Ventajas de viajar en tren (1/2)

El docto profesor Ottomeyer en una foto que no le favorece mucho

12 de Diciembre.- La Estación Oeste de Viena puede ser un lugar bastante deprimente si se visita a las siete de la mañana y se ha tenido que dormir poquito y concentrado. Sin embargo, aún en esas circunstancias, cuenta con un lugar que la salva: una de las tiendas de prensa mejor surtidas de la capital. En ella compré el otro día, antes de viajar a Munich, el último número de la edición española de Vanity Fair, en cuya portada Isabel Preysler parece la hermana pequeña de uno de sus nietos (milagros de San Photoshop, que todo lo puede, de una genética privilegiada y, por qué no reconocerlo, de la poca afición de Preysler a exponerse a los pérfidos rayos solares).
También adquirí un pequeño volumen, que ya he terminado y que, durante este largo fin de semana se ha convertido en mi droga favorita. Se trata de Jörg Haider, Mito y Herencia (Jörg Haider, Mythos und Erbe) y está escrito por el Sr. Klaus Ottomeyer que es, entre otras cosas (y según la contraportada del libro) Profesor de la Universidad de Klagenfurt, en donde desempeña el cargo de director del Departamento de Psicología Social, Psicoanálisis Etnográfico y Psicotraumatología.
El libro, lejos de ser, como yo me temía, un recuento más o menos amarillo de las gracias y desgracias del político fallecido es, en realidad, un ensayo documentadísimo sobre la historia reciente de Austria. Una disección pormenorizada (no exenta, por cierto, de un cierto sentido del humor) de algunas peculiaridades –no las más presentables- del alma colectiva austriaca y de uno de sus reflejos: la política.

El libro, a través del caso de Carintia (una región que tiene en Austria ese estado un poco excepcional que tuvo durante mucho tiempo Galicia en España) da algunas respuestas a algunas preguntas del millón. Por ejemplo ¿Qué mecanismos de la psicología colectiva actuaron para que Jörg Haider y su partido de entonces, el FPÖ, llegasen al poder? ¿Qué peculiaridades específicamente austriacas explican que tanto Haider como sus continuadores hayan practicado durante tanto tiempo y practiquen aún una modalidad de populismo de extrema derecha xenófobo y marrullero, a medio plazo tan indudablemente peligroso para la estabilidad de todo el edificio de la democracia austriaca como lo fue el nazismo para el edificio político alemán? ¿Por qué cuando acuden a las elecciones locales o nacionales utilizando, por ejemplo, eslóganes calcados del nazismo no sólo no pasa nada sino que sus peligrosas veleidades se minimizan? (a este respecto, cabe recordar, como lo hace el Sr. Ottomeyer que, cuando salieron a la luz las fotos de HC Strache saludando a la romana en medio de un grupo de neonazis, el canciller de entonces, Sr. Alfred Gusembauer, socialista, calificó el incidente como “un pecadillo de juventud”).

El libro de Ottmeyer es sumamente revelador y penetra finamente en los mecanismos que explican la pervivencia endémica de ciertos tics en la vida política austriaca.



2 comentarios:

Chus dijo...

Tu entrada de hoy es demasiado para mi, asi que me limitaré a comentar de lo que entiendo.

La Preysler no solo está guapísima por el san photosop como tu dices, sino que es guapísima y elegantísima y desde luego genética aparte me imagino que algun retoque se habrá hecho y no solo evita el sol sino que se cuida todo el día, buenas cremas, buenos masajes, buenas limpiezas de cutis, inyecciones de vitaminas en la cara, acido hialurónico, botox, etc.....

Hace bien, se lo puede permitir y encima se gana la vida con su fisico por ser imagen de firmas comerciales que la pagan un pastón.

Un abrazo Paco, me imagino que vendrás en Navidades a tu España, ¿no?

Paco Bernal dijo...

Hola Chus!

A mí la Preysler me parece una senyora listísima al estilo de las cortesanas francesas del XVIII. O sea, una persona muy culta y que se ha sabido mover en la vida. Muy discreta (con todo lo que ella podría contar).

En cuanto a tu pregunta, en 2010 las navidades tocan en Austria. Pero me desquitaré pronto :-)

Saludos