La ministra de Cultura del Gobierno Español, Sra. Da. Angeles González-Sinde
22 de Diciembre.- Querida Ainara: durante todo el día de ayer se vivieron en el parlamento del país en que nací unas horas de enorme tensión. Se dirimía la aprobación o devolución al Senado de la llamada “Ley Sinde” que no es tal ley, sino un anexo de otra mayor llamada, con mucha pompa y circunstancia, “Ley de Economía Sostenible” (a buenas horas, mangas verdes, nos acordamos de la sostenibilidad de la economía; cuando los polos se hayan derretido haremos leyes “para un clima sostenible”).
Naturalmente, la ley es un parche de emergencia y, como tal, es una cutrez. Pero tan solo una de las cutreces relacionadas con este asunto pródigo en ellas. Yo soy de la (impopular) opinión de que es necesario legislar para proteger a los autores en internet. Es preciso que se implemente una legislación a nivel internacional que proteja la Industria de la Cultura. La nuestra y, en un mundo globalizado, la de los otros países.
La situación, en este momento, es la siguiente: imaginemos que, de pronto, alguien encuentra un mecanismo para neutralizar a los vigilantes de seguridad y a las cajeras de Carrefour y que la gente puede entrar y coger lo que quiera sin pagar. Eso es internet ahora. Si a eso le añadimos un país en el que la conciencia cívica tiende sin parar a cero, ya está organizada la tormenta perfecta.
La Ley Sinde hubiera sido mala porque hubiera permitido cerrar sitios web sin ninguna garantía jurídica. En todo caso “la comisión” encargada de ello y, de nuevo repito, en un país como España, estaría siempre amenazada por el partidismo o, simplemente, por esa conducta hispánica que se ha demostrado de tanta consistencia a lo largo de la historia: machacar al adversario.
Sin embargo, la situación actual en la que no hay una normativa que regule las descargas en internet, es insostenible. Si todo el mundo pudiera coger gratis lo que quisiera de Carrefour ¿Cuánto tiempo tardarían en cerrar las empresas de producción de leche? Nadie querría invertir en producir leche porque, obviamente, no sacaría beneficio. Y a pesar de lo malo que nos pueda parecer el sistema, el mundo está hecho así.
Los que protestaban estos días pasados porque no se podían descargar su serie favorita de los sitios que la ofrecen ilegalmente (o legalmente pero injustamente, porque en este caso la legalidad y la justicia han estado claramente separadas), no se daban cuenta de otra cosa . Por mucho que la posición de la Industria audiovisual sea enconada y absolutamente cerrada a cualquier solución que no sea la de devolver las cosas a su situación inicial (cosa que es imposible) cada vez que ellos dejan de comprar una canción o un disco, cada vez que se descargan una serie o piratean un juego, están dejando de pagar impuestos.
Y esos impuestos, Ainara, por mucho que escuezan al pagarlos, sirven para hacer carreteras, para construir bibliotecas, para hacer hospitales y, en general, para aumentar la calidad de vida de la ciudadanía. Los que se tildan de progresistas cuando lanzan exabruptos desde cualquier tribuna digital sobre cualquier regulación al respecto, son en realidad lo más reaccionario que hay. Como siempre lo es la multitud demagoga y cerril. La masa desatada es lo más parecido que hay al fascismo por mucho que se disfrace de democracia.
Por no hablar de que, Ainara, el de la cultura es un sector estratégico para una economía. Quienes defienden la permanencia de la situación actual, incluso acudiendo a “acciones” de bloqueo de páginas web adversarias o acogotamiento de los gobernantes legalmente elegidos (tácticas que, en mi opinión, aunque se disfrazan de poder popular no son más que matonismo de la peor especie) no se dan cuenta de que una de las pocas oportunidades que España tiene de reflotar su economía en estos tiempos inciertos es, por ejemplo, la de la extensión de su idioma. Y eso sólo se puede hacer con una industria cultural potente. Aunque las discográficas, las editoriales y las productoras de cine ganen mucho dinero. De nuevo, Ainara: por mucho que nos disguste, el mundo está hecho así.
El problema existe, Ainara, y creo que los internautas tenemos mucho camino de autocrítica que recorrer. Si no, España será cada vez un país más cutre, como lo son todos en los que la educación y la cultura no se cuidan como es debido.
Besos de tu tío.
4 comentarios:
Hola Paco,
Te doy la razón. Hay que admitir, sin embargo, que la tentación es grande, y que es defícil estar libres de pecado. Sin duda el modelo tradicional no es viable y ha de ser cambiado, y eso es muy difícil.
Sobre todo estoy más que de acuerdo que una de las barreras que los hispanohablantes hemos de romper es la de la difusión de nuestra lengua. Parece mentira que siendo un idioma global situado en el "top 5" de las lenguas más habladas por número de usuarios sea confundida por muchos con el italiano. Aunque claro, al menos ellos se molestaron en exportar los tortellini, los Ferrari y sus directores de cine.
Saludos.
