En bolingas y al solete
14 de Abril.-La ventaja de un escritor es que lleva su instrumento de trabajo encima. Hoy, me he traido Viena Directo a orillas del Danubio, y escribo este post con un boli del Kronen Zeitung que me regalaron en Graz, al sol, desnudo, y rodeado de ciudadan@s en pelotas que disfrutan de este día de abril tan republicano y primaveral.
Una de las cosas que no te crees nunca cuando llegas aquí es lo que te dicen los veteranos:
-Algún día necesitarás el sol.
Los españoles tenemos ante el astro rey la actitud ambivalente del que es rico y no aprecia realmente la necesidad que los demás tienen de lo que a él le sobra. Pero es que un día te despiertas y te das cuenta de que necesitas que el sol te dé en la mayor superficie posible de tu cuerpo, porque ya has agotado las reservas de luz. Y no sabes por qué, pero tu humor mejora y te sientes flex. Ese día pasan a la historia todos tus cachondeos a propósito de los guiris que, en cuanto el sol asoma, cubren los céspedes rancios de Hyde Park y otras praderas gratuitas en busca del rayo perdido.
En fin. A dos metros de mí, una pareja que se acaba de bañar en el Danubio, se hace carantoñas exponiendo a los elementos su desnudez nada perfecta. Cerca del río, un niño sacado de un cuadro de Sorolla juega con el reflejo del agua bajo la atenta mirada de un anciano musculoso de testículos colganderos y cadena de oro. Por la cinta de asfalto que nos separa del río, un par de mujeres orondas con sandalias doradas de taconazo y pechamen rendido a la evidencia de los años, pasea tranquilamente charlando en dialecto vienés.
Las libélulas sobrevuelan el verde como cazas art nouveau conducidos por un barón rojo diminuto y los patinadores recorren pausadamente la mañana dejando una estela fluorescente de sudor.
Fuera complejos.
Arriba el sol.
2 comentarios:
Vaya… lo prometido es deuda y veo que tú lo cumples, ¿eh? Aquí está el post que me prometiste hablando de “la facilidad que tiene esta gente para despelotarse”. =P Bueno, ya sabrás que en el tema sol, no coincido contigo. Será que mis reservas de luz están cubiertas por los siglos de los siglos, dado el lugar en el que vivo. Pero eso es como todo: cuando hablo con mi primo y de su vida noruega, le digo que no sabe lo afortunado que es por disfrutar de esas condiciones meteorológicas; en cambio el resto de la gente dice: “¡No! ¿Qué dices? A mí me entraría depresión”. A mí lo que me entra es mala leche cuando oigo en la tele “Sigue el buen tiempo en este cálido verano”. Si a 43 ºC con 70% de humedad lo llaman buen tiempo… el infierno debe ser “Paradise City”.
El sol me molesta y el calor me enerva. Prefiero las frías mañanas vienesas, que tornan el gesto en rictus y la pereza en energía. Te adjunto un enlace a un programa sobre libros: merece la pena verlo.
Con internet puede verse sin problemas. Saludos.
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