7 de Noviembre.- Una de las cosas que mola de aprender un idioma y vivir en él es que, un día, cuando has alcanzado el punto sin retorno, empiezas a descubrir la estructura psicológica que está debajo de las palabras. Porque un idioma es, aparte de otras muchas cosas, el reflejo de los procesos mentales de la colectividad que lo utiliza.
El que empieza a aprender una lengua utiliza su idioma materno como punto de partida y, al principio, para darse seguridad, trata de hacer una traducción especular. Uno a uno. Hasta que, en un momento dado, se da cuenta de que a veces es imposible porque, una de dos, el concepto que pretende traducir no está en el idioma de partida o no existe en el idioma de llegada.
Por ejemplo: he explicado alguna que otra vez el caso de la palabra Heimat que, en español, tiene muy difícil traducción. Significaría patria, terruño, mi pueblo…Y ninguna de estas tres cosas completamente. O también he hablado otras veces de la expresión “Bei uns” que, en mi opinión, refleja enormemente el fortísimo sentido tribal que existe entre los hablantes de alemán en Austria. Literalmente, sería algo así como “Entre nosotros” pero con un matiz no sólo personal, sino territorial, muy difícil de explicar en español. Cuando un germanoparlante, un austriaco, para ser más exactos, dice “Bei uns” se le pone cara de afirmación categórica. “Bei uns sólo llevan chándal para salir a la calle los exyugoslavos y la gente de mal vivir”. El Bei Uns es absolutamente excluyente: marca las fronteras, mentales y físicas, de la tribu.
Hoy, sin embargo, y tras este preámbulo tan largo, quisiera hablar de un concepto que los españoles no tenemos o que tenemos de manera diferente. Se trata, utilizando la palabra vernácula, de la Vorfreude o, lo que es lo mismo, la alegría anticipada. Voy a ver si lo consigo.
Los españoles tenemos ganas de alguna cosa, nos apetece lo que sea. Es un sentimiento mucho más libre. Cuando un castellanoparlante dice que “tiene ganas de algo” significa que podría dejar todo lo que está haciendo para entregarse a ese placer. A partir de ya. En cambio, el concepto de la Vorfreude es de otra naturaleza. Cuando un aborigen está, un poner, barriendo nieve en un día frío y dice “Ich freue mich schon auf eine gute Tasse Tee” quiere decir le apetece una taza de té pero que, aunque le apetezca, sólo podrá tomársela cuando termine de hacer lo que está haciendo; pero quiere también decir que, al mismo tiempo, la alegría anticipada hace que tenga más fuerzas para acabar más rápido con la tarea emprendida. No sé si me explico.
Asimismo, la alegría anticipada puede utilizarse para dar un asentimiento cortés. Por ejemplo, cuando alguno de mis alumnos me llama para preguntarme (otra cosa muy austriaca) si tendré tiempo tal día para pasarme por su casa y yo digo que sí, ellos dicen invariablemente “Super! Ich freue mich schon” en inglés “I´m looking forward to it”. En castellano no tenemos manera de decirlo. Por lo menos, a mí no se me ocurre ninguna igualmente eficaz.
Esto ha hecho que los españoles que vivimos aquí, deseosos de incorporar a nuestro idioma los adelantos de los que gozan los aborígenes, hayamos inventado un nuevo verbo: Froyarse. (del alemán sich freuen que se pronuncia más o menos Sij Froien). Lo utilizamos en conversaciones de la forma siguiente:
-¿Has hablado con X? ¿Le apetece que el jueves quedemos para unas copas?
-Sí, he hablado con él. Que sí le apetece. Vaya: que se froya.
Por las ventajas que esta expresión conlleva y la riqueza de significados que ofrece le auguramos un gran futuro y no dudamos en que pronto florecerá por los platós, la dirán las famosas, y la utilizarán las mariquitas malas cuando comenten los pormenores de la vida dentro de la casa de Gran Hermano.
Por todo ello, albricias.
7 comentarios:
Hola Paco:
Aunque no te escribo nunca, recibo y leo puntualmente todos tus post y te garantizo que me froyeo como el que más... a eso iba.
No es por fastidiarte el comentario de hoy, pero me parece que a veces tendemos a buscarle cinco pies al gato en esto de adaptar las expresiones alemanas a nuestro imaginario. En el caso que hoy nos ocupa, «sich auf etwas freuen» y diccionarios aparte, en español tenemos el hermoso «hacer ilusión» que en su sentido estricto significa ni más ni menos lo que a ti hoy te ha costado todo un post: «esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo».
Comprendo que nos olvidemos en ocasiones de estas expresiones sucintas y efectivas, sobre todo por el abuso que algunos estratos sociales hacen de ellas (tipo «ay, que ilu»), pero tampoco hay razones para que no las frecuentemos. Creo sinceramente que pretender algo más del «sich freuen auf» no tiene ningún sentido... y te lo digo yo que dedico parte de mi vida a desentrañar esta hermosa y terrible lengua.
En fin, Paco, sigue así. Cada día espero con más ilusión tus «postes».
Besos
Pablo
Cierto, difícil encontrarle traducción, me parece que el alemán es una lengua muy rica, hay palabras muy específicas que no podríamos traducir, el gemuetlich y otros conceptos muy propios de la cultura. Por eso es muy cierto esto de que las palabras se hacen... Me gusta este post :)
Saludos, bajo el mismo techo vienés
Curiosamente eso de me hace ilusión no es lo mismo para quienes hablamos español del otro lado del charco... de hecho, no hay una frase que encierre eso de "ya tengo ganas de que nos veamos" o algo así... Pero mi llamado de atención a Pablo es que el español o castellano va más alla de España y abarca más culturas, estructuras y sistemas fuera de la frontera española :)
No lo dudo, querido Anónimo. Por eso me limito al español estándar: al del diccionario y la gramática, sin meterme en más jaleos.
Saludos
Disiento parcialmente con lo que dice Pablo. Si bien lo de "me hace ilu" o "que ganas tengo de" se acerca mucho y de hecho se pueden aplicar para muchas situaciones, no existe una correspondencia al 100% con lo del "sich auf etwas freuen" en castellano. Si acaso, pese a que sería algo demasiado coloquial, se me ocurre el "que guay" o "guay" (que también en alemán está para ello el "super", pero se podría ver así).
Ay, Paco, lo que tú estás intentando aquí es traducir una cultura y no solo una lengua (y sí, lo sé, "qué se traduce cuando se traduce" sería otra apasionante discusión), tarea hermosa pero ardua porque, en realidad, ¿quién expresa este sentimiento en palabras en la cultura que nos concierne?
Por eso, no creo que se trate de si hay o no hay una correspondencia (que siempre la llega a haber aunque para ello sean necesarias frases completas), sino de si hay o no hay una situación en la cultura meta en la que yo expresaría este sentimiento en palabras sin sonar "raro". ¿Me explico? ;-)
Y cuando hablo de la cultura que nos concierne, hablo en mi caso de mi cultura materna como nativa del norte de España ;-)
Ya dirán otros hipanohablantes con otras culturas maternas.
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