Pantallazo correspondiente a la edición de hoy de El País
16 de Diciembre.- Una regla fundamental para escribir con una mínima corrección es tratar, dentro de lo posible, de no meterse en jardines. La ignoró la persona que redactó el titular que precede a estas líneas y le metió una patada al diccionario (eso sí, en aras de la corrección política y de la composición tipográfica).
Analicemos con detenimiento la bestialidad de hoy. El titular anuncia el hallazgo del cadáver del hombre que vivía con una mujer que desapareció el domingo en la localidad madrileña de Boadilla del Monte. Y lo hace de la forma siguiente: “Hallado ahorcado la ex pareja de la mujer desaparecida el domingo en Madrid”. Para cualquier persona que haya superado con éxito sus años escolares (y también para cualquiera que, simplemente, tenga el español como lengua materna) es evidente que el redactor de la noticia se ha pasado por el forro la obligatoria concordancia de género entre "pareja" y "ahorcado". La pregunta es ¿Por qué lo ha hecho? (por cierto, de “Por qué”, “Porque” y “Porqué”, hablaré en el siguiente Hablando de Bestias porque tengo ejemplos a cascoporro y tengo que dar salida a las existencias).
En tiempos de menos permisividad social, felizmente idos, una mujer y un hombre sólo podían ser tres cosas en lo tocante a su estado sentimental y, por tanto, civil: novios, marido y mujer, y viudos. Sin embargo, en los últimos veinte años han surgido varias modalidades de relación que no exigen el paso por la vicaría o el juzgado. O dicho de otra manera, el comprar condones a pachas con alguien no conlleva ya un cambio en los registros estatales. Problema: no hay manera de nombrar estas formas de convivencia. O peor: la manera de nombrarlas conlleva un posicionamiento ideológico que no todo el mundo está deseoso de afrontar.
El articulista podría haber dicho que había sido hallado muerto “el novio” de la mujer desaparecida. Pero el noviazgo implica aún para mucha gente una transitoriedad que no se corresponde con una convivencia larga. Por otra parte, mucha gente es reacia a utilizar las palabras “novio” o “novia” para describir a la persona con la que comparte sábanas y manteles. Por muchas razones pero la principal de las cuales es, a mi juicio, que “novio” es un vocablo que se ha vuelto antipático por serio y por antiguo. A todos nos viene a la cabeza una amplia variedad de encantadores sustitutos que van desde el “Mi chica” al, íntimo, pero definitivamente privadísimo “chochín”.
En situaciones en las que se pretende una designación neutral de lo mismo, o en las que, por razones diversas, no se quiere declarar el género de la compañía sentisexual, se ha desarrollado el término “pareja”. En los idiomas sajones, la cosa no tiene más historia, porque se utiliza “Partner”. Un término que no tiene género que es incoloro, inodoro e insípido. De un parter, si sólo se sabe eso, que es partner, no se puede decir por qué servicio de los bares se decantará llegado el momento. Pero claro, “pareja” en español, es femenino. Y aquí viene el intríngulis. Porque ¿Qué pasa cuando como, en este caso, la pareja es “un parejo”?
Por otra parte, el articulista ha debido pensar que, si escribía “Hallada ahorcada la ex pareja de la mujer desaparecida el domingo en Madrid” el lector medio podía pensar que el cadáver encontrado pertenecía a una mujer y hubiera podido llegar a conclusiones que no se corresponden con la realidad.
Resulta curioso que, en el cuerpo de la noticia, nuestro plumífero despistado de hoy ha utilizado la fórmula “compañero sentimental” mucho más fina (y segura) pero indudablemente más larga que la opción elegida para dar título a la noticia.
2 comentarios:
Esto parece una clase magistral.Un abrazo y Feliz Navidad.
Esta mañana leí ese titular. Y no me di cuenta, pero ¿sabes? me costó trabajo entender lo que decía...
Saludos.
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