Hola, Paco:
A mi me parece lógico que se regulen los derechos de la propiedad intelectual en internet. Creo que debe de hacerse.
Pero me da la impresión de que lo que se pretenden es poner parches y pagar favores a un "lobby" que en su momento ayudó al partido en el gobierno.
Las discográficas, los productores, los autores... deberían de darse cuenta de que el mercado está cambiando y adaptarse a él más que lloriquear pidiendo canonjías.
En España se pagan los discos muy caros, inexplicablemente. "Greetings from Asbury Park, N.J." un disco de Springsteen del año 1973 cuesta más de treinta euros en El Corte Inglés. ¿De qué?. ¿Quién se enriquece con eso?
Esporádicamente me bajo música, pero siempre es la música que jamás compraría, aunque puntaulmente quiera oir una canción o varias. Y mi gasto medio en CD y DVD originales te aseguro que está en más de 30 euros mensuales. No me siento un pirata, ni siento que haya dañado la creación de nadie.
No hace tantos años que, los que queríamos una banda sonora de película "un poco rara" teníamos que ir a Madrid o encargarla en una tienda de Londres a alguien que fuera. Los tiempos han cambiado, afortunadamente... para todos.
Una ley hace falta, sí. Pero una ley seria y consensuada, que no trate a los de siempre como sinvergüenzas. Por que no lo somos. Al menos, no todos.
Un abrazo.
Hola a los dos:
Gracias por vuestros comentarios:
A Alvaro: el potencial económico del castellano es impresionante. En Austria, cada vez hay más gente que lo aprende por que sí. En los colegios, los chicos eligen cada vez menos el francés -el espanyol les parece más fácil- por eso es muy importante en mi opinión aprovechar que somos uno de los grandes exportadores mundiales de libros (lo digo, porque ahora, con el e-book la piratería va a atacar a otro sector).
Lo que está claro es que el modelo actual, como tú dices, no funciona.
A Landahlauts: desgraciadamente, la mayoría de los usuarios de las webs de descargas no son tan mesurados como tú, me temo. De todas maneras: el otro día visité por primera vez una web de esas que se rasgaban las vestiduras por la ley Sinde. UNa de series. Y lo flipé porque los tipos tienen colgadas cosas de las que no son duenyos, que a ellos no les suponen ningún coste y, sin embargo, se lucran con la publicidad que les producen las visitas. Un lucro ilegitimo totalmente, en mi opinión.
En cuanto a la industria del disco, te diré una cosa: en Austria, en donde el fenómeno de la piratería y el P2P no alcanza, ni de lejos, las proporciones de Celtiberia, los discos y las películas son muchísimo más baratos que en Espanya. Porque hay demanda. Naturalmente, la normativa de aquí deja a la ley Sinde, en comparación, como la lista de los derechos civiles de una república bananera. O sea, que la ley es muchísimo más estricta.
Creo que aquí hay mucha gente que está ganando mucho dinero de manera ilegítima, creo que hay mucha gente que está tentándose la ropa porque se le ha acabado el chollo monopolístico del que gozaban (la industria audiovisual) y creo que, en general, por las dos partes hay mucha demagogia.
En fin, en cualquier caso, un problema difícil de resolver.
Saludos
Hola a los dos:
Gracias por vuestros comentarios:
A Alvaro: el potencial económico del castellano es impresionante. En Austria, cada vez hay más gente que lo aprende por que sí. En los colegios, los chicos eligen cada vez menos el francés -el espanyol les parece más fácil- por eso es muy importante en mi opinión aprovechar que somos uno de los grandes exportadores mundiales de libros (lo digo, porque ahora, con el e-book la piratería va a atacar a otro sector).
Lo que está claro es que el modelo actual, como tú dices, no funciona.
A Landahlauts: desgraciadamente, la mayoría de los usuarios de las webs de descargas no son tan mesurados como tú, me temo. De todas maneras: el otro día visité por primera vez una web de esas que se rasgaban las vestiduras por la ley Sinde. UNa de series. Y lo flipé porque los tipos tienen colgadas cosas de las que no son duenyos, que a ellos no les suponen ningún coste y, sin embargo, se lucran con la publicidad que les producen las visitas. Un lucro ilegitimo totalmente, en mi opinión.
En cuanto a la industria del disco, te diré una cosa: en Austria, en donde el fenómeno de la piratería y el P2P no alcanza, ni de lejos, las proporciones de Celtiberia, los discos y las películas son muchísimo más baratos que en Espanya. Porque hay demanda. Naturalmente, la normativa de aquí deja a la ley Sinde, en comparación, como la lista de los derechos civiles de una república bananera. O sea, que la ley es muchísimo más estricta.
Creo que aquí hay mucha gente que está ganando mucho dinero de manera ilegítima, creo que hay mucha gente que está tentándose la ropa porque se le ha acabado el chollo monopolístico del que gozaban (la industria audiovisual) y creo que, en general, por las dos partes hay mucha demagogia.
En fin, en cualquier caso, un problema difícil de resolver.
Saludos
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