Dos dummos muy dummos

¿Qué tendrá el agua de Meidling? (Archivo VD)
1 de Octubre.- Dummo: Del al. Dumm (Tonto). Persona falta de inteligencia. Fig. Aquel  que no tiene todas las tazas en el armario.

Al final ha resultado que el misterioso Sniper no era un verrückto, sino un dummo. Vaya, dos.
El jueves pasado, la policía vienesa detuvo a Raphael R. (de profesión, su paro) y a Lukas G. (vendedor) en el curso de la operación puesta en marcha para cazar a la persona que se dedicaba a dispararle a los transeúntes con una pistola de aire comprimido.
 
Ninguno de los dos veinteañeros, que se conocían desde sus días escolares, casaban nada con el tipo del psicópata al estilo Hollywood. Sin embargo, y a falta de que se conozcan más datos sobre el caso, en donde sí parecen encajar es en toda una tradición de delincuentes austriacos más bien patosillos y tocados del ala, del tipo de Franz Fuchs, el tipo que se dedicaba a mandar cartas bomba a personalidades austriacas, y que luego resultó ser un pobre hombre.
Después de que la policía ofreciese una recompensa de 22.000 Euros, se recibieron unas trescientas pistas. Entre ellas, el testimonio de una víctima que afirmaba haber visto un Opel Astra blanco con matrícula WU o W. La víctima había llegado incluso a perseguir al agresor.
A través de las matrículas que pudieran corresponder a la descripción, los policías encontraron 800 Opel Astra blancos del modelo G. Tras investigar alrededor de 50 vehículos y a sus propietarios, dieron en el blanco el jueves pasado a las nueve.
En el coche de una mujer del distrito de Meidling se encontró munición y una pistola. (Por cierto, el mismo vecindario en que también vivía Esti, la Princesa de Hielo, ¿Qué tendrá el agua de ese barrio?) En fin. El coche lo utilizaba casi exclusivamente el hijo de la propietaria (nuestro viejo conocido Raphael, el parado). Al ver la pistola y los balines, el joven confesó. La segunda parte del dinámico dúo no tardó mucho en cantar. Habían comprado la pistola, de manera totalmente legal, en una armería.
El vecino que sospecha el olor a podrido en la vida de todos nosotros, tampoco ha faltado en este caso. El caballero ha aseverado que, ya desde niño, Raphael había demostrado que le gustaba dispararle a sus prójimos; aduce para afirmarlo la predilección del muchacho por las pistolas de plástico. Moviendo la cabeza, ha dado a entender que Raphael era de esos niños raros a los que les gustaba arrancarle las alas a las moscas y cortarle el rabo a las lagartijas.
Los dos acusados se encuentran en prisión preventiva y el juez que entiende del caso tiene que decidir aún si los enchirona o no. Supongo que, para hacerlo, un factor importante será conocer lo que nadie conoce aún: el porqué de todo esto.

2 comentarios:

Chus dijo...

Hoy te mando el abrazo desde San Sebastián, con una temperatura de 32 grados. Increíble, verdad?

Besos

amelche dijo...

El porqué quizá sea alguna apuesta tonta, vete a saber... Madre mía, ya están los cotillas de siempre, con lo que me gustaba a mí jugar con escopetas (de esas que disparaban un corcho atado con una cuerdecita, para que no se te perdiera al disparar) y no por eso he acabado siendo terrorista.