personas como deben de ser nuestros reyes. Y así ha salido el churro que ha salido, claro.

Por otra parte, cuando uno escribe tiene que hacer una diferencia entre La Verdad (ese concepto escurridizo) y “la verdad” que impone la lógica de la ficción que uno está creando. Ha podido suceder también que, para cada línea de diálogo, los guionistas de FyL hayan contado con el vídeo correspondiente que apuntalaba su ficción; incluso puede que sea cierto que los reyes sean como les han sacado. El problema es que nos espectadores de la serie no querían verles así. Por poner un ejemplo de lo que quiero decir: yo he visto un vídeo de Puigcorbé haciendo del rey D. Juan Carlos y me parece que la imitación del acento está a la altura de Helen Mirren en The Queen. Lo que pasa es que los espectadores no pueden aceptar que, conforme pasan los lustros, el jefe del Estado Español está aquejado de los problemas de dicción que afligen a D. Manuel Fraga. Prefieren verle joven, atlético y, sobre todo, entendible, como Lluís Homar cuando le interpretó para lo del 23-F.

O, lo que es lo mismo: la emperatriz Esisabeth se parecía a la Sissi de las películas como un huevo a una pera, pero el público no quería ver a la verdadera, sino "a la otra"

2 comentarios:

Pablo dijo...

Pues claro que sí... No vamos a dejar que la realidad nos estropee las cosas, que ya están bastante jodidas. ^_^

Paco Bernal dijo...

Hola Pablo:

Tienes razón. El ser humano es asi. El problema es que el pobre Joaquín Oristrell -el guionista y director de la cosa- se ha llevado el planchazo de su vida :-)